Inés Gallastegui
Granada
Martes, 19 de noviembre 2024, 14:57
El sociólogo, mago y experto en tecnología Diego Hidalgo ha alertado durante su participación en TAIGranada sobre los riesgos que representa la inteligencia artificial (IA) para los ciudadanos: la facilidad de evitar esfuerzos intelectuales atrofia nuestras capacidades y nos hace más vagos y dependientes de la tecnología, y la posibilidad de relacionarnos con dispositivos electrónicos siempre 'amables' y disponibles 24 horas al día nos aboca a evitar las relaciones humanas, volviéndonos más solitarios y vulnerables a la enfermedad mental.
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Hidalgo, autor del Manifiesto OFF sobre los riesgos de la innovación tecnológica y del libro 'Retomar el control', ha explicado las distintas fases de las relaciones entre las personas y las nuevas tecnologías: sólida, a partir de los 70, con un uso consciente del ordenador; líquida, alrededor de 2007, con un smartphone cada vez más presente; y gaseosa, la actual, cuando «la tecnología se evapora, es invisible, la respiramos todo el rato inconscientemente y no podemos vivir sin ella».
«La IA piensa cada vez más por nosotros. Hay una delegación de nuestras facultades cognitivas, como la memoria o el sentido de la orientación, facultades que hace menos de una generación desempeñábamos de forma autónoma y para las que ahora nos apoyamos en máquinas», ha señalado Hidalgo, que ha alertado del riesgo de «atrofia» de nuestros circuitos cerebrales, de caer en el «sedentarismo físico y cognitivo».
La IA, ha recordado, tienta a los usuarios a resolver problemas de forma rápida y eficiente para ahorrar esfuerzo. Como ejemplo ha explicado que los asistentes de traducción vuelven poco atractiva la opción de invertir varios años en aprender un idioma. «A medida que el Copilot (asistente personal y profesional de IA) es más competente, el papel del piloto se reduce y el piloto es más vago –ha subrayado–. La IA no solo piensa y reflexiona por nosotros, sino que corre el riesgo de decidir por nosotros».
El sociólogo también ha avanzado los riesgos que la IA plantea en las relaciones humanas: las personas son imperfectas, no siempre están disponibles y hasta se enfadan; los caracteres creados por inteligencia artificial, no.
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Esa sustitución del contacto humano por el uso de máquinas, ha resaltado, está provocando ya una auténtica epidemia de soledad y de trastornos mentales, especialmente en los más jóvenes.
«Los robots sexuales son cada vez más sofisticados, están siempre disponibles y no tienen costumbres pesadas como las parejas reales. ¿Podremos acostumbrarnos a la tediosa experiencia de las relaciones humanas?», ha preguntado Hidalgo, quien ha mencionado el caso de un adolescente que se suicidó tras meses de «relación romántica» con un personaje ficticio creado por IA. «Sería un riesgo pensar que es un caso aislado», ha alertado.
«Para experimentar una satisfacción humana auténtica, duradera y profunda necesitamos realizar un esfuerzo, disfrutar superando retos vitales, cultivar relaciones humanas por muy ineficientes que sean. El despliegue de la IA se va a centrar en este debate del ser humano entre eficiencia e inmediatez frente a felicidad y libertad», ha concluido, llamando a un desarrollo «más consciente y selectivo» de esta tecnología.
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