Enrique Lanz recibe el Pozo de Plata de manos del presidente de la Diputación en funciones, José Entrena. PEPE MARÍN

Enrique Lanz llena el Pozo de Plata lorquiano de títeres

El director de escena granadino, nieto de Hermenegildo, quiso recordar a su padre y a sus amigos al recoger el galardón

Martes, 6 de junio 2023, 00:25

Ayer se cumplió el 125 aniversario del nacimiento de Lorca. Hoy se cumple el 125 aniversario del día en que su tocayo Federico Palacios, a la sazón juez municipal de Fuente Vaqueros, le inscribió en el registro de los vivos, certificando un nacimiento –a las ... doce de la noche, ojo– que hoy sigue siendo causa de celebración. El de ayer fue un acto de recuerdo, sí, pero también de alegría porque un siglo y cuarto después, aquel niño de medianoche sigue dando que hablar. El exterior del teatro que se le dedicó en su pueblo natal fue el escenario en que el titiritero Enrique Lanz recibió el Pozo de Plata, la máxima distinción que otorga el patronato lorquiano de la Diputación, en un acto que también fue, en cierta medida, un acto de desagravio a la memoria de su abuelo, Hermenegildo Lanz, uno de los grandes amigos del poeta fuenterino.

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La entrega del galardón cerró una serie de actividades que comenzaron el miércoles 31 de mayo y que han incluido conciertos, exposiciones, teatro de títeres y una conferencia. El presidente de la Diputación en funciones, José Entrena, presidió un acto en el que, tras entregarle el galardón, felicitó a Lanz, de quien dijo que es «un titiritero auténtico, un hombre que ha combinado profesionalidad y talento en torno a una forma teatral única y bellísima». Su trabajo es, dijo Entrena, «todo un ejemplo de cómo un proyecto que surgió hace ya un siglo, ha trascendido en el tiempo». La compañía que dirige, Títeres Etcétera, nacida en 1981, «es hoy una de las más reputadas del panorama nacional e internacional y un referente del teatro contemporáneo español», su obra «sinónimo de rigor y vanguardia, ha abierto la puerta de grandes teatros y festivales que ahora acogen a los títeres en sus programaciones». Además, «su compañía ha sido escuela y cantera de numerosos titiriteros en Granada».

El presidente apuntó también que la carrera profesional de Lanz «es el mejor tributo a esa generación de genios irrepetibles que, junto a Manuel de Falla y otros, dejaron un legado artístico inabarcable que está vinculado a Granada». En este sentido, recordó que este año también se conmemora el centenario del estreno de la obra musical 'El retablo de Maese Pedro' y de la representación teatral de 'Títeres de cachiporra', de Hemenegildo Lanz, Falla y el propio Lorca. «Una función que fue pionera e impulsó el teatro de títeres como arte. Por ello, este 5 a las 5 nuestra programación ha estado dedicada, en buena parte, al teatro de títeres».

Galería de ilustres

Igualmente, Entrena se mostró «muy satisfecho» por esta decisión del jurado que suma el nombre de Enrique Lanz al de otros ilustres ganadores del Pozo de Plata, como Martín Recuerda, Nuria Espert, Ian Gibson, Ladrón de Guevara, Antonina Rodrigo, Luis García Montero o Juan de Loxa. Por último, destacó la labor que el galardonado ha realizado para la conservación, estudio y difusión del legado material de Hermenegildo Lanz, y extendió el reconocimiento a todos los titiriteros del mundo, «por mantener viva una profesión tan digna» recordando que Lorca «adoraba los títeres y les dedicó mucho tiempo durante su corta vida».

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Enrique Lanz leyó un texto que escribió su abuelo cuando La Barraca de Lorca recaló en Granada

Cuando firmó en el Libro de Honor donde han dejado su rúbrica todas las personas que han obtenido el Pozo de Plata con anterioridad, Enrique Lanz quiso acordarse de varias personas claves en su vida, y curiosamente, muy relacionadas con el propio espacio donde se le entregó el galardón: su padre, Enrique Lanz Durán; Juan de Loxa, gran impulsor de la Casa Museo, y Alfonso Alcalá, que también la dirigió y fue un gran hombre de teatro. Lanz, hombre de grandes gestos y pocas palabras, como recordó él mismo, quiso recordar cómo un titiritero ambulante inyectó en Federico el veneno del teatro. Un veneno que no mata, sino que vivifica.

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