Relatos salvajes

Vicente Moreno podría ser Simón Fischer (Darín) en ese depósito de coches. Luis Suárez me recuerda también a Diego Iturralde (Leonardo Sbaraglia) en su Ruta 68. Y así podríamos continuar con varios integrantes más del Almería. Buenas personas, trabajadores ejemplares y situaciones surrealistas. Porque el primer plano de Luis Suárez tras mandar el balón al poste del Valencia CF es la misma imagen que la del entrenador en la butaca del banquillo; sonrisas cómplices y desesperadas por no canjear en nada lo mucho que están haciendo para obtener premio.

Por eso me gustaría que hoy, en el Sánchez Pizjuán, el míster rojiblanco se destrozara la camisa y saltara encima del banquillo cuando el colombiano anotase su merecido hat-trick; y que, el delantero, enloqueciera también y que al acabar fuera quien pilotara el avión charter de vuelta a casa. Me encantarían estas dos excentricidades. Y que los Maximiano, los Baba o los –yo que sé– Édgar y compañía, también tuvieran ese chispazo de locura y acabaran como finalizan todos los 'Relajos Salvajes' de los que habla la película, con un final apoteósico pero en el fondo justo y divino.

Un final noble a esta temporada que no está siendo nada justa con los nuestros. Ni contigo, claro.