-k9BH-U2301235313516SdD-1200x840@Ideal.jpg)
-k9BH-U2301235313516SdD-1200x840@Ideal.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Al final de la temporada, se repasará el calendario con lupa, buscando patrones, oportunidades desaprovechadas y momentos clave que pudieron inclinar la balanza. Se recurrirá al tópico de que en la Liga todos deben enfrentarse contra todos, como si la justicia estuviera garantizada en la simetría de los enfrentamientos. Se recordará aquel empate inesperado que dejó un sabor amargo o aquella derrota injusta que pareció un castigo desmedido, como si el fútbol fuera un juez implacable que en algún momento devolviera lo que quitó. Pero al margen de excusas y lamentos, la verdad permanece inalterable.
Luis Aragonés lo expresó con la claridad que sólo tienen los que han vivido el fútbol desde dentro: «Las ligas se deciden en las diez últimas jornadas. Todo lo que se pronostica antes, no vale», decía. Es lo que se dio en llamar como la 'zona Aragonés'. Según sus palabras, lo que sucedió antes construye el escenario, pero no sentencia el desenlace. Los puntos sumados y los errores cometidos moldean el camino, pero es en el tramo final donde el destino se decide de verdad. No hay margen para la especulación; las cuentas y los cálculos de probabilidades quedan en un segundo plano. Todo se resume en lo que un equipo es capaz de hacer cuando la presión es asfixiante y las piernas pesan más que nunca.
Las cábalas, tan recurrentes en los debates previos, pierden sentido antes de la recta final. No hay atajos, ni fórmulas matemáticas que garanticen un desenlace previsible. Sólo el presente inmediato define quién sobrevive y quién se desploma. En esos diez partidos se encuentra la esencia de la competición, la frontera entre los que resisten y los que se desvanecen. Ahí se fragua la verdadera historia de una Liga.
Cualquier resquicio
La reflexión sobre el tramo final de la temporada no es ajena a los rojiblancos, que después del tropiezo sufrido frente al Burgos CF en El Plantío –con una imagen poco alentadora en diversas fases del encuntro– deben aferrarse a cualquier resquicio de esperanza para seguir aspirando al objetivo del ascenso. La derrota en tierras castellano-leonesas ha supuesto un revés considerable, pero como ha insistido su entrenador, «hay diez jornadas por delante y no nos vamos a rendir». Y esa es la única mentalidad posible: ni rendirse ni fallar, porque el margen de error es mínimo, casi ninguno. La derrota sin ser definitiva casi deja sin posibilidades a los indálicos. Aún quedan muchos puntos en juego, nada menos que treinta, y el Almería debe abordarlos con determinación y confianza.
El calendario presenta un escenario donde los encuentros en el UDAlmería Stadium adquieren un valor decisivo. Seis de los diez partidos que todavía quedan por disputarse se jugarán en casa, un contexto en el que la afición debe convertirse en un factor diferencial.
El empuje de la grada puede ser el aliento necesario para que el equipo recupere la solidez y la convicción que en ocasiones ha parecido perder. Cuatro de esos duelos serán ante rivales que, en teoría, deberían ser asequibles como son los casos de Cartagena, Racing de Ferrol, Eldense y Tenerife, equipos que ocupan las últimas posiciones de la clasificación. Sin embargo, son equipos capaces de sorprender y más cuando el 'castigo' de una derrota supondría el descenso. Para los de Rubi confiarse sería un error imperdonable, ya que en este tramo de la competición los equipos de la zona baja suelen jugarse la permanencia con un nivel de intensidad que no se vio en el resto de la temporada –el curso pasado, el Racing de Santander se quedó fuera del playoff por su derrota en la última jornada ante el Villarreal B descendido.
Calendario extremo
Los otros dos partidos en casa, contra Racing de Santander y Levante, son de otra dimensión. Se trata e dos enfrentamientos directos en los que cada punto puede marcar la diferencia entre seguir en la pelea por el ascenso directo o quedar rezagado, incluso de la lucha por una de las cuatro plazas de playoff.
A domicilio, el cuadro rojiblanco afrontará cuatro salidas de extrema dificultad. Granada y Cádiz son equipos con una gran exigencia, que están a escaso margen de los rojiblancos y que sueñan con la pelea por el ascenso del modo que sea, mientras que el Castellón también será un reto complicado. Pero quizás el enfrentamiento más exigente fuera de casa sea el del CD Mirandés, un rival directo en la lucha por el ascenso que no cederá ni un centímetro en su estadio y que el sábado le dio la vuelta al partido frente al Racing de Santander para domir en lo más alto de la clasificación.
La historia reciente ha demostrado que sumar lejos de casa ha sido un problema recurrente para el equipo de Rubi, que ha visto cómo errores puntuales y la falta de contundencia han lastrado sus opciones en campos adversos.
Muchos duelos directos
Las cábalas sobre los calendarios de los demás equipos son inevitables en este punto de la temporada. Se analizarán los enfrentamientos directos del Racing de Santander o del Levante, se calcularán los posibles tropiezos de los rivales y se trazarán caminos hipotéticos hacia el ascenso. Pero lo cierto es que todo esto pierde relevancia si el Almería no es capaz de recuperar su mejor versión. Lo fundamental no es la clasificación de los demás, sino la capacidad de los rojiblancos para reencontrarse con su juego, recuperar la confianza y demostrar la pegada ofensiva que en otras fases de la temporada fue su gran virtud y que le llevó incluso a ser líder de la categoría.
Sin embargo, ningún argumento sobre las posibilidades del equipo tendrá validez si la defensa indálica no mejora de inmediato. La gran asignatura pendiente de los rojiblancos sigue siendo la seguridad defensiva. Con 44 goles encajados en la temporada, 27 de ellos lejos de casa, es evidente que sin un cambio drástico en la solidez atrás, cualquier aspiración se diluirá con rapidez. Un equipo que concede tantos goles se encuentra permanentemente en desventaja y sujeto a un desgaste constante. Para pelear por el ascenso, no basta con marcar, sino que es imprescindible blindar la portería, mejorando en contundencia, inexistente por ahora.
Carácter
El Almería encara diez finales en las que debe mostrar su carácter, su ambición y su deseo de regresar a la élite. No hay margen para la especulación ni para las dudas. La afición jugará un papel clave, pero la responsabilidad recae sobre el equipo. Ahora es cuando se demuestra de qué está hecho un aspirante al ascenso.
Las diez de últimas simbolizan la fase definitiva del campeonato, donde todo lo previo se convierte en simple antecedente y cada partido se convierte en una batalla decisiva. En este tramo, no hay espacio para la especulación ni para la autocomplacencia: el margen de error se reduce al mínimo y cada punto pesa como una losa en la tabla. La diferencia entre el éxito y el fracaso radica en la capacidad de gestionar la presión, en la solidez para mantener la concentración y en la determinación de no ceder ante la incertidumbre. Aquí es donde se forjan los campeones, donde se demuestra quién tiene verdadero carácter competitivo y quién se queda en el camino.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Descubre la fruta con melatonina que te ayudará a dormir mejor
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.