MARTÍ FERRER

Estrés positivo, ¿qué es?

Existe y hasta tiene nombre: 'eustrés'. Viene a ser un «chute de energía que nos centra»

Lunes, 27 de abril 2020

Podrán llevar cincuenta años sobre los escenarios que todavía hoy antes de levantarse el telón di cen sentir «el cosquilleo». Las 'mariposas' en su versión más romántica, el estómago cerrado en la fisiológica. Son lo que decimos nervios de los buenos, de los que nos 'enchufan' para dar el cien por cien. Tiene nombre científico: eustrés, que viene a ser el estrés positivo. El otro, el que nos supera –hoy hay decenas de ejemplos— y nos genera angustia también lo tiene (nombre) aunque no sea de uso corriente: distrés. Lo llamamos 'estrés' a secas, aunque lo llamemos mal. «Cuando hablamos de estrés le atribuimos normalmente una connotación negativa, pero el estrés es simplemente un proceso de activación al que hay que dar una respuesta. Que derive en positivo o negativo no depende casi nunca de la situación en sí, sino de cómo la afrontemos». Pone Sergio Bero, psicólogo y docente en el Instituto Europeo de Psicología Positiva un ejemplo clásico: mañana tengo examen. «Si he estudiado, me activo para hacer un esquema chulo, estaré nervioso pero podré descansar porque me lo sé. Si no he estudiado, sin embargo pensaré: 'No voy a aprobar', no podré dormir».

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Síntomas psicofísicos

  • Estrés positivo: Concentración, sentir la adrenalina, nervios que no paralizan.

  • Estrés negativo: ansiedad, dolor de cabeza, molestias musculares, estómago cerrado, comer de manera compulsiva, dificultades para dormir, miedo, rabia.

En el caso del examen es fácil verlo. Pensemos ahora en las vacaciones que este año se antojan inciertas: ¿afronto el trabajo de pensar dónde ir como un aliciente o como una carga? Si es lo primero es eustrés, «un fenómeno adaptativo que hace que centre en algo mi mente y mi energía, es un chute al que llamamos nervios». Pensemos en algo con menos alicientes 'a priori': una mudanza. «Tendemos a estresarnos negativamente. De hecho, cuando le dices a alguien que te mudas lo primero es que escuchas es: 'pobrecito'. Pongamos ahora un ejemplo actual, los médicos y enfermeros que están doblando turnos por la de crisis del coronavirus. Pueden pensar que no van a tener tiempo libre, que no van a encontrar hueco para la familia, que van a estar físicamente agotados... o enfocarlo de otra manera: es una situación temporal, no voy a tener tiempo para mí pero estoy ayudando...». En definitiva, aplicarse el 'mira el lado bueno'.

Esto, como norma, pero sin pasarnos. «No hay que ir tampoco al optimismo irreal porque hay agentes estresantes de tal dimensión que dificultan que nuestro estilo explicativo, es decir, nuestra manera de afrontarlo, sea optimista», advierte el especialista. Hablamos de pérdidas, de situaciones dramáticas, lo sabemos bien hoy. Pero para el resto de situaciones sí vale la generalidad.

«El problema es que solemos tener problemas para afrontar las cosas con optimismo. Solemos anticipar pensamientos negativos: 'No voy a poder hacerlo', en lugar de preguntárnoslo: '¿No voy a poder hacerlo?'. A veces es una cuestión de autoestima, pero también de que nos han enseñado que todo es urgente, todo es para hoy. No fortalecemos el músculo de la atención, el que nos permite enfocar las cuestiones. Porque estamos cenando con la tele y, mientras tanto, mirando el Twitter en el móvil. Nos han dicho que se puede hacer tres cosas a la vez y eso es mentira.

– ¿Adiós a la multitarea?

– No. La multitarea está bien cuando significa hacer una cosa y luego otra, y después otra más. Pero no cuando hacemos todas a la vez. Y hay otro aspecto al que no atendemos. Yo puedo ser productivamente óptimo, pero ¿he disfrutado haciéndolo?

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«Escucha a tu cuerpo cuando te dice que necesita dormir más»

«No hay que disgregar cuerpo y mente», advierte el psicólogo Sergio Bero. En otras palabras: «escucha al cuerpo». Porque por ahí se cuela el estrés malo también. «Hay veces en las que cuerpo nos dice algo tan obvio como que necesita dormir más horas. Y no le hacemos caso». Entramos entonces a hablar de estrés negativo, de distrés. Un cuadro con varias tipologías: «Existe un estrés agudo que se traduce en dolor de cabeza, ansiedad... Le pasa a la gente a veces cuando cambia de puesto trabajo o de ciudad, por ejemplo. Pero es, en todo caso, un estrés temporal. Existe otro que es el crónico, que se manifiesta, además, impidiendo el descanso», explica el especialista.

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