![El taller de los prodigios](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201911/09/media/cortadas/Imagen%20OCH_FACTUMARTE_04-kYSB-U90634661574UUB-624x385@Ideal.jpg)
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josé antonio guerrero
Sábado, 9 de noviembre 2019, 00:10
Bandadas de mariposas revolotearon en el estómago de los perplejos arqueólogos de todo el mundo al conocer que Nicholas Reeves, uno de sus más reputados colegas, creía haber descubierto al fin la misteriosa tumba de Nefertiti escondida en la cámara mortuoria de su hijastro, Tutankamón. ... Reeves manejaba esta teoría tras estudiar minuciosamente una réplica exacta del sepulcro del faraón niño en la que, tal era la fidelidad de la copia, halló unas grietas en la textura de las paredes, lo que, a su juicio, revelaría la existencia de una cavidad oculta donde reposaría la legendaria y bellísima reina que vivió hace casi 3.500 años. La corazonada del egiptólogo británico, abrazada al principio con estusiasmo, luego con dudas y finalmente rechazada de plano, hizo correr ríos de tinta y puso en el mapa a Factum Arte, la empresa española que hizo la clonación milimétrica de la tumba de Tutankamón por encargo del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. La sepultura 'made in Spain' se inauguró en Luxor en abril de 2014 y dejó boquiabiertos a los expertos egipcios por su perfección. Hoy sigue cumpliendo con creces el fin para el que fue reproducida al detalle: disminuir la presión de visitantes a la original, la que descubrió hace casi un siglo Howard Carter, y ayudar de ese modo a su preservación.
A estas horas en Mosul también se está hablando de Factum Arte. Y sin reparar en elogios. La ciudad iraquí devastada por los yihadistas celebra la recuperación de dos 'lamassu', esas imponentes estatuas de seres mitológicos con forma de leones alados y cara de hombre. Las figuras, otro de los trabajos de la firma española, son un calco de los 'lamassu' que adornaban la sala del trono del rey asirio Asurnasirpal II (883-859 AC). Las dos tallas se exponen en el Museo Británico, a donde se desplazó un equipo de Factum para escanearlas digitalmente y, posteriormente, reproducirlas en sus talleres de Madrid. Trasladadas a Irak en un avión del Ejército del Aire español, los 'lamassu' se acaban de instalar en la biblioteca de la Universidad de Mosul, destruida por el Estado Islámico en 2014 en aquella furia iconoclasta de los yihadistas que terminó con lo mejor del patrimonio arqueológico iraquí. De ahí el tremendo simbolismo de estas majestuosas piezas (tres metros y medio de altura y mil kilos de peso), que ya son conocidas como 'Los ángeles guardianes de Mosul', y que la ciudad ha recibido emocionada como «un mensaje de esperanza».
Los copias han sido fabricadas en una discreta nave industrial del populoso distrito de San Blas, donde nadie adivinaría lo que se maquina tras sus paredes. El pabellón carece de entrada principal y del clásico letrero de empresa. Sólo hay un papelito que informa de que el acceso se esconde al final de un pasillo lateral. Y al fin, tras el umbral de lo que fue un antiguo taller de mecánica y electricidad, emerge del anonimato toda una factoría de sorpresas. En esa guarida, un ejército de cincuenta profesionales de diez nacionalidades (sobre todo ingleses, como su director, Adam Lowe) se afanan en producir maravillas. Arquitectos, ingenieros, escultores, fotógrafos, licenciados en Bellas Artes, carpinteros, historiadores... trabajan codo con codo en las creaciones más asombrosas.
Hay talleres de pintura y soldadura con gente enfundada en monos blancos y mascarillas; en otra sala una mujer joven brega con moldes de resina; y más allá se abre un mundo de ingenieros destripando escáneres tridimensionales e impresoras que reproducen cualquier obra de arte sobre madera, cristal o acero inoxidable, respetando la textura exacta de los pigmentos. Todo en Factum Arte (que cuenta también con una Fundación) se dirige a combinar la tecnología digital de última generación y los procesos artesanales más ancestrales con el fin de documentar y reproducir monumentos en situación de riesgo en cualquier rincón del planeta, como forma de preservar ese patrimonio.
