TEXTO: JAVIER GUILLENEA FOTOGRAFÍA: AFP
Domingo, 16 de diciembre 2018, 00:35
Después de años de guerra civil, Mogadiscio, la capital de Somalia, trata de levantar la cabeza, aunque no lo tiene fácil. La ciudad es todavía un catálogo de escombros y los islamistas radicales de Al Shabaab no pierden oportunidad para hacer estallar bombas en sus calles, pero, por lo menos, está mejor que el resto. El país entero sufre una gran hambruna, una más de las que ha padecido en las últimas décadas; la guerra, que parece haberse alejado de la capital, sigue haciendo estragos en las regiones periféricas; la sequía no cesa y la agricultura no da más de sí en un suelo cada vez más erosionado.
Publicidad
Tanta catástrofe contrasta con la imagen de Hawa Adam Hassan frente a una máquina de coser y una botella de agua mineral. Ella es una universitaria de 23 años que sueña con convertirse en diseñadora de moda profesional. Con su máquina y sus tijeras, elabora vestidos que vende a través de internet. Como ella, muchos habitantes de Mogadiscio se han rebelado contra la desesperanza y han comenzado a abrir pequeños negocios. En la capital ha resurgido el sector inmobiliario y en la costa los piratas han vuelto a sus barcos de pesca. Pese al hambre y al rugido de los fusiles, los somalíes siguen soñando.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.