La Barraquilla de Almería, del barco a la mesa

El negocio fue evolucionando hasta que hace 40 años se mudó a la ubicación actual, en la misma playa pero más alejado de la orilla. Lo que nunca cambió fue la filosofía de Paco, que tras delegar el negocio en sus hijos y nietos, sigue siendo el responsable de comprar todo el pescado que entra en el establecimiento, material que hasta que fue más mayor, se encargaba él mismo de pescar.

Son muchas las aportaciones a la restauración almeriense de este chiringuito, que llega a dar 150 cubiertos en un servicio fuerte de fin de semana. Entre ellas, la de exponer el pescado en una vitrina, a modo de pescadería, para que los clientes puedan ir eligiendo qué comer al peso, que se ha convertido en todo un atractivo para el comensal. Esto, que después han copiado numerosos establecimientos de la provincia, fue idea de Paco, que siempre ha defendido que cualquier pescado, si está fresco, está bueno.