Mario Vidal
Lunes, 9 de marzo 2015, 00:29
Cada día somos más recelosos de la confidencialidad de nuestra información en internet. Tratamos de dominar lo que se conoce de nosotros mismos en la red en un entorno en el que la concesión de permisos para acceder a nuestras redes sociales está a la orden del día. La mayoría de las páginas web que solicitan nuestro registro ofrecen la posibilidad de reducir pasos a cambio de conectarnos con nuestro Facebook, LinkedIn o Twitter. Y aceptamos, muchas veces, sin tener en cuenta qué información personal estamos regalando y a quién.
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Aunque pueda parecer una contradicción, a la hora de enviar imágenes o textos a otros usuarios directamente tendemos a ser más sensibles en lo que a la seguridad se refiere. Por eso, cada vez se lanzan al mercado de libre descarga más aplicaciones para teléfonos móviles que prometen confidencialidad. Una de las que está asentando su presencia en España es myEnigma. Se trata de una herramienta de mensajería móvil con una interfaz muy similar a Whatsapp, aunque con una diferencia evidente: la encriptación de la información que enviamos.
Qnective es la empresa editora de esta app que cifra a través de claves únicas e independientes cada uno de los mensajes. El sistema de encriptado, aseguran desde la compañía, va desde el principio al final de la cadena de envío. Además, estas claves se renuevan constantemente y no se transmiten por internet. Ni siquiera la multinacional tecnológica puede acceder a la información que se comparte entre usuarios.
myEnigma es capaz de encriptar tanto los mensajes que se envían por Internet como los SMS. La app ya dispone de una interfaz en castellano y en otros cuatro idiomas: inglés, alemán, portugués e italiano. Su descarga -para IOS y Android- es gratuita. Y al igual que Whatsapp, esta herramienta permite la creación de conversaciones en las que pueden participar hasta 30 personas de manera simultánea y sin riesgo para la confidencialidad de su información.
Los límites
Aunque esta aplicación se encarga de la seguridad de los mensajes durante su envío, no lo hace en la recepción y lectura de los mismos. Es decir, a pesar de que la información viaje sin riesgos, nada asegura que cualquiera pueda acceder físicamente al teléfono del usuario y leer las conversaciones. Para limitar, en cierto modo, este vacío en la seguridad se puede activar un código PIN pensado para aquellos que comparten secretos en internet.
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