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El exjugador de la AD -segundo por la izquierda- considera Almería su segunda casa. Xabier Expósito
Andoni Murua, un almeriense nacido en Barakaldo
UD Almería

Andoni Murua, un almeriense nacido en Barakaldo

Más de cuarenta años han pasado de su etapa en la AD Almería, donde se ganó el respeto y la admiración una ciudad a la que volvería con los ojos cerrados

Juanjo Aguilera

Almería

Miércoles, 5 de febrero 2025, 23:17

Son las seis de la tarde, anochece en Barakaldo. En la Plaza de Cruces aparece un mito del fútbol de los 80. Conforme atraviesa la plaza aparecen los recuerdos de sus dos temporadas en Almería. Es Andoni Murua Zenarruzabeitia (Burceña, Barakaldo 20-03-1953), jugador de la AD Almería durante dos temporadas, la 1979/80 y la 1980/81. En los comienzos de la 1981/82, el añorado José María Maguregui, integrante de aquella media que compuso con Mauri en el Athletic de los once aldeanos, lo sacó de la que fue su segunda casa, ya moribunda por los problemas económicos y lo alistó para que jugara en el RCD Espanyol.

Han pasado más de 40 años de aquello, pero el recuerdo imborrable de las personas que le vieron jugar, y de las que sin verle mantienen viva la imagen de un jugador que marcó una época como rojiblanco, es imposible borrarla no por otra cosa que porque nadie quiere. Sus goles, 16 en dos temporadas, los dos más especiales marcados a su Athletic –nunca jugó en el primer equipo, donde su hija Irune hizo historia– flotan para athleticzales como Pepe Martínez, un almeriense que le recuerda que el único vivo de ocho hermanos de su padre no es llamado por su nombre sino por el de Murua, en honor al barakaldar.

Y como si fuese ayer, en el hoy de Andoni resuena el recuerdo del Franco Navarro gritando su nombre, también su recuerdo del paraguayo Clemente Rolón –con el que mantiene el contacto–, la pareja perfecta del protagonista de esta historia. «Él se llevaba a los defensas para que yo apareciera», explicaba. «Me hubiese gustado retirarme en Almería».

Almería en el recuerdo

En Bilbao se dice que los 'bilbaínos nacemos donde queremos'. Puede que pase lo mismo con los almerienses. En este caso, Andoni Murua se podría decir que se siente un almeriense que nació en Barakaldo. Han pasado más de cuarenta años desde aquella gesta en el Franco Navarro, pero el recuerdo sigue vivo en Andoni Murua. Con una emoción latente, repasa aquellos días en los que la AD Almería se convirtió en un equipo temido y respetado. «Han pasado 42, 43 años ya, sí, por ahí», comentaba Murua con nostalgia, como si aún pudiera sentir el calor del césped y el clamor de la afición. «Es imposible olvidar aquellos momentos, las tardes de gloria, la unión del equipo y la pasión de la gente. Fue una época maravillosa».

El vínculo con Almería no se ha desvanecido con el tiempo. «Total. Yo a Almería la considero mi segunda casa. La AD Almería me abrió al fútbol nacional. Yo venía del Levante, donde no me conocía ni Dios. Pero gracias a mis dos temporadas en Almería se me empezó a conocer en toda España. Fue una experiencia que me marcó para siempre». Incluso entró en una lista de jugadores, llamados por Ladislao Kubala, que podían preparar el Mundial de España.

Buenos amigos

A pesar de la distancia, el contacto con la ciudad sigue presente, aunque de forma esporádica. «Sigo teniendo, pero muy poquito, con alguna gente, con José Gabriel Gutiérrez, contigo, más que nada periodistas, porque jugadores prácticamente de mi época allí no hay nadie. Pero sí, me interesa, me interesa Almería. Cada vez que escucho algo sobre la ciudad o el equipo, me invade una mezcla de orgullo y nostalgia».

Murua recuerda aquellos años con un brillo especial en la mirada. «Para mí fue lo más grande. A nivel nacional, cuando venían los equipos de fuera, ya venían teniendo ojo con Murua, ojo con Rolón. Nosotros le dimos a la ciudad algo importante, un nombre y unos gestos. En la primera temporada no perdimos ni un solo partido en casa. La gente que venía a jugar con nosotros lo hacía con preocupación. Había un respeto enorme por nuestro equipo y por lo que representábamos».

El exdelantero tiene cierto lazo con la ciudad. Todavía sigue de cerca la actualidad del equipo. «Suelo ver a la UD Almería. He seguido los partidos y suelo verlo. El inicio ha sido un poco dubitativo, pero ahora está asentado ahí arriba y creo que hay muchas posibilidades de subir. La Segunda es una categoría muy difícil y complicada, porque no es como en Primera que cuatro o cinco equipos dominan. Aquí, hasta el noveno o décimo puede aspirar al ascenso o caer en la tabla con un par de malos partidos. Es una competición dura y hay que estar siempre alerta».

Bloque sólido

El equipo actual le recuerda a lo que se suele llamar un 'equipo ascensor'. «Sí, lo veo así porque es un bloque sólido. Depende un poco de Luis Suárez, algo individual, pero como equipo es muy fuerte y eso es fundamental en Segunda División, donde hay que currar y currar. Sin esfuerzo y sin compromiso no hay éxito y este Almería parece tener esa mentalidad».

Comparando su época con la actual, Murua no duda en señalar las diferencias. «No tiene nada que ver. Hoy en día el fútbol es más blando. Antes te daban una patada y seguías, no hacías siete volteretas ni te quedabas en el suelo. Ahora, cualquier contacto parece que han matado a un jugador. En cuanto a lo físico, hoy en día son mucho mejores. Nosotros no pisamos un gimnasio en la vida, sólo corríamos, jugábamos y para casa. A veces pienso, '¿yo jugaría en el fútbol actual?', y creo que con 15 o 16 años me habría adaptado, pero era otro fútbol. Nosotros éramos más de resistencia, de sacrificio, de aguantar. Ahora el fútbol es más técnico y más táctico, pero en nuestra época la garra lo era todo».

Juan Rojas, Rolón… Almería

De aquella época dorada de la AD Almería en Primera, destacaba nombres inolvidables. «Indudablemente nuestro capitán, Juan Rojas. Era carismático y representaba a Almería en su totalidad. También Rolón, mi compañero de ataque, con el que me entendía a la perfección», decía. «Pero lo más importante era el equipo, el bloque. No había una estrella indiscutible, éramos una piña con un mismo objetivo. Y eso es lo que nos llevó al éxito. En el fútbol, la unión es clave. Si no tienes un equipo que reme en la misma dirección, es muy difícil lograr grandes cosas».

Al preguntarle si volvería a Almería, no dudó. «Totalmente. Aparte del clima, la gente, el cariño. Almería era mi segunda casa. Bilbao y Almería, no tenía más. Estuve en Valencia, Barcelona, Santander, pero ese sentimiento que tuve con Almería no lo encontré en ningún otro equipo. Hay 1.060 kilómetros entre una ciudad y otra, pero esa conexión es eterna. Cada vez que pienso en Almería se me dibuja una sonrisa. Es una parte fundamental de mi vida y de mi carrera».

Con una sonrisa cargada de nostalgia, Murua dejaba claro que su amor por Almería es inquebrantable. Su legado sigue vivo en la memoria de quienes disfrutaron de su entrega en el campo. «Siempre llevaré a Almería en mi corazón. Fueron años irrepetibles. Estaré eternamente agradecido».

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