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Largo y tendido, sin prisas, porque estas dicen que son malas consejeras. Rubi, el técnico que conduce a la UD Almería por caminos de brillantez, ... se sincera con IDEAL en una instructiva charla de esas que permiten cerciorarte de que lo que ves no tiene dobleces, es tal y como se conoce. Joan Francesc Ferrer Sicilia (Vilassar de Mar, Barcelona, 1 de enero de 1970) es un tipo tranquilo que tiene la claridad de ideas a flor de piel. Con seis o siete años empezó a saber, puede que sin ser consciente, que el balón sería su vida. Y a decir verdad, lo es. El entrenador de la UD Almería es, por el fútbol que practica, un amante del balón. Es más, desde aquellas tempranas edades, en las fotos de las formaciones de los equipos en las que jugaba, él siempre aparecía con la pelota en las manos.
Puede que cuando Serrat escribió aquello de 'niño deja de jugar con la pelota', pensó en Joan Francesc, o Rubi. En su casa, como en la inmensa mayoría de casas, lo de jugar con la pelota estaba prohibido. Por eso se exprimía en la calle con el balón y, en casa, el subbuteo, un juego de mesa en el que se recreaban, sobre el suelo, partidos de fútbol a golpe de dedo, no como ahora con el mando y en la tele, puede que fuese donde empezó a recrear sus inicios como técnico, donde aprendió.
Sus ascensos son pocos, uno con el Espanyol B y otro con el Huesca, el equipo que más se asemeja a esta UDA de hoy que podría concederle el tercer salto de categoría para seguir 'conquistando retos' y viajar, algo que pudo ser su profesión cuando las cosas no surgieron como él quería –estuvo a semanas de trabajar en una empresa mayorista de viajes propiedad de su familia–. Por fortuna para el fútbol, y para la UDA, la oferta que esperaba tener se adelantó en el tiempo y ahora exhibe en el equipo indálico el fútbol que siempre le ha gustado y que nace de un decálogo que figuraba en su UE Vilassar que, entre otras cosas, pedía estar «siempre pendientes del balón», «dueño del balón, dueño del partido», «todos atacamos, todos defendemos» o «no regatees si puedes pasar la pelota», reglas de un comportamiento que bastantes años después sigue aplicando a sus equipos y que hoy le tiene cerca de lograr el que sería también el tercer ascenso a Primera de la entidad indálica.
-¿Cómo valoras el rendimiento del equipo esta temporada?
-Yo creo que muy bueno. Hemos hecho una primera vuelta, a falta de un partido, extraordinaria. Como entrenador no me puedo sentir más satisfecho de cómo ha crecido el equipo, cómo ha asimilado conceptos, cómo ha competido. La dificultad es que ya sabemos que esto hay que hacerlo todo el año, no solo seis meses, pero en este margen muy bien.
-¿Cuál crees que es la clave de la buena respuesta del equipo?
-Sobre todo el factor humano de conocer nosotros ya previamente qué tipo de personas tendríamos en el vestuario y la implicación que tienen ellos. A partir de ahí, a veces a uno les gustará más un sistema, a veces otro, que juegue uno, que juegue otro, pero cuando tienes la implicación del cien por cien de futbolistas y encima sabemos que son gente que tiene la ilusión de poner al Almería arriba, esa es la clave. Hay otras, pero esa es para mí la más importante.
-¿Y qué influencia tiene Turki Al-Sheikh en este proyecto?
-Obviamente es su proyecto, el que lo ha parido. Es su tercer año y lo estamos viendo todos, el cambio del Estadio... Pienso que este año a nivel de plantilla la inversión ha sido menor que otros años, pero es cierto que ya había una buena base y la hemos sabido aprovechar, pero este es su proyecto y el de sus hombres de confianza y creo que lo están haciendo muy bien.
-Desde dentro y desde la ciudad, da la sensación que su aportación no es comparable con los visto en Valencia, con Peter Lim, o en Málaga, con Altani.
-Yo no puedo hablar mucho de estos dos casos que me comentas;he leído, pero sí que te puedo decir que la relación es muy buena para que la parte deportiva pueda trabajar en la parte deportiva y la parte más de márketing en márketing. Cada uno en sus áreas está trabajando con la libertad de poder desarrollar los conocimientos que podamos tener. Yo no sé en otros sitios como se ha hecho, pero aquí se está cumpliendo lo que se dice y se está dejando trabajar a los profesionales.
