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Lunes, 1 de abril 2019
El fallecimiento en Motril de una niña de menos de un año de meningitis ha puesto en escena una vez más la alerta por esta enfermedad, una gran desconocida para familiares de los afectados, que en ocasiones no saben cómo identificar los posibles síntomas provocados por bacterias como el neumococo.
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La meningitis es una infección que inflama las membranas encargadas de cubrir el cerebro y la médula espinal. Puede clasificarse en bacteriana, viral o micótica -producida por hongos- siendo la primera la que afecta a personas más vulnerables como recién nacidos o ancianos.
Se transmite a través de vía respiratoria, por medio de las expulsiones bucales por medio de un estornudo, por ejemplo. La infección entra por ojos, boca o nariz. Su periodo de incubación medio es de 4 días, pudiendo oscilar entre los 2 y los 10.
- Fiebre y escalofríos
- Cambios en el estado mental
- Náuseas y vómitos
- Sensibilidad a la luz (fotofobia)
- Dolor de cabeza intenso
- Rigidez en el cuello
- Agitación
- Fontanelas abultadas
- Disminución del estado de conciencia
- Alimentación deficiente o irritabilidad en los niños
- Respiración rápida
- Postura inusual con la cabeza y el cuello arqueados hacia atrás (opistótonos)
Además, si los afectados bebés o niños pequeños se puede manifestar con una negativa a comer, con el cuello rígido, cuerpo flácido o dificultad para despertarse.
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La meningitis suele afectar en especial a niños menores de un año, pero tiene un segundo pico de incidencia (entre 1 y 9 años) y un tercero (de 15 a 19). En los menores de 3 años suele tener peor pronóstico según recalca el medio citado con anterioridad. Ahora han lanzado una nueva vacuna, sobre la cual destacan su efectividad, para combatir la meningitis.
Para la meningitis neumocócica se debe iniciar terapia con antibióticos tan pronto como sea posible: la ceftriaxona es uno de los más comúnmente utilizados. Si el antibiótico no está haciendo efecto y el médico sospecha que hay resistencia a éste, se utilizan vancomicina o rifampicina. En ocasiones, se pueden utilizar corticosteroides sistémicos, especialmente en niños.
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