Por los pelos

—Nuri, hija, ¿a ti te parece normal? Tu abuelo era calvo, tu padre es calvo, tu hermano es calvo y ahora, a mi yerno, le da por plantarse pelo.

«Dichosos los ojos, ¿cómo se hace eso de despertarse justo cuando están a punto de llegar los invitados?». Nuria se aparta para que su hermano Javi, que acaba de entrar a la cocina, coja de la bancada un trozo de jamón. «Im-plan-tar-se mamá, que no es césped…», le aclara Nuria a su madre alejando de su hermano la bandeja con los aperitivos.

«Pues lo parece. Vi al hijo de Conchi con el pelo recién puesto y esto de arriba parecía el huerto de tu tío Paco después de la siembra», explica la madre señalándose la cabeza.

«Mamá, ¿otra vez con lo del pelo? Cuando Merche la vecina se puso un par de tetas no abriste la boca», dice Javi.

«Ya la abriste tú por ella. Qué vergüenza, toda la tarde mirándola como si fueras un lince disecado. La pobre chica no sabía dónde meterse», replica Nuria.

«No compares, retocarse el pecho tras los embarazos me parece algo normal», explica la madre.

«¿Retocarse? Mamá se puso dos tetas como dos carretas», puntualiza Javi.

«La teta está de moda, ahora es símbolo de feminidad y maternidad. Ya lo dice Rigoberta. Mamá, mamá, mamaaa…», Nuria canturrea la canción de Rigoberta Bandini.

«Las de Merche son más de estilo Sabrina…». Javi imita a la cantante italiana sujetando dos melones a la altura del pecho.

«Deja eso y ayuda, faltan diez minutos para que lleguen». La madre le quita las frutas y le pone las servilletas en la mano señalándole la mesa.

«Hace tiempo que no le vemos el… pelo a Rafa», Javi habla serio tratando de contener la risa.

«Espero que te ahorres las bromitas en la comida», le espeta Nuria. «Tranquila, mujer. Además, Rafa no tiene ni un… pelo de tonto», ahora sí, Javi estalla en una carcajada. Su hermana pone los ojos en blanco. Se escucha el sonido de la puerta de la calle.

«¿Qué te hace tanta gracia?», pregunta el padre que llega cargado con dos bolsas de la compra. «¿A qué te has parado en el bar? Mete las cervezas en el congelador», le habla la madre.

«Estamos hablando del nuevo pelo made in Turkey que se ha puesto Rafa. Mamá cree que ha roto con la tradición familiar. Parece que ellas los prefieren calvos», explica Javi señalando su cabeza y la de su padre.

«A mí no me metas. Creo que Rafa ha hecho muy bien poniéndose pelo. A ver si así se quita la gorra», comenta Nuria.

«También hemos hablado del retoquito de Merche papá», le indica Javi a su padre pasándose la mano por el pecho. «¿Qué Merche?», pregunta el padre tratando de hacerse el despistado. «¿Qué tetas? Papá disimulas fatal. Si la última vez que nos la cruzamos en el ascensor te equivocaste de piso», le acusa Javi en tono divertido. «¿En serio?», la madre mira a su marido plantada en la puerta de la cocina con las manos apoyadas en las caderas. «Ay papá, que se te va a caer… el pelo», lanza Javi.

«Este chico es tonto», comenta el padre en voz baja mientras saca las cosas de las bolsas. «Demasiadas bromas haces con el tema. Yo creo que a ti en el fondo también te gustaría ponerte una buena mata», le reta Nuria a Javi.

«El calvo guapo es guapo de verdad, sin adornos. Y en la cama… ya sabes lo que se dice…», alega Javi. «No tengo ni idea de lo que se dice», le reta Nuria.

«A los hombres sin pelo se nos ve más altos, más fuertes, más dominantes y atractivos. No todos lo saben llevar. Rafa ha pagado para que le pongan pelo del sur en la cabeza, en lugar de echarle huevos al asunto», se explaya Javi. «¿Como que pelo del sur?, ¿qué no es suyo?», se sorprende la madre.

«¿De donde te crees que lo sacan mamá? De alguna zona noble. En el caso de Rafa, como en el pecho no tiene, habrán tirado para abajo. Igual más abajo de lo que te imaginas», sugiere Javi metiéndose las manos en los bolsillos de los tejanos.

«Calla por Dios», le pide la madre justo cuando suena su móvil. Contesta. «Dime hija… qué pena… de acuerdo, ahora nos vemos», contesta, cuelga e informa al resto. «Vuestra hermana viene sola a comer, a Rafa le acaban de llamar de la guardia», informa.

«O sea, que el cuñado no ha podido venir… por los pelos«», concluye Javi. Nuria pasa cerca de Javi y le da una colleja.