Con esa filosofía se construyeron las réplicas de los 'lamassu' y ahora, en la misma nave, se remata una copia en 3D de la última cueva declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. Por encargo del Gobierno canario, Factum Arte ha reproducido la llamada cueva C6, la más antigua del yacimiento de Risco Caído, en Artenara (Gran Canaria). A falta de ensamblar la planta circular y la cúpula de cuatro metros de este santuario aborigen, se pueden apreciar los grabados rupestres de sus paredes (copia de los originales), donde aparecen cazoletas excavadas en la piedra, dibujos de triángulos púbicos (símbolo de la fertilidad) y bajorrelieves. Como ya sucede en Altamira, la 'neocueva' evitará el deterioro que sufriría el yacimiento canario si se abriera a todos los que desean conocerlo. La réplica, fabricada con resina, se instalará a final de año en Artenara. «Esta reproducción permitirá preservar la original, que tiene unas condiciones muy especiales», detalla la francoitaliana Louise Sala, ayudante de Lowe en Factum Arte.
Unos metros más allá de los 'lamassu' y el facsímil de la cueva canaria reposa lo que podría ser una falsificación de la célebre Capilla Borgherini, que se encuentra dentro del pequeño templo de San Pietro in Montorio, en Roma. Se trata de un proyecto que Factum hizo para una exposición en la que la National Gallery de Londres hermanó en 2017 a dos genios y amigos, Miguel Ángel y Sebastiano del Piombo, que decoró la Capilla Borgherini, con ayuda del pintor de la Capilla Sixtina. La pieza reproduce con exactitud la original: su tamaño, la textura y los más pequeños defectos que presenta la que preside el templete romano. Es marca de la casa que sus fidelísimos 'clones' reflejen las dentelladas que el paso del tiempo deja en las obras originales.
Y así también sucede con otras piezas que van jalonando el recorrido por el interior de la nave industrial: unos murales de deidades egipcias por aquí, un manuscrito musulmán de hace mil años por allá, un gran cuadro de la Última Cena colgado en una pared, o el sarcófago de Seti I, quizás una de las mejores creaciones de Factum.
La última morada de este faraón egipcio, padre de Ramsés II, es una de las tumbas más hermosas del Valle de los Reyes, y el ataúd de alabastro donde fue enterrado, una de las joyas del Museo Sir John Soane, en Londres. Allí se encuentra la pieza original desde que su propietario, el citado sir inglés, se la compró al cazador de tesoros Giovanni Battista Belzoni en 1824. Tal fue la alegría de Soane al recibir el sarcófago de Seti I, que organizó una fiesta de tres días para celebrar el acontecimiento. Pues bien, al coleccionista le habrían podido dar el cambiazo por el que han clonado los expertos de Factum, y posiblemente ni se habría enterado. Sencillamente, son indistinguibles. Tres expertos de Factum, Pedro Miró, Manuel Franquelo y Ferdinand Saumarez Smith, se desplazaron a Londres para hacer la digitalización en alta resolución del sarcófago. Emplearon la técnica de fotogrametría digital. Dispararon 4.500 fotografías sobre la pieza para luego poder recrear con exactitud matemática la forma, las dimensiones y cada una de las centenares de inscripciones jeroglíficas talladas sobre la piedra del sarcófago. Luego hicieron lo propio con los murales que decoraban la tumba de Seti, que se hallan desperdigados en distintos museos europeos, a los que se desplazaron los 'copistas' de Factum para escanearlos. De este modo, la empresa puede ofrecer hoy una réplica del conjunto sepulcral (sarcófago y pinturas), que es lo que vio Belzoni en octubre de 1817, cuando descubrió la tumba.
