Luis Suárez se anticipa para controlar el balón ante Pablo Tomeo. A. Lof/C. Barba
UD Almería

El Almería pasa del desahucio a la gloria en 60 días

El conjunto indálico cambia su 'vida' en dos meses, pasando de ser decimonoveno a ocupar plaza de ascenso directo a Segunda División;un cambio de modoque no de moda

Juanjo Aguilera

Almería

Domingo, 15 de diciembre 2024, 23:13

La UD Almería ha vivido en los últimos dos meses una transformación que ha devuelto la esperanza a su afición. No se trata de un golpe de suerte, sino de un cambio profundo en el planteamiento táctico, en la mentalidad del equipo y en su manera de competir. Desde la derrota encajada en el Carlos Tartiere ante el Oviedo, el pasado 13 de octubre, el equipo indálico ha encadenado diez jornadas consecutivas –ganando al Mirandés el pasado 13 de diciembre– sin conocer la derrota, una hazaña sustentada en la mejora defensiva, la efectividad en ataque y la capacidad para gestionar diferentes contextos.

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El cambio comenzó con una victoria ajustada que sirvió para dejar atrás una racha de dudas. Ganar ese primer partido en La Romareda, frente al Real Zaragoza, fue más que tres puntos: fue un mensaje al vestuario y a la afición de que el equipo tenía el potencial para revertir la situación. Lo más significativo de ese encuentro fue que, por primera vez en mucho tiempo, el Almería no vivió en partidos 'correcalles'.

A partir de ahí, los indálicos han encontrado el equilibrio entre ser sólidos atrás y efectivos arriba. Esa solidez ha permitido al equipo afrontar partidos complejos con la tranquilidad necesaria para manejar los tiempos del juego y buscar su momento para golpear.

Eficiencia en las áreas

Uno de los aspectos más notables de esta racha ha sido la eficacia del equipo, tanto en ataque como en el aspecto defensivo. Con un promedio de 2,1 goles por partido, el Almería ha sido capaz de superar defensas rivales bien organizadas. Pero más importante aún es el cambio en la seguridad defensiva, encajando menos de un gol por encuentro (0,9).

Este ajuste ha sido decisivo para ganar partidos igualados en los que, meses atrás, el equipo habría dejado escapar puntos. La capacidad de resolver con marcadores ajustados –algo que se repitió en seis de las ocho victorias de este periodo– refleja un cambio de mentalidad. El equipo ha aprendido a sufrir y a proteger resultados –ante el Mirandés fue la máxima expresión–, algo imprescindible en cualquier aspirante al ascenso.

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Un Almería camaleónico

Rubi ha demostrado una notable capacidad para adaptarse a las circunstancias. Aunque el sistema 1-4-4-2 ha sido el pilar de esta racha, utilizado en seis de los diez partidos, el entrenador del conjunto rojiblanco no ha dudado en recurrir al 1-4-2-3-1 cuando las necesidades del partido lo requerían.

El 1-4-4-2 ha sido clave para reforzar la defensa y facilitar transiciones rápidas al ataque, aprovechando la velocidad y la conexión entre Luis Suárez y Leo Baptistao en la delantera. Este esquema ha permitido al equipo ser letal en contragolpes, castigando los errores de los rivales con una precisión clínica. Por otro lado, el 1-4-2-3-1 ha aportado mayor control del juego y dinamismo en la transición entre defensa y ataque, lo que ha resultado especialmente útil en partidos donde se necesitaba una mayor posesión del balón.

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Goles que definen un carácter

En esta racha de diez partidos, el Almería ha mostrado una gran variedad de recursos ofensivos. Ha sabido aprovechar situaciones de balón parado, algo que marcó el inicio de la remontada tras la crisis y también ha brillado en jugadas combinativas y en transiciones rápidas.

El equipo ha mostrado carácter en momentos clave, sacando puntos en partidos donde las cosas no estaban del todo claras. En encuentros que se escenificaron con la igualdad como norma, la paciencia y la contundencia han sido determinantes, especialmente en los tramos finales, donde la capacidad de concentración ha marcado la diferencia.

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La consolidación defensiva

Si algo destaca en esta nueva versión de la UD Almería es la mejora en el aspecto defensivo. Antes de esta racha, el equipo era incapaz de mantener su portería a cero, encajando dos goles por partido de media. Ahora, en cambio, ha logrado blindar su portería en dos ocasiones y ha reducido drásticamente las ocasiones de los rivales.

Esto no sólo se debe al cambio de sistema, sino también a una mejora en la mentalidad colectiva. El equipo defiende como bloque, con los delanteros presionando en la salida del balón rival y los mediocampistas cerrando espacios. Además, la defensa ha mostrado una mayor coordinación, minimizando errores individuales y mejorando en las coberturas.

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Un equipo con confianza

Los números son impresionantes, pero lo más relevante es la confianza que el equipo ha recuperado. Cada partido ganado refuerza la moral del vestuario y transmite un mensaje claro: este equipo está preparado para competir por el ascenso.

El cambio no sólo se ha visto en los resultados, sino también en la actitud en el campo. El Almería ahora juega con una energía renovada, mostrando determinación y una fe inquebrantable en su capacidad para ganar. Esa confianza se refleja en detalles como la contundencia en el área rival o la serenidad para gestionar momentos de presión.

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Mantener la dinámica

A pesar de los éxitos recientes, Rubi sabe que el camino hacia el ascenso a Primera División es largo y está lleno de desafíos. Mantener esta dinámica positiva requerirá consistencia, trabajo duro y, sobre todo, evitar caer en la complacencia.

Uno de los retos será mantener el equilibrio físico de una plantilla que ha trabajado intensamente en estos dos meses. Además, el equipo debe seguir evolucionando tácticamente, encontrando nuevas formas de superar a los rivales que intenten neutralizar su estilo de juego.

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El sueño del ascenso

El resurgir de la UD Almería no es fruto del azar, sino del trabajo colectivo, la capacidad de adaptación y la resiliencia de un grupo que ha sabido levantarse en los momentos más difíciles de la temporada. Con una racha que ha cambiado la percepción de la temporada, el equipo afronta la segunda mitad del curso con el objetivo del ascenso más cerca que nunca.

Si el Almería es capaz de mantener el nivel mostrado en estos últimos diez partidos, no solo consolidará su posición en la tabla, sino que también demostrará que está preparado para regresar a la élite del fútbol español. Una cosa está clara y es que este equipo ha recuperado la fe, y con ella, todo es posible.

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