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¿Qué tipos de test COVID-19 hay? Diferencias, ventajas e inconvenientes

¿Qué tipos de test COVID-19 hay? Diferencias, ventajas e inconvenientes

Existen dos grandes grupos: las pruebas de infección activa y las de anticuerpos

Ideal

Domingo, 13 de diciembre 2020, 12:18

Detectar cuándo una persona tiene COVID-19 es clave para frenar los contagios, ya que así se inicia el protocolo de aislamiento y rastreo de contactos. Para este fin existen diversas pruebas, si bien no todas proporcionan los mismos resultados. Antes de decidir qué prueba hacerse, es necesario conocer qué mide cada una y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.

Según explica la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), hay que distinguir entre dos grandes grupos de pruebas de COVID-19: las de infección activa y las de anticuerpos. Las primeras indican si una persona está o no infectada en el momento de realizarse la prueba y pueden ser de dos tipos: PCR y prueba rápida de antígenos.

En cuanto a las pruebas de anticuerpos, rastrean si el virus ha pasado por el organismo, es decir, rastrean los anticuerpos que el sistema inmunitario ha producido frente al virus. Si éstas son positivas, significa que ha habido infección pasada, pero en la mayoría de casos no aportan información sobre la situación actual. Para conocer este resultado se puede realizar un análisis de sangre o usar uno de los kits «rápidos» que están llegando a las farmacias y para los que hay que tomar una muestra de saliva o una gota de sangre.

La OCU destaca que es importante diferenciar entre los dos tipos de test «rápidos»: una cosa son las pruebas rápidas de antígenos y otra las pruebas rápidas de anticuerpos.

Prueba PCR

La PCR detecta el material genético del virus e indican si la persona está infectada en ese momento. Esta prueba se debe realizar cuando una persona presenta síntomas de COVID-19. Idealmente, en las primeras 24 a 48 horas. La PCR tiene la ventaja de que es muy sensible si la muestra se ha recogido correctamente y además puede detectar el virus en las primeras 24 a 48 horas tras el contagio, ya que amplifica el material genético del virus aunque se encuentre aún en poca cantidad. Como inconvenientes la OCU cita su coste elevado (vale entre 115 y 180 euros), su complejidad técnica, la dilación en los resultados (tardan varias horas) y el hecho de que puede seguir dando positiva en personas curadas pero que aún acumulan restos de virus en su organismo.

Prueba rápida de antígenos

Identifica algunas proteínas de la cubierta del virus para determinar si en ese momento se está sufriendo infección por SARS-CoV-2. Al igual que ocurre con la PCR, esta prueba se debe realizar cuando una persona presenta síntomas de COVID-19. La prueba de antígenos tiene dos ventajas según la OCU: es rápida (se obtienen resultados en pocos minutos) y, si hay síntomas, es capaz de detectar la infección con una eficacia equiparable a la de la PCR con menor complejidad técnica y a menor coste (vale entre 40 y 75 euros aproximadamente). Su inconveniente es que es menos sensible que la PCR durante la fase asintomática.

Pruebas de anticuerpos

El cuerpo reacciona ante el virus fabricando diversos anticuerpos que permiten al sistema inmunitario defenderse. En concreto los test de anticuerpos miden los IgM y los IgG. Los anticuerpos IgM aparecen unos días después de comenzar la infección. Normalmente se detectan a partir de la primera semana y desaparecen un par de semanas después. Los anticuerpos IgG no comienzan a elevarse hasta el final de la infección y persisten elevados durante meses. Por ello, los test de anticuerpos sirven para conocer si se ha pasado la infección (o si se está en su final) pero no para indicar infección activa.

De acuerdo con la OCU, estos test tienen dos ventajas: la detección de anticuerpos es técnicamente más sencilla que la PCR y puede hacerse mediante análisis de sangre (serología) o mediante kits rápidos de venta en farmacias. El inconveniente es que no detecta la presencia del virus, sino simplemente la respuesta inmunológica del organismo. En cuanto al precio, una prueba serológica cuesta de 50 a 60 euros y los kits rápidos que se venden en farmacias se pueden encontrar a partir de 25 euros.

Cómo interpretar los resultados de una prueba

En el caso de la PCR o prueba de antígenos, si la prueba es positiva la persona está infectada, es un «caso confirmado». Si el resultado es negativo, normalmente se descarta infección, aunque pueden existir falsos negativos. Si persiste la sospecha de infección, habría que hacer una segunda prueba, idealmente una PCR. Otra opción, si ha pasado más de una semana desde el inicio de los síntomas y persisten las dudas, es hacer un análisis de sangre para intentar detectar los primeros anticuerpos que produce el sistema inmunitario, los IgM.

En cuanto al test de anticuerpos, los resultados se interpretan de la siguiente manera:

- Si a una persona sin síntomas se le detecta IgG en sangre pero no IgM, significa que la infección ocurrió hace semanas o meses.

- Si se detecta tanto IgG como IgM significa que la infección ha sido más cercana. Si la IgG es positiva no es necesario aislarse ni buscar contactos.

- Si el resultado es negativo para anticuerpos IgG pero positivo para los IgM, puede ser indicador de que nos encontramos ante una infección todavía no resuelta. En este caso habría que realizar una prueba de infección activa.

Hay que tener cuidado a la hora de interpretar los test de anticuerpos, ya que el resultado puede ser negativo y la persona estar infectada en ese momento,.

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