Óscar... con su equipo de confianza

No hay mucho más que el apellido en el capítulo de coincidencias entre ambas historias; si acaso el que ninguno de los dos fue la primera opción de Alfonso y Corona para el banquillo. Las diferencias han empezado ya a saltar a la vista. A Fran, al poco de estar en el cargo, Corona le hizo saber que su segundo entrenador no sería el que él quería, entre otras cosas porque el suyo, el de confianza, no tenía experiencia en la LFP y el club quería a alguien que sí la tuviera.

A Fran, como hemos contado ya mil veces, le propusieron que fuera Jesús Muñoz, ex ayudante de Paco Jémez; y él, desconocedor de la relación personal que ya existía entre Corona y el técnico propuesto, aceptó, ante la imposibilidad de elegir al que quería. En el caso de Óscar, no habido ni tan siquiera intento. La UDA sabía que ningún otro entrenador del mundo que no fuera Fran iba a aceptar que se le negase designar a su propio equipo y, por consiguiente, el valenciano llega con su gente de confianza; repito, como es normal y natural en estos tiempos. La duda, la pregunta es, ¿por qué la UDA empezó su relación en el primer equipo con Fran haciéndole ese feo, que por supuesto no ha repetido con su sucesor?. Volvemos con la burra al trigo de nuestra vieja teoría: en realidad, la UDA lo que pretendía era hacérselo a Fran lo más difícil posible, lo más incómodo que le saliese, por la sencilla razón de que no lo querían, no confiaban en él ni el técnico canterano era del agrado del mandamás. Ello explica otras cosas, como el desmentido de pretemporada con Caballero, la famosa cena de jugadores y otros muchos episodios que han dificultado su camino en el club.

En todo caso, es de celebrar que, aunque sea con un feo agravio comparativo, el Almería sí vaya a hacer las cosas normales en esta nueva era. Sin duda, Óscar se sentirá mucho más cómodo en la entidad de lo que se ha sentido Fran durante todo el año. El caso es que Óscar es un técnico sin experiencia práctica en Liga Profesional, tan sólo hizo de puente transitorio en una destitución del primer equipo del Valencia, cuando dirigía al filial, pero con muchos años de fútbol y banquillo a sus espaldas, con la experiencia del trabajo en dos de los clubes más importantes del fútbol patrio, como Atlético y Valencia, y con un modelo propio que se nutre del conocimiento en experiencias muy diferentes. Un modelo que ahora tendrá que poner en práctica en un club atípico, diferente, en el que el presidente lo controla todo sin estar, en el que los patrones y cánones tradicionales del fútbol se vuelven raras avis y las extravagancias y frikismos se convierten en el pan nuestro de cada día.

Ya le ocurrió a Ramis, otro técnico prometedor que llegaba sin rodaje en Segunda pero con bagaje en filiales, que intentó imponer su estilo y se chocó con el muro de la intransigencia alfonsina y la delgadez y fragilidad de un club prácticamente inexistente. Ramis se marchó sin entender por qué el club no le garantizaba lo que en otros es considerado como 'servicios mínimos'.