![Marte, antes de Elon Musk: historia de una obsesión... y de un negocio trillonario](/xlsemanal/wp-content/uploads/sites/5/2025/02/carrera-marte-a.jpg)
65 años del inicio de la exploración del planeta rojo
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65 años del inicio de la exploración del planeta rojo
Viernes, 07 de Febrero 2025, 10:40h
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El 10 de octubre de 1960, los soviéticos lanzaron la sonda Mars 1, primera nave con destino a Marte. Fracasó y apenas se alejó 120 kilómetros de nuestro planeta, pero inició la carrera hacia el planeta rojo. La han seguido 64 misiones más, a las que se sumarán otras 12 de aquí a 2030, incluidas las de la empresa SpaceX, de Elon Musk; una de ellas, dice él, será tripulada. Solo China y Estados Unidos han posado con éxito vehículos (rovers) exploradores en su superficie. Siguen activos solamente dos, ambos de la NASA: Curiosity, en Marte desde 2011; y Perseverance [en la imagen que abre este reportaje], desde 2021.
El astrónomo Percival Lowell apostó todo su prestigio a que sí. Y lo perdió... En 1896 construyó el telescopio Clark Refractor, en Flagstaff (Arizona), para demostrar su teoría de que los llamados 'canales de Marte' —las líneas oscuras de su superficie— habían sido creados por seres inteligentes para llevar agua desde los polos hasta los desiertos. La ciencia reveló que se trataba de formaciones geológicas naturales que, vistas a través de los telescopios primitivos, parecían líneas conectadas.
Cada módulo de aterrizaje se prueba antes en desiertos, grandes espacios abiertos para la experimentación con un terreno rocoso similar al del planeta rojo. El astrofísico Carl Sagan posa en el Valle de la Muerte con el módulo de la sonda Viking en 1980. Fue este científico quien descubrió que las variaciones de color de Marte son producidas por el polvo movido por el viento. Su gran legado, sin embargo, fue impulsar la búsqueda de vida extraterrestre y el uso de los radiotelescopios para detectar señales de otros seres por el espacio.
Los módulos de aterrizaje son las estructuras más caras de las naves. El de la foto va a ser sometido a una prueba de vacío térmico, un test que simula las condiciones espaciales, con fluctuaciones extremas de temperatura: en Marte se llega a los 140 grados bajo cero por la noche. La misión más cara ha sido Viking, de 1975, que logró llevar los primeros rovers. Estos aparatos todavía eran inmóviles, aunque contaban con brazos robóticos articulados.
Viking fue la primera misión que logró aterrizar en Marte y tomar imágenes desde la órbita. Luego, ya en la Tierra, las fotos se imprimían en papel fotográfico, se recortaban a mano y se pegaban con cinta adhesiva por analistas como Patsy Conklin. Los primeros registros de observación de Marte se remontan al Antiguo Egipto, pero fue la invención del telescopio (siglo XVII) lo que permitió el gran salto de conocimiento sobre el planeta rojo.
La misión llamada Laboratorio Científico de Marte transportó el rover Curiosity (arriba, su módulo de aterrizaje) en 2011, que llegó a Marte un año después. Era el mayor y más sofisticado laboratorio que se enviaba a otro planeta. Fue uno de los grandes saltos en la exploración espacial. El Curiosity revolucionó la comprensión de Marte al descubrir evidencias de que tuvo condiciones habitables en el pasado, halló compuestos orgánicos y demostró la presencia de agua líquida. La misión sigue activa. El Curiosity ahora mismo está en el monte Sharp, dentro del cráter Gale. Desde su aterrizaje asciende por las laderas de esa montaña y analiza las distintas capas geológicas que se encuentra.
El Perseverance desciende, sostenido por un paracaídas, hacia el cráter Jezero, un antiguo lago de 45 kilómetros de diámetro. Aterrizó allí el 18 de febrero de 2021. Su misión principal es buscar signos de vida microbiana antigua. Este rover es un auténtico laboratorio científico. Los ingenieros le proporcionan cada mañana el guion detallado de sus tareas. Entre sus proezas está haber producido oxígeno a partir de la atmósfera marciana: un hito crucial para las futuras misiones tripuladas. Además, se hace selfis de forma periódica (izq.) a partir de 62 imágenes que, con ayuda del Ingenuity —un pequeño helicóptero que lo acompaña—, monta como si fuera un rompecabezas.
Marte y la Tierra se formaron juntos hace unos 4500 millones de años. El agua en estado líquido estuvo presente en la superficie marciana durante, al menos, un cuarto de ese tiempo, hasta que se quedó sin atmósfera, pero aún sigue allí como hielo subterráneo y en el interior de las rocas. Cambios periódicos en su órbita solar permiten que parte de ese hielo se acumule de nuevo en la superficie. La quietud de Marte, la ausencia de placas tectónicas y fuertes lluvias, y la baja gravedad han permitido al viento esculpir la roca de formas intrincadas durante millones de años.
Los ingenieros ya están creando los trajes que necesitarán los astronautas. Deben ser más avanzados que los lunares, ya que se prevé que las estancias sean largas y los modelos actuales todavía no son capaces de bloquear la peligrosa radiación cósmica por completo. Para evitarla, los trajes permanecerán fuera de los módulos habitables, y los astronautas entrarán y saldrán de ellos a través de aberturas en la parte posterior de las vestimentas.
El interés actual por Marte va más allá de la curiosidad científica. El planeta rojo podría esconder una fortuna en minerales estratégicos: de tierras raras imprescindibles para nuestra tecnología a litio para baterías. SpaceX y otras empresas calculan el valor potencial de esos recursos en trillones de dólares. Además, Marte representa la primera frontera para la expansión humana más allá de la Tierra. El planeta rojo podría ser nuestro plan B cósmico, un segundo hogar para la humanidad. En la imagen, una recreación de cómo sería la llegada de un primer viaje tripulado.