El uso de escáneres para la conservación del patrimonio cultural marca la historia de Factum, que nació hace 18 años de la mano de Lowe, un artista obsesionado con maridar los procesos artesanales y los tecnológicos. Ellos mismos han desarrollado sus propios ingenios para ganar en precisión. Fruto de esas investigaciones son un escáner 3D que han bautizado con el nombre de Lucida (diseñado por el artista e ingeniero Manuel Franquelo, uno de los fundadores, junto con Lowe) o el desarrollo de impresoras digitales de superficie plana o impresoras 3D que pueden imprimir en cemento. La tecnología al servicio de la conservación. Como en el caso de la tumba de Seti. «No intentamos recrear el objeto como estaba en su tiempo, sino como está ahora. El sarcófago está construido en alabastro y originalmente era blanco. Cuando se llevó a Londres, la pieza amarilleó por la altísima polución que cubría la ciudad; más adelante, los ingleses trataron de restaurarlo y devolverle el color original, que tenía pequeñas incrustaciones de colores... Todo eso lo hemos respetado», ilustra la francesa Adriana Bustamante, una licenciada en Derecho e Historia del Arte que también forma parte del equipo de Lowe, quien se encuentra de viaje tras haber supervisado en Mosul la instalación de los 'lamassu'.
Hay veces que rompen esta regla. Ha ocurrido con 'El Pasmo de Sicilia' (también conocido como 'Caída en el camino del Calvario'), que Rafael, el gran artista del Renacimiento, pintó hacia 1515 sobre tablones de madera para presidir el altar mayor del convento de Santa Maria dello Spasimo (Nuestra Señora de las Angustias) de Palermo, en Sicilia. La obra cayó en manos de Napoleón, que ordenó el traslado de la capa pictórica de la tabla original al actual lienzo, que se exhibe en el Museo del Prado. Pues bien, Lowe ha devuelto el óleo a los paneles de madera, tal y como lo concibió Rafael en el siglo XVI, y así regresará a la iglesia siciliana donde se enseñó por primera vez. «Al final, el facsímil está más cerca del concepto original del artista y es más respetuoso con su idea en comparación a lo que se muestra en El Prado», ilustra la periodista Carmen García Figueras, que formó parte del núcleo fundador de Factum.
Gobiernos, fundaciones, museos... Factum cuenta con clientes en todo el mundo. Trabajan con la National Gallery, el British Museum, el Ministerio de Antigüedades de Egipto, el Museo del Vaticano, el Moma, la Universidad Nacional de las Bellas Artes de Tokio, El Prado... y también con los indígenas del Mato Grosso, en Brasil, quienes van a recuperar gracias a la empresa española una de sus cuevas rupestres más queridas. La original, con sus grabados en la roca que contaban la historia de una tribu de la zona, ha sido objeto de vandalismo, echando a perder las inscripciones (petroglifos). Lowe y su gente ha conseguido recuperarlas. Hace unas semanas, una delegación indígena voló a Madrid para comprobar el resultado final de la copia. Y se emocionaron al ver su cueva 'milagrosamente' salvada.
Junto a la reproducción de obras de arte, la otra gran pata de Factum Arte consiste en materializar las ideas que se les ocurren a las mentes más creativas del arte actual. En el taller madrileño hacen realidad las de toda una nómina de artistas contemporáneos, como Marina Abramovic, la reina serbia del 'performance', Maya Lin, el escultor Anish Kapoor, Marc Quinn, el mexicano José Dávila o el colectivo de artistas cubanos Los Carpinteros. «Muchos tienen sus propios talleres, pero necesitan investigar algo diferente o quieren crear algo más complicado técnicamente y nos contratan a nosotros», explica Louise Sala.
En la actualidad, Factum tiene un centenar de proyectos abiertos con artistas e instituciones culturales de todo el mundo. Seguramente, la que más dará que hablar es la que ahora mismo la factoría está creando con todo sigilo para la próxima exposición de Marina Abramovic en la Royal Academy de Londres, y de la que en Factum no sueltan prenda por discreción... y, por supuesto, por amor al arte.
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