El bingo
relato de humor ·
Mira si eres escandalosa que del chillido que has pegado hasta el maromo de la mesa de al lado se ha quedado mirándote. ¡Pues está bueno el chiquillo!Secciones
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Mira si eres escandalosa que del chillido que has pegado hasta el maromo de la mesa de al lado se ha quedado mirándote. ¡Pues está bueno el chiquillo!alba carballal
Domingo, 28 de agosto 2022, 00:04
Pues qué quieres que te diga, tú dirás que no y que no y que estás muy bien como estás, pero me tienes que reconocer que te vendrían muy bien esas perras. ¡Hasta la Thermomix te podrías comprar, y sin financiarla ni nada, niña! Además, ... tú ya no estás para estos trotes. Que si acordarte de meter el pollo en el horno, que si hacer una tarta cada vez que vienen tus nietas a comer… porque mira, su mujer será abogada y todo lo que tú quieras, pero lo que es para cocinar ésa que se ha buscado tu hijo no sirve, y chica, de verdad que está muy bien el discurso ese de la igualdad y más feminista que yo no la vas a encontrar en España entera, pero esas niñas digo yo que tendrán que comer, aunque sea para equilibrar la lotería genética y no terminar pareciéndose a la tísica de su madre.
¡Ay, ay, que el 35 lo llevo yo! Pero baja la voz, hija mía, no te pongas nerviosa que todavía no nos ha tocado nada, es que de verdad que a veces pareces tonta. Mira si eres escandalosa que, del chillido que has pegao, hasta el maromo de la mesa de la izquierda se ha quedado mirándote. Joder, pues está bueno el chiquillo. Y no te quita ojo de encima, maja. Que sí, que ya sé que podrías ser su madre, pero tú estás aún de muy buen ver, guapa, y una abuela joven y atractiva no se encuentra todos los días. Tú eres una rara avis, hazme caso a mí que yo de esto entiendo, eres lo que ahora llaman los zagales una milf, que en inglés no sé lo que significa, pero en español quiere decir que te quieren dar lo tuyo y lo de tu prima aquí presente. No te ruborices, mujer, tú también qué pudores tienes ahora, ni que hubieras nacido ayer.
¡Ay, por un número que no canto línea, qué susto! La verdad es que el muchacho no se puede quejar del envoltorio que Dios le ha dado, y el muy descarado no desvía la mirada, ¿eh? Vamos, que se te está comiendo con esos ojos que tiene, blancos y negros como las mismas bolas del bingo. Eso sí, como te digo una cosa te digo la otra: como no te cortes un poco ése se cosca en nada, no hay más que verlo, tiene más calle el fulano… Pero a ver, bonita, y bien que me parece, ¿eh?, que tú no le tienes que rendir cuentas a nadie, vamos, faltaría más. ¿A quién vamos a llorar ahora, al gilipollas de tu marido? Ése lo mejor que pudo hacer por ti fue morirse, y si quieres mi opinión, mucho tardó. Espabila de una vez, niña, que te tiraste tres años, ni uno ni dos, tres, con más cuernos que un Miura, no me vengas ahora con el cuento de que aún no le has olvidado, porque lo enterramos hace dos meses pero a saber cuántos años llevaba sin darte una alegría ese vejestorio. Que no me callo, joder, que no me da la gana de callarme, a ver si se entera de una vez el gachó de que tu semáforo está en verde.
¡Ay, ay, que te lías con tus cosas y no estás a lo que estás, marca ese 42, coño! En fin, que si se te pone por delante un caramelito como ése tampoco vas a dejar que se lo coma otra, ¿no? Vamos a ver, ¡qué duelo ni qué niño muerto! Que a ése lo deberías haber congelado por porciones hace años, como hacía la Pe en aquélla tan buena de Almodóvar, de verdad, chica, quien te entienda que te compre. Y no te hagas ahora la mosquita muerta, no te fastidia la tipa esta, o me vas a decir que te has puesto ese vestidazo para echar un bingo con cuatro ancianos descoloridos. Al bingo vendremos, reina, pero con clase y con las mismas opciones que las de treinta, claro que sí, y te digo yo que el moreno en su cabeza ya te está bajando el tirante.
Lo que me faltaba por ver, el más rico del cementerio cantando línea ahora. No, si al final será verdad eso de que dinero llama a dinero. ¿Y tú? Pero si en este cartón te queda sólo un número por cubrir, corazón, aún vamos a perder una pasta porque a ti se te haya ido el santo al cielo con el chavalito. Vamos a pachas, ¿eh?, como siempre, prima, no te rajes ahora que estás a punto de llevártelo crudo.
¿Bingo? ¿Cómo que bingo? ¿Quién coño se nos ha adelantado? No me lo puedo creer. El modelo de Calvin Klein. ¿Y tú de qué te ríes, boba? ¡Que nos lo ha levantado! No, si todavía se llevará un premio doble esta noche, el condenado del crío. Ay, ay, que viene hacia aquí, que a mí hoy me va a dar un síncope y nadie se acuerda de que soy cardiópata. ¿Prima, me escuchas? Nada, que te vas con él. ¿Pues sabes qué? Bien que haces. El querer debe de ser algo así, no sé, alegrarse de verdad de que el bingo le toque a otra.
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