Cinturón de seguridad

No sé, una pájaro en el motor (como si los pájaros pudieran llegar a los diez mil pies). Tal vez un rayo (que caiga justo esa décima de segundo por donde justo pasas durante dos décimas de segundo). Son tantas variables que pueden pasar y hay tantos factores que no dependen de ti durante un viaje en avión que por mucho que te digan, no te quitas el cinturón a pesar de haber despegado hace media hora.

La Liga SmartBank ha completado suficientes jornadas como para pensar que ya estamos en esa fase donde el piloto del cinturón se apaga y donde la azafata te ofrece la carta. La UD Almería ha sumado tal barbaridad de puntos que parece cielo despejado y pasaje en business. Y sin embargo, ves pájaros contra el motor.

Tampoco te fías porque a pesar de que ambos –tú y yo– no somos entendidos en la materia, sí hemos volado muchas veces en esta maldita categoría. La Segunda División es una especie de triángulo de las Bermudas. Sabes cómo empiezas pero no tienes ni idea de cómo acabas. Y por eso lo único que podemos hacer es seguir con el cinturón de seguridad bien apretado y rezando por llegar pronto a esa cinta de equipaje para comprobar si, dentro, esta ese ascenso que creíste colocar antes de salir de casa.