Mario Vidal
Lunes, 12 de enero 2015, 00:56
Han sido el capricho de estas Navidades. El 6 de enero en muchos hogares se destaparon pequeños paquetes de dispositivos de tecnología ponible o wearable. Algunos abrieron incrédulos este tipo de regalos sin saber muy bien cuál será su uso final. Y es que muchos de estos dispositivos tecnológicos, que se incorporan al cuerpo --como ropa o complemento--, son capaces de interactuar con nosotros de muchas maneras.
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La joya de la Navidad
Un wearable que ha levantado mucha expectación en los últimos meses es el Apple Watch. Un reloj digital con acceso a Internet y diferentes aplicaciones que permite hacer uso de las redes sociales, realizar llamadas, consultar el correo, etc. Pero quizá la aplicación estrella del reloj es Fitness, que está pensada para monitorizar nuestra actividad. De esta forma se pueden conocer el ritmo cardiaco, los kilómetros recorridos en un día y las calorías consumidas.
Otros dispositivos similares van más allá. Glagla Digitsole, por ejemplo, es una de las curiosidades presentadas en el CES 2015. Se trata de unas plantillas que se adaptan al calzado y que además de controlar tu actividad física son capaces de calentar los pies si detectan que tienen frío. Todo un descubrimiento para los meses de invierno.
Sin embargo, las Google Glass son la guinda de este grupo de dispositivos. Aunque su uso en el mercado es todavía muy reducido, debido a su elevado precio, suponen un avance significativo en la forma de interactuar con la tecnología. Las gafas del famoso metabuscador reconocen al usuario por su voz y permiten realizar videoconferencias o grabar en su memoria digital fotografías y vídeos.
Inventos prácticos
La tecnología ponible no está solo presente en complementos como gafas, relojes o anillos, sino también en prendas de vestir. Existen tejidos a los que se les han incorporado dispositivos que miden la temperatura corporal. Un invento muy útil para los bebés, puesto que los padres pueden recibir en su móvil si su hijo tiene fiebre, por ejemplo. Otras, en cambio, se diseñaron para salvar vidas. Algunas prendas de vestir miden la temperatura y el nivel de oxígeno en ambiente, por lo que podrían llegar a avisar a un bombero de una insuficiencia respiratoria.
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La mayoría de estos aparatos tienen como objetivo facilitar la vida a sus usuarios. Por eso ya existen aplicaciones que son capaces de controlar electrodomésticos, puertas y ventanas del hogar. Es lo que se llama Internet de las cosas, que antes se gestionaba desde móviles y ordenadores y que ahora se monitoriza desde otras cosas.
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