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Antonio Granados, presidente de la Comisión de Patrimonio Histórico y delegado de Fomento de la Junta de Andalucía, explicó a IDEAL que se están tomando las medidas necesarias para que la apertura del sarcófago se haga respetando los tiempos científicos. «El sarcófago está muy deteriorado, roto en algunos sitios. Los investigadores creen que es consecuencia de un terremoto o de una riada que tuvo lugar en Granada», dice Granados.
Según detalla el delegado, el tesoro arqueológico tiene, en la parte de abajo, una importante grieta por la que se filtró, en algún momento, el agua y el lodo. «Lo que se ha planteado –sigue– es que la restauradora del Museo Arqueológico proceda a la apertura del sarcófago totalmente, por el lateral. Y a partir de ahí, cuando quede vaciado, se iniciará un proyecto de reconstrucción y reparación del sarcófago». Ése será un proyecto gestionado por una comisión técnica en la que participarán tanto la Junta de Andalucía desde Sevilla como el propio museo, con Isidro Toro al frente. «Será un proceso de reparación y conservación».
En el imaginario colectivo la escena es distinta:unos obreros encuentran una caja extraña durante una excavación. La sacan con dificultades y la colocan sobre una gran piedra. Llaman a un arqueólogo –un señor con sombrero y látigo en la intimidad– que les saca de dudas en cuestión de segundos:«sí, efectivamente», diría, «es un sarcófago romano». Nerviosos por el hallazgo, todos se apartan para dejar trabajar a un equipo de expertos que rodean en un santiamén el tesoro histórico. Al fin, el arqueólogo jefe se quita el sombrero y con la ayuda de un pico abre el sarcófago para descubrir el misterio que guarda en su interior... Pero no. Esos tiempos son irreales. Abrir un sarcófago exige largas y reflexivas pausas para no terminar destruyendo lo que sea que haya en el interior. Por eso, más que parecer una escena escrita por los Monty Python, el último anuncio de la Junta es un avance fundamental para seguir articulando esta historia:la Comisión de Patrimonio Histórico ha aprobado continuar con la apertura del sarcófago romano.
¿Qué significa esto? Dos cosas tan sencillas como fundamentales:que lo que se ha hecho hasta el momento se ha hecho bien y que, por tanto, se puede seguir trabajando. ¿En qué? En la apertura de uno de los laterales del sarcófago, una operación delicada en la que cualquier intervención errónea podría ser «agresiva» y echar al traste la investigación científica.
Sin embargo, por mucho que se explique, cuesta entender por qué no se abre sin más, como lo harían en las películas. «Es algo científico», responde Granados. «Todos los trabajos se hace con un rigor absoluto, con mucho cuidado:se analiza el barro, los isótopos, la prueba del carbono 14... Cualquier resto puede ser importante. Piensa en Orce, que todo sale de una muela. Si lo haces con agresividad, lo pierdes». De ahí que todo lo que ha sucedido desde que apareció el sarcófago en la Plaza de Villamena, en pleno corazón de Granada, el pasado 11 de junio, se haya hecho con pies de plomo. El estudio del sarcófago comenzó, tras su traslado al Museo Arqueológico, con la retirada de la tapa, de la que se tomaron muestras con el fin de analizar estos fragmentos para conocer su procedencia y el proceso de fabricación. Además, en el interior, se localizaron restos de las grapas de hierro que sujetaban la cubierta, además del cráneo ahora extraído.
Debido a la laboriosidad de la tarea de excavación, el estudio del sarcófago continuará la búsqueda de nuevos restos óseos, así como posibles elementos textiles y piezas de ajuar que puedan proporcionar más información. La Comisión de Patrimonio aprobó ayer que el equipo de restauración del Museo Arqueológico proceda a la apertura de una de las piezas laterales del sarcófago. La pieza sufre un pinzamiento muy acusado en su zona central –hasta el punto de tocarse los extremos de la coronación de las paredes laterales– y cualquier intervención podría ser «agresiva».
Una actuación necesaria para poder continuar con la intervención arqueológica, dirigida por el equipo que hasta ahora ha estado investigando, cuyo director es Ángel Rodríguez Aguilera, y que será supervisada por el arqueólogo de la Delegación Territorial. Si los restos óseos se hallan en buen estado de conservación se podrá obtener el perfil biológico de la persona inhumada, de la que se podría conocer el sexo, la edad, la talla y el grupo humano. También se analizarán las variaciones esqueléticas que pueden proporcionar información sobre hábitos, desarrollo músculo-esquelético y condiciones de salud y enfermedad.
La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico coordinará las actuaciones y el procedimiento para la restauración de la pieza, para que finalmente se ponga en valor para la ciudadanía por el Museo Arqueológico. Se creará una Comisión de expertos, que fijará los criterios para la restauración, en virtud de los cuales se convocará un concurso para la adjudicación de la restauración. La Consejería se hará cargo presupuestariamente de la restauración del sarcófago.
Lo que sabemos hasta el momento del sarcófago es que su construcción parece realizada por un artesano local y no tiene inscripciones visibles. Tras una primera apertura, los investigadores encontraron un cráneo en el interior. Está datado entre los siglos III-IV d.C. El arqueólogo Ángel Rodríguez destaca que en esta misma zona, en 1992, «en un sitio muy cercano a este lugar, a ocho metros de profundidad», apareció otro sarcófago, lo que convierte al de Villamena en el segundo. Un hallazgo de enorme valor ya que en toda Andalucía sólo hay constancia de tres o cuatro de similares características.
Esta tumba está situada extramuros de la ciudad romana de Granada, Municipium Florentinum Iliberritanum, que contaba con un amplio núcleo urbano en el barrio del Albaicín, «que se configuraba como un centro administrativo, político o religioso, y donde la población cumplía los ritos de la vida social con una especial función de tipo comercial», dice un documento elaborado por la Real Academia de Bellas Artes. El inmueble de Villamena albergó oficinas de la Junta, la sede central la Caja de Ahorros de Granada –el sarcófago ha aparecido en la zona donde estaban las cajas–, la redacción de un periódico y ahora va camino de convertirse en un hotel.
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