![«Es único dormir a 2.000 metros de altitud al nivel del mar»](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202208/07/media/cortadas/broeck-kgOD-U170914417480OPH-624x385@RC.jpg)
«Es único dormir a 2.000 metros de altitud al nivel del mar»
David van der Broeck 33 años, de Bélgica ·
«Sólo se consigue en un hotel con habitaciones de apoxia». Así es el turismo deportivo en DéniaSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
David van der Broeck 33 años, de Bélgica ·
«Sólo se consigue en un hotel con habitaciones de apoxia». Así es el turismo deportivo en Déniaarturo checa
Domingo, 7 de agosto 2022, 00:11
Al lado de la costa de Dénia (Alicante), la montaña de la Sella apenas se levanta un centenar de metros sobre el nivel del mar. Pero uno cree estar a los pies del Himalaya. 'Centro Budista Sakia', indica una señal en uno de los ramales ... de una carretera comarcal en obras, medio cortada y sembrada de laberínticos desvíos. Parece necesario un salvoconducto en clave para llegar al hotel Syncrosfera. Un lugar sólo para iniciados. Por sus serpenteantes carreteras circulan decenas de maillots coloridos, ciclistas con pinta de Europa central. Al atravesar la recepción del establecimiento horadado en la ladera de la montaña averiguas pronto por qué. Uno de los secretos de que el ciclista belga Remco Evenepoel se alojara aquí antes de aplastar a todo el pelotón en el Tour de Noruega o hacerse con la Clásica de San Sebastián. «Consigues algo único. Dormir a más de 2.000 metros cuando en realidad estás a nivel del mar. Es el único hotel que lo consigue en Europa». Así lo subraya David Van der Broeck, de 33 años, también belga e igualmente ciclista, aunque sea aficionado. Es periodista y se aloja en el Syncrosfera para comprobar por qué su compatriota eligió este sitio. «Nuestro mercado preferencial entre deportistas está en Holanda, Alemania y Bélgica», explica Juan Balerdi, director comercial del hotel. «También tenemos clientes de sol y playa, sobre todo en verano. En temporada baja, abundan los deportistas», afirma a tiro de piedra de las playas de Les Marines y Les Bovetes, asomado a una piscina semiolímpica en la que nadan dos jubilados suizos que acaban de desayunar sendos batidos de proteínas con los componentes contados al miligramo.
La joya de la corona del Syncrosfera son su docena de habitaciones en las que dormir en hipoxia. Las estancias simulan lo que es pernoctar en altitud. Al entrar no se diferencian en nada a cualquier habitación de un hotel de cuatro estrellas. Una cama enorme, eso sí (todas aquí son de 2x2), un sofá y una pantalla azul... ¡ah!, pero no es el aire acondicionado. Es el monitor con el que controlar la altitud que establece la habitación. David elige 476 metros. Luego siente un poco lo que es colocar el ingenio de la hipoxia a 2.147 metros, lo máximo que puede alcanzarse en el hotel.
Que en su estancia a David le atienda Aleksandr Kolobnev es un lujo al alcance de pocos. Exciclista profesional ruso, medalla de bronce de ciclismo en ruta en Pekín 2008 y dos veces subcampeón del mundo. Él lleva los mandos del Syncrolab, el laboratorio situado en la planta baja del hotel y en el que con un cuestionario y pruebas médicas se fija la cifra de la hipoxia para los turistas deportivos. «¡Santo cielo! ¿Te sientes bien?», le espeta al periodista belga. Un sensor en el dedo mide su oxígeno. «Has bajado mucho, incluso a 87. En el hospital ya estarían preocupados (sonríe). En nuestras habitaciones como mucho estarás a 1.800 metros», explica el medallista olímpico.
Los resultados. «El análisis dice que mis reticulocitos (células madre de los glóbulos rojos) aumentaron de 9,6 a 14,9 tras la hipoxia»
Nombres propios. El hotel lo fundó el ciclista ruso Aleksandr Kolobnev, medalla de bronce de ciclismo en ruta en Pekín 2008
Poder adquisitivo. En el parking del hotel hay un Porsche, un Jaguar, varios Audi y BMW y una bicicleta de carretera que parece una nave espacial
Laboratorio. Kolobnev, dos veces subcampeón del mundo, mide las constantes en el laboratorio para pautar el uso de la hipoxia y las cámaras hiperbáricas
Dos perfiles. También hay huéspedes de 'sol y playa'; en la piscina semiolímpica nadan dos jubilados de Suiza tras desayunar un batido de proteínas
Al pasear por el exterior del Syncrosfera uno no ve a través de las paredes acristaladas las típicas mesitas con guiris tomando copas o la piscina de bolas para los más pequeños. Aquí todo gira en torno al músculo y el sudor. Una decena larga de personas se machaca el cuerpo en un gran gimnasio con tres áreas de aparatos de musculación, cardio y una zona para clases colectivas. «Viene mucha gente también de Dénia y Pedreguer a ejercitarse», saca pecho el director comercial mientras pasa de un sitio a otro del hotel con unas pulseras digitales que abren y cierran puertas.
Inaugurado el año pasado, el Syncrosfera se ha convertido en un polo de atracción para los turistas europeos vinculados al deporte amateur o profesional. Surge de la mente de Kolobnev, fundador y gerente. Y sin perder de vista la pandemia que tanto daño ha hecho al sector del turismo. «Tras pasar la Covid-19 cuesta mucho recuperar la forma física, y para acelerar este proceso hemos creado un programa de rehabilitación basado en dormir en hipoxia y en cámara hiperbárica. De este modo, se duerme con menos oxígeno y con más presión, lo que favorece la recuperación», subraya el astro belga.
David Van der Broeck comprueba en sus carnes que el sistema funciona. «Antes del entrenamiento me hago un test FTP en los rodillos para medir mi umbral funcional -la potencia que puedes pedalear durante una hora- y ¡hurra!: paso de 233 a 237 vatios. No es un gran salto para el mundo del ciclismo, pero sí un pequeño paso para este ciclista recreativo». Pero más revelador es el análisis que a David le hace un médico deportivo. «Mis reticulocitos (las células madre de los glóbulos rojos) sí aumentaron. Significativamente, de 9,6 a 14,9. Eso demuestra el impulso a mi cuerpo», subraya el periodista.
En las instalaciones no faltan los fisioterapeutas y menús con las calorías al miligramo que necesita cada deportista. «A la carta, hemos llegado a realizar batidos con una enorme carga calórica para clientes que lo han solicitado antes del entrenamiento», recuerda el director comercial. Los 'picnics' o atracones en el buffet libre no son aquí lo más buscado por los huéspedes, aunque haberlos, haylos. Igual que salta a la vista el poder adquisitivo de los que acuden al Syncrosfera. En el parking hay estacionados un Porsche, un Jaguar, varios BMW y unos cuantos Audi. No falta un aparcabicis y una bicicleta de carretera que casi se diría más una nave espacial. Hasta los cambios de marchas y platos necesitan de carga eléctrica para regular su detallada tecnología.
David pasa aquí seis días. «Haría falta el doble para notar mucho los resultados, a ver si convenzo al periódico para venir más tiempo», bromea. En su muñeca, una pulsera de actividad que controla al instante sus constantes. Fuera el sol brilla sobre la capital de la Costa Blanca, ahora también capital del turismo deportivo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.