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Rubi, cabizbajo, se tapa la cara durante el transcurso del partido en Girona. EFE
A la cúpula del Almería le toca pasar por el diván
UD Almería

A la cúpula del Almería le toca pasar por el diván

La derrota en Girona precisa de un análisis profundo desde la mesura y valorando el rendimiento de la plantilla

Juanjo Aguilera

Almería

Sábado, 18 de febrero 2023, 22:55

Habrá quienes no sepan ni quién es. El argentino Julio Velasco es un libro abierto. Ha sido entrenador de voley en Irán, España, República Checa e Italia, con títulos de campeón del mundo y europeos, conseguidos en selecciones –con Italia dejó un legado inmenso de conquistas– y clubes. Incluso llegó a ser director deportivo de la Lazio y del Inter en fútbol y hasta Berlusconi lo intentó reclutar para el mítico Milan en 1996 ante una mala racha del equipo rossonero dirigido por Fabio Capello. Antes del mundial de voley de 2018, explicaba en una entrevista a un diario digital argentino sobre las posibilidades de la selección albiceleste que había ganado el Panamericano y decía que «¿Con este equipo a quién le ganamos? Ganamos un Panamericano contra el Brasil B. Es un error vender humo, porque el humo nos hace toser. Tenemos que estar convencidos, pero hay que mantener la humildad, porque este equipo no ha ganado nada importante que justifique demasiadas expectativas».Trasladado a la UD Almería, toca 'tumbarse' en el diván, otra vez, como en tantas otras ocasiones ha sucedido en este equipo. El Almería, el núcleo duro del club, debe analizar lo que hay, tanto por atrás como por delante, sin rasgarse las vestiduras, y acometer un análisis que hoy nace por la derrota de la noche del pasado viernes frente al Girona, pero tras haber vivido entre 'fuegos de artificio' por partidos notables ante rivales como a los que se ha ganado, pero sujetando las riendas, sobre todo en el entorno, para no llevarse a equívocos. Los éxitos y los tropiezos –en la vida no hay fracasos salvo que no se hagan las cosas con la máxima entrega– son fruto del día a día. Hay grandes técnicos que aseguran que las victorias se consiguen en el día a día y solo se va al partido para recoger el título. Y ahí es donde está el análisis de lo que puede pasarle al Almería, algo que solo se sabe desde dentro. Desde la grada o desde una cabina de prensa solo se puede hablar de lo que se ve, ni tan siquiera vale lo que se palpe porque, ante la realidad, los ojos están vendados y siempre se ha dicho que vale más una imagen que mil palabras.

¿Por primera vez?

Al Almería le faltó competir el viernes en Montilivi. No estuvo en el partido, al menos en la primera parte, en la que el Girona dio la sensación de que si hubiese necesitado marcar doce, como España frente a Malta, los hubiera hecho. El problema puede que no sea ni tan siquiera del trabajo diario y vaya más allá, más en profundidad. Ciertamente, es complicado, en este momento que se vive en el fútbol –los límites salariales impiden competir con todo lo que se quiere, porque está claro que con las 'manos libres' este Almería podría ser otro– crecer al unísono para luego competir contra otros rivales. El Almería debe vencer primero a los defectos y desterrar, como decía Velasco, la dificultad a la que se enfrentan todos los deportistas y que, especialmente en fútbol, habla de la llamada 'cultura de las coartadas', ese intento de atribuir el fracaso a algo que no depende de uno mismo.

Lo que pasó en Girona, lo de perder, puede pasar. El equipo de Míchel ha dado buen rendimiento ante equipos de 'su' Liga –que no es diferente a la Liga del Almería–, pero que también ha batido a equipos que están con un estatus superior o ha hecho tener que trabajar duro a Real Madrid –le empató en el Bernabéu– y el Barça le ganó 0-1 y casi pidiendo la hora. Lo que no se puede justificar es cómo llegó la derrota. Porque lo que pasó es que el conjunto gironins le 'pintó' la cara a un equipo que no compitió en la primera parte, viciado por los defectos de un grupo que está compuesto con demasiada inexperiencia y jugadores a los que el nivel competitivo no les es suficiente. Lo que conduce a otra máxima de una creencia generalizada que atribuye el éxito, el resultado, a quien hizo todo bien y quien perdió hizo todo mal y realmente, como significa el técnico argentino, «en el deporte no basta con hacer las cosas bien, hay que hacerlas mejor que los demás».

Crecimiento interno

Y el Almería no lo hizo mejor que el Girona porque necesita de un crecimiento interno basado en el entrenamiento diario. Se ha dicho muchas veces que se compite según se entrena y ahí está la respuesta a este difícil problema del fútbol moderno. El nivel al que se enfrentan los 'supuestos' titulares de la UDA cada día de trabajo no es el idóneo porque compiten antes 'rivales' que las trabas que utilizan no dan para mejorar, porque el rendimiento del compañero que tienen enfrente ni, por supuesto, el propio permite ese plus de nivel necesario. Esto incide en que los titulares no vean un 'rival' para aparecer en el once del domingo –viernes, sábado o lunes con esta era nueva de fútbol–.

Se mira y se orquesta campaña contra Rubi, que el único defecto que puede tener es tal vez el empecinamiento por querer jugar con un sistema 'agrietado', pero esa supuesta 'tozudez' es el camino, puede que obligado en cierto modo por una plantilla a la que le faltan mimbres, muchos mimbres. Lo mismo la dirección de la crítica debería dirigirse hacia quienes pusieron los cromos en las manos del vilarense para completar un álbum al que le faltan 'estampas' que nunca iban a salir en el 'sobre', como en aquellas colecciones de los 80.

Es cierto que el equipo ha mejorado mucho en ataque, sin que esto signifique que lo que había era malo –a El Bilal Touré le faltaba dar pasos al frente que solo son posibles con tiempo y ahí están los cinco goles–, pero ha habido tiempo suficiente para mejorar otras cosas como la defensa, que sigue estando muy coja.

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