![El consumo de cocaína en España acelera su escalada](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202106/25/media/cortadas/cocaina-kBpB-RIBxBEiZMM5AgT2qZ0HQ6CM-1248x770@RC.jpg)
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El consumo de cocaína, por el momento, parece que no tiene techo en España. Los adictos a esta droga no solo se han disparado en los últimos años sino que los datos demuestran que van a más, que aceleran su ritmo de crecimiento. Así lo indica el Observatorio Proyecto Hombre, la mayor ONG española dedicada al tratamiento de las drogodependencias, que atiende a unos 19.000 españoles cada año.
Aunque es habitual que muchos adictos sean politoxicómanos, la sustancia principal más consumida es la cocaína, que tiene enganchados a cuatro de cada diez personas que acuden a pedir ayuda a esta organización. Su peso sobre el total de las adicciones no ha dejado de crecer desde finales del siglo pasado, pero se ha disparado en la última década. En ocho años ha pasado de ser la adicción fundamental del 27% de los usuarios de Proyecto Hombre a condicionar la vida del 39%, lo que significa un aumento del 44% muy poco tiempo. Pero lo peor es que esta peligrosa tendencia se aceleró en 2020. Durante el año de la pandemia no hubo aumento del consumo general de estupefacientes, pero los adictos a la cocaína subieron un 11%. Sumaron en doce meses la cuarta parte de todo el crecimiento desde 2013.
La droga dura que en la década de los noventa arrebató el liderazgo en este trágico ranking a la heroína, la 'coca', no para su ascenso mientras el 'caballo' prácticamente ha desaparecido. Las 'papelinas' que arrasaron, sobre todo en los años ochenta, a una generación de españoles tienen hoy un uso marginal tanto entre hombres como entre mujeres. Son el 2,5% de los adictos que recurren a Proyecto Hombre. Justo la mitad que hace ocho años.
La segunda droga que más adictos provoca es el alcohol. Es un producto que toman de manera abusiva el 36% de los que piden ayuda y que, además, es la sustancia principal a la que están enganchados el 23%. El único dato positivo es que el porcentaje de adictos atendidos no ha sufrido prácticamente vaivenes en una década. Está estabilizado. La suma de cocaína y alcohol supone el 75% de los pacientes de la ONG.
La tercera sustancia más popular es el cannabis. Los enganchados a este derivado del cáñamo, un 7,3% de los que atiende la organización, iniciaron en la última década un descenso suave, pero paulatino. Son un 17% menos que en 2013, con caídas en el último año entre los hombres y un repunte entre las mujeres.
Entre las adicciones minoritarias destaca la anfetamina. Los usuarios que acaban por acudir a Proyecto Hombre por culpa de este potente estimulante sintético son pocos, el 1,8%, pero se han duplicado en ocho años. En 2020, sin embargo, se ha frenado la tendencia con un descenso del consumo problemático, posiblemente mermado por el confinamiento y las limitaciones al ocio en general y sobre todo al nocturno.
El informe destaca una diferencia radical en las adicciones según sexo. Mientras entre los hombres la cocaína es claramente el problema para el 41% de ellos, entre las mujeres la sustancia que más condiciona su vida es el alcohol. Lo hace en el 36% de los casos, pero además con una influencia enorme. Mientras los adictos a la cocaína entre los varones son once puntos más que entre ellas, la mujeres enganchadas al alcohol son casi 16 puntos más que los hombres.
El perfil mayoritario de los usuarios de Proyecto Hombre es un varón de unos 38 años, con trabajo y vida sociofamiliar estable, pero con un nivel de formación bajo. Solo el 16,5% de quienes les piden ayuda son mujeres, pero Elena Presencio, directora de la asociación, tiene claro que es porque en España existe un enorme número de «adictas ocultas». Mujeres con serios problemas con las drogas, pero que no se atreven a dar el paso porque la sociedad les estigmatiza más que a los hombres, porque tienen menos apoyo social que los varones y porque son más «vulnerables», pues suelen tener más cargas familiares y pertenecer a colectivos en riesgo de exclusión social.
No es un problema solo de España. A la vista de los datos es un error de los ciudadanos en todo el mundo. Según denuncia la ONU y corroboran las ONG españolas, la sociedad, y de manera especial los más jóvenes, han dejado de percibir con claridad los riesgos para la salud y la convivencia derivados del consumo de drogas. El descenso de la percepción de riesgo en Europa es del 25% y en EE UU del 50%. En España, las drogas eran en 1994 la segunda preocupación de la sociedad. Ahora solo desvelan al 0,2% de los preguntados. Están a la cola de las preocupaciones. Por este motivo, Proyecto Hombre ha lanzado una campaña de concienciación ciudadana sobre los grandes riesgos que acarrean con el lema #CombateLoinvisible.
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