IDEAL
Lunes, 6 de abril 2020, 12:28
Hay lugares en el planeta en el que la vida camina a un ritmo distinto. Lugares que parecen mantenerse ajenos al estrés del resto del mundo y en los que el mayor sobresalto es que suceda algo. La Isla de Corvo, en Portugal, se ha ... convertido en un buen ejemplo de esto en plena crisis del coronavirus. Este pequeño paraje luso puede asegurar con orgullo que es uno de los pocos en los que no hay contagios de Covid-19.
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Su origen volcánico y su particular situación geográfica se han convertido en sus grandes aliados. Situada en el archipiélago de las Azores y por lo tanto en pleno Océano Atlánto, su ubicación aislada le ha permitido blindarse contra el coronavirus. A la Isla de Corvo no va nadie. Tan solo un barco de mercancías tiene permitido viajar hasta este lugar, para evitar que sus ciudadanos puedan quedarse desabastecidos.
Pero en Corvo no hay indicios de que el coronavirus haya tomado presencia en ella ni de que sus vecinos estén dispuestos a comprobarlo. Sus quinientos habitantes apenas salen de casa y asumen que su habitual aislamiento es ahora su mejor baza para sobrevivir. En este lugar, la única actividad económica que se mantiene es la de la producción de un queso con denominación de origen que hace aún más singular a la isla. Tan lejos de todo que ni el coronavirus la ha visitado.
Crisis del Coronavirus
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