5 venenos efectivos que apenas dejan rastro

Existen muchos tipos de veneno, utilizados históricamente por asesinos fríos y calculadores para matar a personas de forma lenta y silenciosa. En muchos casos, además, el veneno no deja rastro alguno, complicando en gran medida la resolución del crimen. Estos son algunos ejemplos:

Este veneno se utiliza desde el Imperio Romano. Es incoloro, indoloro e insípido, por lo que es muy difícil de detectar. Si se administra en altas dosis, aparecen síntomas de intoxicación alimentaria letal. No obstante, la muerte se produce de una forma más sutil si se administra poco a poco y en periodos largos de tiempo. Hoy en día existe una prueba química que detecta la presencia de arsénico en los fluidos corporales.

Este es, probablemente, el veneno más famoso, pues con él se intentó asesinar a Rasputín. Está compuesto por un átomo de carbono y otro de nitrógeno y puede presentarse en distintas formas físicas (líquido incoloro, azul pálido, polvos blancos…). En grandes dosis ataca al sistema respiratorio y al central nervioso, provocando nauseas, convulsiones y asfixia, hasta que se produce una parada cardio-respiratoria.

El talio sirvió como arma a numerosos asesinos en el siglo XIX. Se trata de un veneno insípido, que puede ser inhalado o absorbido por la piel. Con tan sólo un gramo puede acabar con la vida de una persona. Los síntomas de envenenamiento con Talio son fuerte dolor abdominal, diarrea, vómitos y pérdida de cabello.

Se trata de un metal insípido que se disuelve en el agua y que puede matar a una persona con tan sólo unos miligramos.

El etilenglicol está presente en el anticongelante de los vehículos y tiene un sabor dulce. Horas después de ingerirlo aparecen dolores abdominales y mareos, hasta que se entra en coma. Aunque es detectable, hallar su presencia en la sangre no es una tarea fácil.