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Los más jóvenes, los reyes de la noche del CorpusSara Bárcena
Jueves, 8 de junio 2023, 23:56
Cayó el sol y las luces se encendieron. Había llegado la noche. Familias con niños y mayores abandonaban el ferial de Almanjáyar, sin pausa pero sin prisa. Algunos parecían cansados; otros, se iban un poco charlatanes. Nada grave. Ya habían tenido mucho Corpus. Seguramente, la mayoría llevaría toda la tarde por allí. Puede que más. Habrían quedado con los amigos para comer en alguna caseta o se habrían acercado a los cacharritos para entretener a sus hijos. En cualquier caso, había sido un día largo. Era hora de irse a casa.
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Y como esta es una vida de contrastes, mientras unos dejaban atrás la particular Puerta de las Granadas, otros calentaban motores antes de cruzarla con un buen chato de vino y su barquillo en la mano, como dicta la tradición. Los más jóvenes tomaban el relevo; había llegado su momento. El cielo había dado una tregua y por fin podían disfrutar de la semana grande como es debido. Abrazos, sonrisas y reencuentros hacían esperar una noche muy especial para todos ellos, que, una vez bautizados, entraban en la feria como caballos desbocados, pletóricos, dispuestos a conquistar sus casetas favoritas.
Aunque pasadas las diez de la noche no suele ser tan habitual ver personas vestidas con el traje de gitana, todavía quedaban algunas valientes. Porque, chica, antes muerta que sencilla. Con ese lema por bandera, un grupillo de seis amigas seguía moviendo sus volantes con mucho arte y mucho salero en El Tendío de Machaco. Tendrían veintipocos. Habían llegado por la tarde al ferial dispuestas a lucir sus modelitos a la luz del día y, nadie sabe cómo, les habían dado las tantas. Horas después todas habían conseguido que su flor siguiera bien puesta, intacta, en lo alto de sus cabezas. Los flecos de sus mantones bailaban al ritmo de la música mientras ellas brindaban alegres: «¡Por nosotras!». Salud.
Al otro lado de la calle La Zambra, habían formado una cola que parecía no terminar nunca con la intención de aventurarse en La Exploradora, la caseta de los scouts. En esta, el ambiente era diferente. Más juvenil si cabe y desenfadado. La mayoría rondaría la veintena. Aquí habían quedado para disfrutar de su primera noche de feria Mónica y sus amigas. Todas estudian Pedagogía en la UGR y habían aprovechado que al día siguiente no tenían clase para salir a despejarse. «Estamos de exámenes y ya no podemos más. ¡Menos mal que la cerveza cura todos los males!», aseguró entre risas esta universitaria.
Su compañera Elia no tardó en confirmarlo. Además, la idea del precio de la cerveza a dos euros resultaba terriblemente atractiva. «¡Que somos estudiantes, hombre! Aquí hay que ir a lo bueno, bonito y barato», dijo la joven. La decisión de empezar la ruta nocturna de la mano de los scouts fue suya. Parece ser que es «la más guay». «Hay mucha gente joven, abierta y respetuosa. Nunca hay líos, solo buen rollo todo el rato», explicó. Por los altavoces, sonaba reggaetón. 'Todo de ti' de Rauw Alejandro, 'Despechá' de Rosalía e incluso uno de los mayores éxitos de este género con el que hasta ellos, los más jovenzuelos, se vinieron totalmente arriba: 'Gasolina'.
Gasolina es lo que parecía correr por sus venas. Los más chiquillos estaban desatados. Y por todas partes. Se habían hecho con el ferial. La noche era sinónimo de fiesta para ellos y, por eso mismo, se concentraban en los confines del recinto, en las casetas discoteca. Como en La Vida es Bella. Allí, unos cincuenta chicos y chicas que podrían perfectamente no superar los veinte años (suerte, de hecho, si algunos habían cumplido ya la mayoría de edad) movían sus caderas mientras alzaban sus copas de rebujito cantando 'Llegamos a la disco' de Daddy Yankee a pleno pulmón. Estaban entregados. Habían salido a pasarlo bien y la noche era joven, como ellos.
Comprometidos con la causa -o, mejor dicho, con la fiesta- se veía también a los chavales que pasaban por la calle La Caña. Carambirubí o Por Peteneras eran sin duda algunas de sus favoritas. En esta última, aunque la media de edad podía ser algo superior que en las anteriores, decenas de pandillas bailaban en corrillo mientras 'Mi realidad' de Lori Meyers retumbaba a todo volumen. Pura esencia granadina, para qué mentir.
«Por Peteneras y Carmela son las mejores. Siempre mezclan muchos estilos de música, desde indie hasta pop pasando por el reggaetón más antiguo. Son casetas para todos los gustos», explicó Nico, un joven de Albolote que tenía muy claro que esa noche salía. Así lloviera o tronase. Ese es el espíritu joven. En días de feria, no importa el tiempo que haga. A veces ni siquiera el día que sea o si por la mañana toca examen. Lo importante es que cuando cae el sol y las luces del ferial se encienden, llega su momento. Los jóvenes son los reyes de la noche del Corpus.
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