Elena Quirantes
Jueves, 19 de noviembre 2020, 12:33
La vacuna DTP, que se administra a los niños frente a la difteria, el tétanos y la pertussis (la tos ferina) podría generar inmunidad cruzada frente al SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19. Esta es la conclusión de un estudio realizado ... por el inmunólogo Pedro A. Reche, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Los resultados de su investigación se han publicado en la revista 'Frontiers in Inmmunology'.
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Este experto realizó durante los meses de marzo, abril y mayo un estudio para saber si la exposición a ciertos patógenos tendría relación con la respuesta inmunitaria excesiva que había tras los casos más severos de COVID. «También quise analizar si la inmunidad inducida por las vacunas podía estar protegiendo al segmento pediátrico de la población», indica Reche.
El estudio lo realizó in silico (computacionalmente), lo que le permitió comparar la secuencia de aminoácidos de los antígenos de varias vacunas y de 25 patógenos con la secuencia de aminoácidos de los antígenos del SARS-CoV-2. Todo ello con el objetivo de identificar potenciales respuestas inmunológicas cruzadas.
Con esta comparación, Reche descubrió que los virus sometidos a vacunas pediátricas no tienen inmunidad cruzada con el SARS-CoV-2. De la misma manera, otros virus comunes como el rhinovirus, los herpesvirus o el virus de la gripe tampoco inducen inmunidad cruzada con el SARS-CoV-2, lo que descarta que la memoria inmunológica frente a estos virus pueda tener un rol patológico o protector en la COVID-19.
Sin embargo, el análisis reveló que las vacunas combinadas para el tratamiento frente a la difteria, el tétanos y la pertussis (vacuna DTP) –que se administran en la infancia– son fuentes significativas de una potencial inmunidad cruzada frente al SARS-CoV-2. Esto significa que la vacuna DTP podría crear inmunidad frente al coronavirus porque esta vacuna «incluye un número importante de epítopos compartidos con el SARS-CoV-2», explica Reche. Los epítopos son cada una de las partes de un antígeno capaces de provocar respuesta inmune y de combinarse con el anticuerpo específico producido por esa respuesta.
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Reche detalla que la vacuna pediátrica DTP se administra tres veces durante el primera año de vida y de nuevo entre los cuatro y seis años. Asimismo, a los adolescentes se les suministra un recuerdo con menor carga antígénica de los componentes de difteria y pertussis (Tdap). Para quienes no se la pusieron de niños la OMS recomienda que «se pongan la vacuna tetánica Td o la Tdap. La DTP pediátrica no se pone a adultos», explica este experto.
Lo que Reche plantea en su artículo es que «se debería evaluar mediante un ensayo clínico la posibilidad de que la vacuna DTP protega frente a la COVID en la población general». Actualmente los adultos no se pueden poner la vacuna DTP, ya que, según Reche, habría que realizar ensayos para ver su seguridad y efectividad. «No está aconsejada para adultos y su médico con buen criterio no se la prescribirá», señala este investigador. Por el momento, Pedro A. Reche está solicitando un proyecto para verificar la existencia de esta inmunidad cruzada frente a la COVID-19 de manera experimental.
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