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Solange Vázquez
Miércoles, 3 de mayo 2023
La pregunta suele saltar, así como si tal cosa (entreverada en medio de cuestiones triviales cómo la música preferida o la comida favorita) cuando dos personas que empiezan a gustarse se están conociendo. '¿Eres una persona celosa?'. Las respuestas habituales en ese momento, cuando todavía ... nos movemos en el terreno de la teoría, no suelen ser muy categóricas: 'depende...', 'igual un poco', 'todo el mundo lo es de alguna manera', 'si te gusta mucho alguien es lo normal...' Poca gente admite abiertamente que sí, que lo es y que muchas veces ha sido el origen de episodios bochornosos de su vida.
Claro, ¿quién quiere dar esa imagen y publicitarse así de mal? Porque todos somos conscientes de que los celos no son buenos, ni fáciles de explicar... aunque desde el punto de vista de la biología sí tengan razón de ser: «No los justifica, pero los explica: somos animales sociales, cuando vivíamos en la naturaleza, quedarse solo o ser apartado del grupo implicaba una disminución de las posibilidades de supervivencia». apunta el psicólogo y divulgador científico Julio Rodríguez. Él habla en sentido amplio de ese sentimiento universal que son los celos, pero podemos decir que los que ocurren en el terreno amoroso son la quintaesencia de esa teoría.
«Son un rasgo de la naturaleza humana, sí, pero se convierten en un problema cuando esta inseguridad en la pareja acaba convirtiéndose en la norma –afirma la psicóloga Sara Navarrete, directora del Centro de Psicología Clínica y de la Salud de Valencia–. En este caso hablaríamos de un sentimiento irracional que experimenta una persona cuando piensa que su relación corre peligro». Tal y como explica la experta, «en el momento en el que sospechamos que la persona amada no siente cariño, amor o que prefiere a otra persona es cuando aparecen esos celos infundados, conocidos como celotipia o celos patológicos, cuyo origen siempre es la baja autoestima».
A parte de este rasgo, la psicóloga avanza que las personas celosas tienen otros tres puntos en común: la necesidad de controlar excesivamente a la pareja, la ansiedad provocada por el miedo a perderla y, muchas veces, el hábito de ridiculizarla «por envidiar alguna cualidad que tiene, lo que nos lleva de nuevo a la baja autoestima». Esta forma de ser y actuar en el amor crea un circulo vicioso de culpa, miedo, ansiedad, control y perdón: «Debemos salir de ese bucle», aconseja Navarrete. He aquí seis verdades sobre la celotipia para reconocer al 'monstruo' y luchar contra él.
No es lo mismo el 'estado celoso' –se da cuando puntualmente en una situación concreta se experimenta ese sentimiento– que el 'rasgo celoso' –una característica de la personalidad que se hace patente en casi todas las relaciones–. Así, digamos que lo primero es más o menos 'normal', lo segundo, no, y casi siempre desemboca en relaciones muy tóxicas donde uno de los miembros o los dos van a salir, con seguridad, mal parados.
«No existen, siempre van ligados a la baja autoestima y la desconfianza», aclara Navarrete, por si hemos oído a alguien justificarlos así...
¡Pero de alarma en el sentido de que algo no va bien en quien los siente! «Debemos usar los celos para analizar por qué sentimos eso y ver qué me están diciendo. Si lo hacemos, detectaremos alguna carencia», añade.
Sí, se puede, por mucho que la persona celosa se escude en que no le es posible. ¿Cómo se hace? Intentando no tener el pensamiento que los detona, «por ejemplo, boicotear el impulso de querer cotillear el móvil o no preguntarle con quién está». «Esto sería una buena primera toma de contacto, pero hay que buscar un cambio más profundo. Si sólo nos quedamos en paralizar nuestros impulsos habrá ocasiones en que lo consigamos... y otras veces que no», detalla Navarrete.
«Tengo pacientes que vienen a tratarse el tema de los celos y no son conscientes de que realmente el problema no lo tienen ellos. Al conocer su relación descubro que esa persona es celosa porque su pareja no la está tratando bien, no le está dando confianza, no la está priorizando...», explica la psicóloga.
Tal y como afirma la psicóloga, una persona únicamente cambia por dos motivos: porque experimenta un hecho muy impactante en su vida o porque realmente quiere cambiar. Así que, por mucho que nosotros queramos ayudar a nuestra pareja a que deje de ser celosa, por muchas explicaciones que queramos darle para que deponga su actitud, si esa persona no se propone cambiar, seguirá siéndolo. «Por tanto, el consejo como experta que puedo dar es que si estás en una relación así lo primero que tienes que hacer es cuidarte, protegerte y cuestionarte si esa relación te hace bien. Aunque suene fuerte, no podemos salvar al otro. Si el otro no se responsabiliza, no pide ayuda, no trabaja en sí mismo no se puede hacer nada por él», sentencia la experta en relaciones de pareja.
Casi todos los patrones que damos por válidos en nuestras relaciones los hemos adquirido en la infancia, a través de nuestros padres «y luego nos limitamos a transmitir de generación en generación la información que consideramos verdadera», indica Jordi Panyella, coach especializado en relaciones de pareja. En su libro 'No me quieras tanto y ámame mejor' (editorial Larousse) aborda, entre otros aspectos, el hecho de que nos han educado, «casi adoctrinado, bajo una teoría que nos dice que la felicidad se consigue a través de la posesión y hemos aprendido a querer de esa manera». Según argumenta, expresiones como 'eres mío o mía' y algunas formas de dependencia emocional son fruto de esa idea.
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