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Hay personas que por mucho que cumplan años siempre parecen jóvenes. Y al revés. ¿Quién no conoce a alguien que incluso siendo aún un adolescente tenía ya aspecto de 'viejo'? Pues al cerebro le pasa exactamente lo mismo. La edad biológica no tiene por qué ... coincidir con su mejor o peor funcionamiento. Uno puede tener 70 años y una mente que funciona a la velocidad de la del mejor universitario. El envejecimiento del cerebro depende en cada persona de factores muy diversos. Una nueva investigación realizada en Estados Unidos revela ahora incluso que los de las mujeres y los hombres evolucionan a lo largo de la vida de manera radicalmente distinta. Tan diferente que las enfermedades que afectan a unos y otros son muy diferentes.
El cerebro humano contiene «muchísimas pistas» sobre lo que es y será la salud de una persona a lo largo de su vida. No solo la salud mental, sino en general, según ha puesto de manifiesto un amplísimo estudio realizado con técnicas de Inteligencia Artificial en la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos. Las investigaciones realizadas con 4.681 participantes sanos, algunos de los cuales desarrollaron con el tiempo distintos tipos de deterioro cognitivo, han permitido determinar que la edad del cerebro –la de su estado real, no la del DNI de su 'usuario'–, es en realidad el predictor más útil y determinante que existe sobre de la vitalidad de una persona.
«Es un trabajo muy interesante porque nos permitirá, entre otras utilidades, detectar la enfermedad de manera más temprana, diagnosticar con mayor precisión y ajustar mejor, por tanto, las terapias disponibles», explica la neuróloga Teresa Moreno, coordinadora del Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Aunque el uso en la práctica clínica de técnicas de Inteligencia Artificial para el diagnóstico es aún muy limitado en España, «disponer de una herramienta que facilite a través de biomarcadores el diagnóstico con pacientes vivos nos vendría realmente bien», evalúa la experta.
Con estas palabras se refiere la especialista a que las enfermedades neurológicas se detectan en la actualidad a través de sus síntomas. Ese diagnóstico clínico solo puede confirmarse mediante una autopsia, una vez que ha fallecido el paciente. El ojo médico acierta en un 80% de las ocasiones. La Inteligencia Artificial, el manejo informático de los millones de datos que manejan los servicios sanitarios, podría llevar ese margen de acierto a rondar el 100%.
Uno de los aspectos más curiosos de la investigación norteamericana –recogida en la publicación científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences'– es la referida a la manera en que envejece el cerebro. «Los tejidos de este órgano, como cualquier otro, envejecen en cada persona a un ritmo distinto», advierte el autor del trabajo, Andrei Irimia, experto en gerontología, ingeniería biomédica y biología computacional. Esas diferencias lo son incluso por sexos, hasta el punto de que ahora se sabe que determinadas enfermedades, como el alzhéimer, son más frecuentes en las mujeres no por su mayor esperanza de vida, sino por su condición femenina.
«Ahora hay una prueba de valor científico, pero este es un aspecto que los neurólogos siempre hemos tenido claro, porque forma parte de nuestra rutina diaria. Es una cuestión de epidemiología, lo vemos permanentemente en el hospital», detalla Teresa Moreno, especialista del hospital Clínico de Madrid.
Estas diferencias, según se sabe ahora, se producen porque ciertas partes del cerebro envejecen más rápido en los hombres que en las mujeres y viceversa. Por norma general –cada persona es un universo–, la parte del órgano rector del sistema nervioso central de los varones que más rápido se estropea es la llamada corteza motora, el área responsable de la función motora. Esta peculiaridad les hace a ellos más susceptibles a enfermedades como el párkinson, una patología neurodegenerativa que afecta de manera significativa a la motricidad de los pacientes.
El envejecimiento cerebral típico de las mujeres suele ser relativamente más lento en su hemisferio derecho. Este hallazgo no solo explica por qué ellas se ven más afectadas por patologías como el alzhéimer. Esa es también la razón por la que el daño cerebral en la mujer afecta antes a la comunicación y a la lógica y les permite conservar intactas durante más tiempo todo lo relativo a las emociones. La medicina personalizada en neurología está cada vez más cerca.
La lucha contra el alzhéimer vive en la actualidad momentos para la esperanza. Nuevos tratamientos y evidencias científicas para la prevención permiten confiar en que en la próxima década el abordaje de la más temible de las demencias –quizás porque sea la más conocida– cambie de manera significativa, después de décadas sin grandes cambios.
La agencia del medicamento estadounidense, la FDA, ha autorizado esta semana el uso de un nuevo fármaco, llamado lecanemab, que reduce la progresión de la enfermedad en un 27%. A la espera de que se pronuncia su homologa europea, la EMA, la terapia –sin dejar de ser prometedora– llega precedida de cierta polémica por la supuesta relación de este anticuerpo con dos recientes muertes por hemorragia cerebral.
Entretanto, una investigación ha confirmado que seis minutos de ejercicio diario de alta intensidad podrían prolongar la vida de un cerebro sano. Ciclismo, por ejemplo. La prevención protege.
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