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Solange Vázquez
Martes, 13 de junio 2023, 18:28
Vamos a tratar de explicar lo inexplicable: cómo un individuo que ha matado –en ocasiones, muchas veces y de manera atroz–, logra encontrar a alguien que le quiera. Podríamos tirar del manual del romanticismo clásico y decir que los caminos del amor son inescrutables o ... parafrasear al pensador Blaise Pascal y lanzar su máxima de 'el corazón tiene razones que la razón no entiende' (que, seamos sinceros, nos viene de cine cuando nos enamoramos de quien no nos conviene). Pero no, no vamos a recurrir a esas clásicas justificaciones sentimentales, porque perder la cabeza por alguien que ha cometido delitos gravísimos de una violencia desatada tiene poco que ver con el amor y mucho con una parafilia (excitarse o motivarse sexual o emocionalmente por vías poco comunes), bautizada como hibristofilia y que, según los estudiosos de la Psicología, consiste en sentir atracción por personas que han cometido verdaderas barbaridades. Sobre todo, asesinos en serie, pero también violadores y maltratadores. Tres expertas nos ayudan a desentrañar los misterios de estas relaciones que dejan perplejos al común de los mortales y que quedan retratadas en la serie de moda, 'El silencio' (Netflix).
«Afecta casi exclusivamente a mujeres y no es un trastorno psicológico ni psiquiátrico», sentencia Victoria Pascual, criminóloga, docente, divulgadora y autora de 'Asesinas' (Ed. Pinolia). ¿Qué lleva a una mujer a sentir atracción física y emocional hacia este tipo de sujetos? Se unen dos factores: que ellas tienen una baja autoestima «y posiblemente han vivido en la infancia y adolescencia experiencias abusivas» y que ellos presentan esa 'cara B' de los perfiles psicopáticos, formada por una aleación de encanto personal y habilidad patológica para mentir.
Pascual subraya que, entre las mujeres que se enamoran de monstruos, hay dos tipos: las activas, que acaban involucrándose en las actividades delictivas del psicópata, y las pasivas, que simplemente sienten esa atracción pero nunca dan el salto al lado oscuro.De hecho, muchas de ellas buscan la redención del asesino –creen que tienen la capacidad todopoderosa de 'curarlo' con su amor– o sienten una motivación maternal, una compasión muy fuerte por él. «Es muy frecuente que sean mujeres que tienen contacto con ellos cuando están en la cárcel: abogadas, asistentes, voluntarias del sistema penitenciario...», indica Pascual.
La gran arma de un psicópata que está en prisión son las palabras. Y suelen ser extremadamente hábiles con ellas.De hecho, las cartas son un anzuelo muy eficaz para enamorar a las mujeres. Sheila Queralt, experta en Lingüística Forense, ha analizado su correspondencia y descubre los mecanismos que usan.Ella lo ha visto claro, por ejemplo, en cartas de Jorge Ignacio Palma, condenado por asesinar a tres mujeres e intentarlo con otras seis en encuentros sexuales. «En su carta de 'confesión' a la Policía, se ven los rasgos típicos de los 'serial killers': no usan las palabras asesinato o matar, sino que recurren a fórmulas como accidente, incidente o fallecimiento. Y luego se presentan ellos como víctimas, eluden el nombre de las personas que han matado ('esa chica', o incluso dicen algo positivo de ellas, como 'era mona'). También expresan el hecho en sí como algo que 'les ocurrió' (¡a ellos, no a a la víctima!, solo dirigen palabras emotivas hacia su persona), destacaQueralt. Y el colofón: si piden perdón, no lo hacen a la familia o a la propia víctima..., lo dirigen a los allegados. ¿Por qué contruir este discurso? «Para establecer una distancia entre ellos y lo que han hecho», concluye. Esta versión, claro, la 'compran' las mujeres que caen bajo su influjo.
Paz Velasco de la Fuente, jurista, criminóloga y autora de 'Criminal-Mente' (Grupo Planeta), recalca que, aunque las mujeres se enamoran de los asesinos, ellos no sucumben al amor: «Siempre actúan por interés (quieren sexo, apoyo económico...)». Y para lograr lo que quieren, logran desarmar a las mujeres, que incluso terminan pensando que la sociedad ha tratado mal a estos seductores. «De la empatía al enamoramiento hay un paso muy corto. De este modo, ellas son incapaces de valorar el riesgo que supone estar con asesinos, se olvidan del miedo», apunta. Detrás de todo esto, Velasco aduce una razón biológica para enamorarse de un asesino: «Determinados perfiles de mujeres tienen una distorsión cognitiva que las lleva a creer que el hombre fuerte que buscan (para protegerlas) es aquel que incluso es capaz de matar.Confunden violencia con fortaleza».
Desatando pasiones
Ted Bundy En EE UU llaman 'serial killer groupies' a las fans de psicópatas como Charles Manson o Ted Bundy, que terminó casándose con una de sus seguidoras. «Le pagaba los gastos, el abogado... Ella era su cara visible», recuerda Pascual. El FBI atribuyó a Bundy 36 asesinatos, por lo que fue ejecutado en 1989.
Miguel Carcaño y José Rabadán Miguel Carcaño, que cumple condena por el asesinato de Marta del Castillo, recibía tantas cartas de fans (también obsequios) que las autoridades penitenciarias tuvieron que tomar cartas en al asunto. Y el llamado 'asesino de la katana',José Rabadán, que mató a sus padres y a su hermana a los 16 años, también recibió miles de cartas. Se caso con una trabajadora social que conoció en prisión. Formó una famila y está rehabilitado
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