«Estaba durmiendo y escuché un ruido muy fuerte que no entendía. Cuando abrí la ventana, veo otra bomba y me digo que la guerra había comenzado. Me bajo a mi coche con dos españoles y un brasileño y comenzamos a conducir. En el camino, ... el presidente del club nos llamó para que durmiéramos en un hotel suyo porque no estaba en una ciudad grande. Dormimos para descansar un poco y cuando miré por la ventana había un tanque enfrente de mi habitación». Es el relato de una persona que ha vivido la guerra de cerca. Nélson Monte, jugador de la UD Almería, vivió una situación 'indeseable' e insospechada cuando en septiembre se 'alió' con el Dnipro-1 ucraniano.
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«Miedo, mucho miedo. Cuando condujimos cerca de 28 horas seguidas para llegar a la frontera, desde Dnipro, vimos muchos tanques. Queríamos ir a para Lviv –Leópolis– y después para Polonia, pero cuando íbamos de camino nos dijeron que para Lviv no, que estaba siendo atacada y giramos todo para ir hacia Rumanía», expresó en una entrevista realizada a los servicios de comunicación de la UD Almería. El jugador nacido en Vila do Conde que cumplirá 27 años en julio, trata de olvidar una situación inexplicable contribuyendo al soñado ascenso de la UD Almería. «Veo un objetivo posible de hacer porque estamos cerca. Faltan diez partidos y tenemos todo para hacerlo. El sueño de la afición es mi sueño también y el del club. Con este equipo lo vamos a conseguir», señaló.
Nélson Monte se encuentra feliz en Almería, donde ha conseguido adaptarse rápido, pero no olvida lo vivido por culpa del conflicto suscitado en Ucrania. «Las primeras noches eran difíciles porque me recordaba todo esto. Estas personas no tienen culpa de nada. Me duele mucho, me duele el corazón, porque hay niños de todas las edades y no sabes si mañana tienes padre».
La situación requiere de gestos humanitarios hacia unos habitantes de los que contaba Nélson «al principio son personas frías y cerradas, pero después de dos o tres semanas te lo dan todo y lo hacen todo por ti. He estado seis meses allí y he hecho muchos amigos», con los que habla casi a diario «para ver cómo están ellos y sus familias. Y hace tres días ha llegado una mujer con dos hijas a mi casa en Portugal porque no tenía a dónde ir y le dije que se quedara en mi casa hasta que acabe esto. Es una mujer que trabajaba en el club, con dos niñas de diez y nueve años y están en mi casa con mi mujer».
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El jugador rojiblanco relató lo vivido como si se tratara de una película. «De locos, porque estaba en Turquía, llegué a Ucrania y a la una de la tarde salió la noticia que habían cancelado el campeonato por 30 días. Hablamos con el entrenador para ver si podíamos irnos a nuestros países. No tenía sentido entrenar un mes más de pretemporada. Si podíamos ir una semana... El entrenador me dijo que sí, pero necesitaba de un permiso de la dirección del club y por la noche mi entrenador me dijo que era posible que al día siguiente por la tarde me pudiera ir para Portugal, pero por la noche empezaron a caer bombas».
Envueltos en miedo emprendieron la marcha. «Muchos aviones pasando por encima de nosotros, las sirenas tocando en las ciudades. Tenía mucho miedo. Pasamos por dos checkpoint para mostrar nuestros pasaportes y ver si éramos rusos o ucranianos. En esos checkpoint tenía mucho miedo porque te apuntaban con armas, las tenía cerca de mí».
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La odisea del traslado, con esas 28 horas conduciendo, la encontró para repostar. «La gasolinera fue una suerte. La noche que dormí en el hotel le metí toda la gasolina al tanque. Por el camino tuvimos que meter más y tenía muchas gasolineras que no disponían de gasolina. Encontramos una en la que sí había, nos tuvimos que demorar dos horas para meter todo y tener gasolina para llegar a la frontera».
Nélson no entiende el conflicto que tiene en vilo al mundo, «solo sé que las personas de Ucrania no merecen esto porque hay muy buena gente. Mujeres, hombres y niños... son cosas que las recordaré toda mi vida. Niños que llegaban con los padres a la frontera, estos les daban un beso de despedida a sus hijos que se iban con sus madres y los padres volvían a Ucrania para combatir».
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Él ahora combate como deberían solventarse los problemas, en un campo de fútbol, por ejemplo. En Tenerife vivió su primera convocatoria como rojiblanco y un partido muy complicado. «De máxima tensión. Era un partido importante tanto para Almería como para Tenerife. Fue de alta tensión, Fernando estuvo perfecto y todos, la defensa, medios y ataque. Pero son tres puntos muy importantes, una distancia muy buena para nosotros con Tenerife y los otros rivales. Estamos bien y vamos a acabar bien».
Su proceso para integrarse es la consecuencia al trabajo. «Entrenaba aquí y llegaba al hotel y pensaba que había fichado para entrenar –entre risas–. Era mucha información y muy buena porque la lengua es parecida y no es difícil de entender. Además hablábamos de fútbol». A eso unió su trabajo. «Estoy para jugar. Estaba en Turquía haciendo un mes de temporada porque en Ucrania se paró por el frío. Estaba parado una semana y media, pero también entrené en Portugal y estoy preparado para jugar cuando el míster quiera».
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En cuanto a características, el portugués dijo ser un jugador «un poco frío, no soy gritón, calmado. No soy un loco de los gritos», que tiene en su versatilidad un aspecto importante. «A mí me gusta ser defensa, pero tener la pelota, me siento bien con ella y en todas las posiciones. Por necesidad o por otra cosa, si me necesita no hay problema» porque se siente «bien si hay que correr, para todo, no soy lento».
Su experiencia también es buena fuera del campo. Recetó estar primero con los pies en el suelo. «Si no tenemos los pies en la tierra, es el primer paso para no conseguirlo. He llegado, he mirado que el equipo piensa en el partido a partido y no piensa en lo que hacen los otros equipos. Esta semana será igual, entrenar y pensando en Girona, nada más».
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Después, a meses vista, pensar en volver a Ucrania para volver a competir. «Cuando salí de Ucrania tuve dos o tres días para descansar la cabeza y después volví a entrenar. Tenía la duda en mi cabeza de qué iba a hacer porque tenía contrato con Dnipro y cuando mi contrato acabe en Almería volveremos de nuevo a pensar porque no sé si volver. Las personas de Ucrania hablan de que vuelva, pero tengo dudas porque la guerra no ha acabado».
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