-Me figuro que algo tendrá el agua o el vino cuando lo bendicen porque al respecto del rendimiento de la plantilla todos hablan de tu influencia en sus avances.
-Te agradezco eso. Es cierto que es mi forma de ser, no tengo ninguna necesidad de colgar medallas, no soy de esos, pero es cierto que todo el cuerpo técnico nos vaciamos con cada uno de los futbolistas. Para nosotros cada futbolista que tenemos en la plantilla, todos sin excepción, es un reto para que rinda. Es cierto que que rindan todos todo el año es imposible, pero que haya fases del año donde se vea el potencial real de cada futbolista que a nosotros nos han puesto a nuestra disposición ese es el objetivo que tenemos el cuerpo técnico. Me alegro mucho de que situaciones como la de Appiah, que nosotros hemos estado trabajando igualmente con él, demuestre sus cualidades, pero nuestro reto es con todos. Otra cosa es que uno será más tiempo, otros menos, pero esa es la misión del entrenador, sacar a sus futbolistas lo que llevan dentro.
-A la hora de hablar del rendimiento de la plantilla ¿qué jugador te ha sorprendido?
-Sobre todo, cuando llegamos el año pasado nos sorprendió mucho la situación de Ramazani, nos sorprendió que estaba trabajando en el filial, que es un buen sitio para jugar, por supuesto, y hay muy buenos futbolistas también y la categoría es muy dura, pero en uno o dos entrenos nos dimos cuenta que ahí había un talento especial. Entonces, si me dices algún jugador te diría este, pero también te tengo que decir que hemos visto una plantilla donde cada futbolista, si está aquí, es porque realmente tiene cosas y nosotros sabemos verle esas cosas porque no hay ningún jugador que en esta plantilla sea un jugador que te diría que no puede estar. Este año, aquí todos pueden estar.
-Si hubiera que comparar esta UD Almería con alguno de los equipos a los que ha dirigido ¿esta UDA está más cerca de ser el Huesca del ascenso o del Girona que cayó en Almería?
-Te diría que los dos equipos esos son muy buenos y tengo unos recuerdos extraordinarios. La temporada del Girona hablo menos de ella porque ya queda un poco más lejos, pero fue maravillosa, pero si te tengo que coger una de las dos creo que se parece a la del Huesca porque tenemos como factor común que aquella plantilla tenía también varias nacionalidades de futbolistas y todo eso tienes que tener mano izquierda para llevarlo porque no es tan fácil y en eso lo veo igual. Es cierto que también tanto en Huesca como aquí, en los primeros cinco partidos, nos costó un pelín, a pesar de que aquí ganamos tres de cinco y luego arrancamos como hemos hecho este año en el Almería.
-Todos los técnicos tienen un jugador en campo que es como un segundo entrenador. ¿Ese rol, quién lo ocupa en la UDA, puede ser César de la Hoz?
-Posiblemente sí y eso no le garantiza a él jugar siempre. Él también ha tenido que batallar para ganarse el puesto, pero ha demostrado que se lo ha ganado y yo siempre se lo voy a respetar, pero él es un jugador al que el entrenador le dice cosas y él enseguida las transmite en el campo.
-Son, si no me falla la memoria, casi 40 años entrenando, porque empezaste con 13 años. ¿Qué queda del Rubi de aquella etapa?
-Yo me acordaré toda la vida que, con trece años, me gustó mucho, que entrenaba a chicos de nueve, el poder transmitirles confianza a los futbolistas. Esto es una cosa que pensé que si cuando yo juego me hace lo mismo el entrenador, yo creo que voy a dar mucho como futbolista. Luego, la visión ofensiva la he mantenido a pesar de que cada vez controlo más aspectos defensivos que al principio no los controlaba tan bien.
-¿El decálogo de la Unió Esportiva Vilassar es una referencia en la UDA? Atacar y defender, tener el balón como unas de las claves...
-Hay muchos puntos y es porque los sentía así.
-La palabra sentimiento se la encuentra de formas diferentes en los lemas que había en los estadios de Vilassar, «todo un sentimiento»; Espanyol, «la fuerza de un sentimiento»... En Almería lo de que «nunca se rinde» ¿se demuestra en cada partido?
-Creo que sí. Por lo menos intentamos competir al máximo. Unas veces nos saldrá mejor, otras no, con pelota, otras no tan bien, en otras el rival nos lo pone más difícil, pero pienso que una seña de identidad del equipo este año es que compite todos los partidos y la prueba la tienes en que no hemos perdido ningún partido por más de un gol y solo nos han hecho dos goles una vez. Eso es competir, en el fondo.
