El Castellón, con la ilusión por bandera

El CD Castellón apostó por el buen fútbol en una categoría, Primera RFEF, que concede pocas concesiones a los que se salen del guion más aguerrido, incluso duro, que exigen los aspirantes a alcanzar la Liga de Fútbol Profesional. Los de la Plana, de la mano del neerlandés Dick Shereuder en el banquillo, cambiaron el guion para satisfacción de sus aficionados y, con un fútbol vistoso y efectivo, alcanzaron el ascenso a la categoría de plata del fútbol español de forma brillante. Ahora, ya en Segunda División, los castellonenses no quieren cambiar el libro de estilo y siguen con la misma idea, aunque, como es obvio, las dificultades son mayores y los resultados, pese a la excelente propuesta, están aún por llegar.

La línea de resultados es ascendente. Derrota, en el primer partido (Eibar);empate, en el segundo (Oviedo), victoria, en el tercero (Burgos). Claro que la derrota en Castalia de la pasada semana frente al Cádiz ha frenado la mejoría, pero no ha afectado al estado de ánimo y la convicción en su trabajo. Los castellonenses han ido de menos a más en cuanto a resultados, pero la realidad es que, en cuanto a juego, ya desde el principio están haciendo muy bien las cosas. Por cierto, una clara continuidad de la magnífica pretemporada realizada.

La clave de esta satisfacción albinegra está en la continuidad de la apuesta por el técnico neerlandés, Dick Shereuder que, más allá de la categoría en la que milita, siempre propone un juego alegre, vistoso, con vistas a la portería rival. Un fútbol divertido, con mayúsculas. Muy 'holandés'. Para ello se atreve colocando sólo tres defensas puros, situando dos carrileros para poblar la zona ancha donde aprietan al rival hasta hartarse de robar balones. Suelen mejorar las posesiones de sus rivales y crean, también, más ocasiones de gol que aquellos. Como en casi todos los equipos de Segunda División, también en la UD Almería, la falta de definición merma las posibilidades de lograr el éxito.

Sistema de juego

Dick Shereuder apuesta de forma valiente por un dibujo 1-3-5-2. Confía en la capacidad de presión de los hombres del centro del campo, así como la rapidez para rearmarse ofensivamente y jugar, bien de forma directa, bien apostando por una posesión segura en busca de las mejores ocasiones que, efectivamente llegan, aunque sin el atino deseado.

Si la UDA llamó la atención con la llegada de Turki Al-Sheikh a la propiedad y su apuesta no disimulada por colarse pronto entre los grandes desarrollando un fútbol excelente, a pesar de los baños de realidad que ha tenido que sufrir, algo parecido pasa con este Castellón que depende de un inversor greco-canadiense de 48 años que está obsesionado con desarrollar el mismo discurso que tuvo el ministro saudí en Almería. Quiere para Castellón juego bonito y victorias. Sólo victorias. Para ello ficha de todos lados sin mirar el dinero. Pretende construir un nuevo estadio y mientras, como hizo Turki en la ciudad almeriense, negocia la concesión del estadio actual para los próximos 50 años.

Más allá de lo que ocurra sobre el terreno de juego, el duelo entre castellonenses y almerienses tiene su protagonismo en la propiedad y en la ambición de dos tipos con mucho dinero y mayores aspiraciones en el fútbol nacional.

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