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Lunes, 13 de febrero 2017, 16:21
Alemania se convierte en el primer país europeo en penar a los 'biohackers', aquellos particulares que realizan cambios genéticos en organismos. Las sanciones podrán llegar hasta los tres años de cárcel, con multas de hasta 50.000 euros, según ha informado la oficina del consumidor BVL.
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Esta medida afecta especialmente a los ingenieros genéticos amateur que trabajan desde sus casas gracias a paquetes biológicos que pueden adquirirse en internet.
En la actualidad, este tipo de aparatos se ha extendido gracias a su simplificación y a la facilidad de su uso, que permiten utilizarlos fuera de laboratorios.
El comunicado hecho público por la BVL recuerda que, "dependiendo del kit biológico, pueden aplicarse las leyes de ingeniería genéticas". El límite de la legalidad se marca en los casos en que los aparatos "contienen organismos genéticamente modificados".
La legislación de ingeniería genética a la que se refiere la oficina germana establece condenas de prisión de hasta tres años y multas de hasta 50.000 euros a quienes incumplan la normativa. Según esta regulación, será necesario contar con un permiso específico del Estado, con supervisión de técnicos de seguridad y en un laboratorio homologado.
La ley persigue evitar que se lleven a cabo modificaciones genéticas que puedan desembocar en una crisis alimentaria o sanitaria. La BVL se remite en su comunicado a la posibilidad de acceder a bacterias peligrosas como el E.Coli a través de los 'kits' biológicos.
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