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Lunes, 26 de septiembre 2016, 16:36
Asia es una de las zonas del planeta más avanzadas en el uso de robots en la vida cotidiana. El último paso ha sido encargarles la seguridad del aeropuerto de Shenzen (China), uno de los aeródromos con mayor tráfico del gigante asiático.
Desde este mes, los pasillos de las terminales chinas están patrulladas por guardianes automatizados llamados Anbot ("an" significa "seguridad" en chino). Sin embargo, no tienen ningún aspecto humanoide, sino ovoidal y recuerdan a R2D2.
El Anbot fue desarrollado por una universidad china ligada al Ejército en la ciudad central de Changsha, y también quiere ser utilizado como vigilante en escuelas y bancos. Cuenta con una cámara de alta definición capaz de tomar imágenes de los viajeros para ser posteriormente analizada.
Su función es por tanto, y de momento, muy similar a la de una cámara de seguridad, sólo que con mayor movilidad -puede desplazarse a una velocidad de hasta 18 kilómetros por hora- y está dotado además de un "arma" de defensa.
Estos dispositivo además están preparados para buscar explosivos, armas y estupefacientes, y su precio por unidad ronda los 100.000 yuanes (13.300 euros).
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