-Cruyffista de pro, lo de querer el balón no es por influencia del técnico neerlandés, sino que surge antes, ¿mantener aquella idea es también una forma de sentimentalismo?
-Te diré por qué. Como yo era delantero y en mi época, estamos hablando de finales de los ochenta y todos los noventa, se jugaba muy poco, era muy directo, era el delantero alto y el pequeñito, uno se movía y centros y centros. Me acuerdo que para sobrevivir te tenías que adaptar a eso, pero mis cualidades eran otras. Siempre pensé cuando entrené ¿cómo va a disfrutar más el futbolista, si le digo que participe con la pelota, que la juegue, que la pase o que rehuya a eso? Por eso he tenido ese sentimiento de que siempre se juegue al fútbol, porque cuando lo he sufrido al revés lo he pasado muy mal.
-De aquellos comienzos, ¿de Xevi Ramón, qué tiene este Rubi?
-La pregunta me toca el corazón. Estás hablando de que en todos los pueblos, en todos los equipos, hay una persona que ha sido la que ha vivido el fútbol en los años 30, 50, 70 y ha sabido transmitir a los niños de 7, 8, 9 o 10 años, te lo ha metido en la sangre. Esa es la persona clave en todos los niños que salimos de Vilassar nacidos en los años 70 u 80.
-Además de él, otros técnicos han influido en tus ideas.
-Sí. He sido un jugador que intentaba atender mucho y ser fiel a los entrenadores que tenía y dar todo lo que pedían. A medida que te vas haciendo mayor es como si fueras guardando cosas en la cabeza, tanto qué vas a hacer como qué no, porque me han influido para positivo y otras que dices 'esto yo no lo haría así'. He aprendido de todos los que he tenido.
-He leído por ahí que por la prohibición de jugar con el balón en casa, el subbuteo fue un sucedáneo. ¿Lo practicas aún?
-No, pero lo recuerdo con un cariño entrañable. El pasarme horas y horas en la alfombra del comedor de casa con el subbuteo montado, con los jugadores para arriba y para abajo, con el dedito pegándole a la pelota... Mi familia me lo recuerda continuamente y cuando te compraban un equipo nuevo era un momento especial. Esta es una de las cosas que quizás se está perdiendo un poquito.
-¿Los videojuegos no fueron igual?
-Cuando arrancaron era de los que me gustaban mucho también. Al PC Fútbol he jugado un montón y antes con el Spectrum, pero no me quita eso tres horas de entrenar en la calle, de ir a chutar o de ir a correr.
-El fútbol real es otra cosa bien distinta a lo del subbuteo, hasta el punto que creo que hubo un momento en el que te plateaste dejar el balón en un rincón y dedicarse a trabajar en una agencia de viajes.
-Eso fue un momento clave en mi vida, pero porque estaba entrenando en Segunda B, nos fuimos un año a Benidorm y lo pasamos muy mal porque desde octubre no cobrábamos y todo era un caos en aquel club, pero hicimos una buena temporada hasta el punto de quedar quintos en Segunda B con equipos importantes. Ese año no me salió ningún equipo. Al ver que después de hacer una muy buena temporada en Segunda B, haber ascendido al Espanyol B unos años antes, pensé que no debo haber calado a nadie y me tendré que dedicar a otra cosa. Tenemos una empresa familiar, una agencia mayorista de viajes y yo ya trabajaba y entrenaba. Fue un momento que dije 'a lo mejor debo dar ese paso', pero me di un plazo que no se cumplió por unas semanas. Cuando había confirmado en casa que me iba a quedar ya a trabajar si en un mes no me salía ningún equipo me salió. Entonces, lo cogí como ayudante de Raúl Agné en el Girona y he tenido mucha suerte. Me ha ido todo muy bien. Por fortuna porque tú sabes lo que es trabajar en tu pasión. Al fútbol yo aporto lo que puedo y hay mucha gente que aporta muchas cosas. Yo soy un granito, pero en mi vida, a nivel personal, puedo decir que trabajo en lo que me gusta, algo que no todo el mundo lo puede decir.
-El ascenso sería otra gran fortuna conseguirlo. ¿Te quita el sueño?
-No me lo quita porque, como tengo la suerte o la desventaja que me voy haciendo mayor y sé que no me aporta nada pensar en junio, lo que me aporta ahora es lo que hemos hecho hoy, el que viene para ganar al Lugo y eso me hace estar menos ansioso del que no tiene ese control de la situación.
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