Bar Mal Pas, el rincón más fresco de Benidorm

Arrastra Benidorm una fama injusta en las cosas del comer. La meca del turismo barato está asociada a aquellas cartas pegajosas con fotos de platos combinados, a paellas acartonadas o a fritanga para guiris recién salida del congelador, pero si se sabe buscar, la ciudad ... alicantina esconde propuestas culinarias interesantes. Muy cerca del trajín de selfies y souvenirs del fotogénico Castillo, pero protegido de las hordas de turistas por los muros de la iglesia de San Jaime y Santa Ana, se encuentra el Bar Mal Pas. Referencia ineludible para quien, tras una jornada de baño, lectura de periódico, siesta y caminata por el paseo, desea terminar el día rechupeteando las cabezas de unas gambas rojas de Denia recién salidas del agua.Lo abrieron Trini Fuster y Paco Pérez hará unos 15 años, primero como modesta cervecería con cuatro tapitas, y ahora lo regenta su hija Aurora. La clientela, nacional al 90%, no tardó en darse cuenta de que Trini tenía buena mano en los fogones y empezó a pedirle que se explayara un poco más. Junto a Paco, virtuoso del arroz y marinero con buen olfato para hacer la compra, fueron transformando poco a poco el pequeño bar en una mesa de producto de primera categoría. En la carta, cosas sencillas: ensaladilla riquísima, tomate con bonito a media sal, pescaditos fritos de la bahía, sepionet o una gamba roja siempre superior. También algunas recetas más elaboradas: tartar de atún o coca de tomate y albahaca. Las mesas de su terraza se extienden por la esquina del Carreró del Mal Pas que, cuando aprieta el calor, es el rincón más fresco de Benidorm.