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Tomás Ondara
Thor...pedo

Thor...pedo

Aquel payo se presentó como hijo de la anciana, pero Adela miró alrededor buscando una cámara oculta. Estaba ante un dios vikingo

ana maría tomás

Sábado, 20 de agosto 2022, 00:03

Adela no debía estar allí, sino en la Polinesia francesa celebrando su treinta y cinco cumpleaños. Y, encima, soportando las bromitas de mal gusto de su amiga, como si con eso lograra hacerle menos dolorosa aquella situación: las dos piernas y el brazo derecho fracturados ... y con más tornillos que en una ferretería. Hubiera preferido quedarse sola en aquella habitación de hospital hasta la llegada de su hermana que aguantar que la cuidara la 'japiflogüer' de Pepa, capaz de hacer chistecitos hasta de un entierro. Que si no pedías siempre que ojalá te tocara los 'ciegos', pues toma, se cumplió tu deseo: te tocó uno que —además de ir ciego de alcohol— iba conduciendo un coche; que si tú sí que sabes tomar una baja laboral; que si va a ser muy divertido ver cómo agarras las muletas con los dientes… Y la pava se reía como si aquello tuviese gracia.

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