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La Granada de Fortuny y los Pirineos de Manet rodean el balcón de Elena, desde donse pintó el cuadro original. PEPE MARÍN

El paisaje perdido de Fortuny en Granada

Manet copió esta vista del Carmen de los Mártires y dijo que estaba en Los Pirineos. El balcón de Elena es la solución a un doble misterio que dura ya más de un siglo

Lunes, 18 de enero 2021, 01:23

Mariano Fortuny y Édouard Manet pintaron el mismo paisaje. El mismo. Un camino amurallado en marrones y verdes que termina en una colina por la que cuelgan hermosas casas para grandes familias. La montaña, al fondo, levanta el pico como una ola que rompe en un mar de nubes grises y azules. En ambos cuadros parece que el aire saliera de la pintura hasta golpearnos en la cara, como si el marco dorado fuera, en realidad, un balcón abierto con vistas a un lienzo. El de Fortuny se titula 'Paisaje de Granada'. El de Manet, 'Paisaje de Oloron-Sainte-Marie', un pequeño municipio francés cerca de los Pirineos.

Cuando Elena abre el balcón de su casa, el aire, frío y vivo, entra sin preguntar hasta el fondo del pulmón. El Hotel Alhambra Palace y el Auditorio Manuel de Falla alteran radicalmente la postal, pero esta es, sin duda, la vista que aparece en los cuadros de Fortuny y Manet. La casa del fondo es el Carmen de los Mártires y la montaña, cómo no, la reina Sierra Nevada. Esta es la vista que resuelve dos enigmas de un brochazo. Un lugar muy especial. «¿Que aquí pintó quién?», pregunta Elena, extrañada. Empecemos por el principio.

Los cuadros de Fortuny y Manet, frente a la vista actual. P. M.

Durante casi un siglo, los estudiosos se preguntaron cómo era posible que Fortuny y Manet hubieran hecho el mismo cuadro. ¿Quién copió a quién y por qué? En 1999, Cristina Mendoza, investigadora del Museo de Arte Moderno de Barcelona, demostró que Mariano Fortuny realizó el cuadro entre 1870 y 1872, los dos años en los que vivió en Granada, y que el paisaje era, sin duda, tierra nazarí. Manet, por mucho que hubiera visitado los Pirineos años después de la muerte de Fortuny, había copiado el cuadro. Pero, ¿cómo y cuándo lo copió?

Emiliano Cano (Madrid, 1981), licenciado en Bellas Artes y tenor del Coro Nacional de España, es un apasionado divulgador de la Historia del Arte. Acaba de publicar el artículo científico 'El enigma del Paisaje de Granada, de Fortuny, copiado por Manet', en el que desvela un capítulo más de la trama. «En la investigación de Mendoza no se resolvía cuándo pudo Manet copiar la obra de Fortuny y a eso me he dedicado yo», explica.

Paisaje de Granada, de Fortuny, y paisaje de los Pirineos, de Manet.

Recordemos que Fortuny gozaba de un enorme éxito comercial y que sus obras se vendían por auténticas fortunas. No así Manet, que pertenecía a las todavía incomprendidas vanguardias que terminarían revolucionando el arte. «Pero aún así, aunque fueran dos ramas completamente distintas –sigue Cano–, demuestro con muchas referencias documentales que los impresionistas como Manet tenían interés en la obra de Fortuny».

«En la investigación de Mendoza no se resolvía cuándo pudo Manet copiar la obra de Fortuny y a eso me he dedicado yo»

EMiliano Cano

Tras la muerte de Mariano Fortuny, en 1874, la familia organizó en París una subasta de sus obras. Emiliano Cano siguió la pista de los documentos y descubrió que el 'Paisaje de Granada' estuvo la colección de Llorenç Pagans (1833-1883), un tenor catalán amante del arte que fue buen amigo de Fortuny y, también, de Manet. «La identificación del lugar en el que se encontraba el 'Paisaje de Granada' en 1879, unido a la amistad entre Pagans y Manet durante esos años y al interés de este último por la obra de Fortuny, constituyen las condiciones necesarias para concluir que la copia de Manet se realizó muy probablemente cuando el cuadro formaba parte de la colección de Pagans», escribe Cano en su artículo. Así, Manet estudió y pintó sus 'Pirineos granadinos' entre mayo de 1875, cuando Pagans se hace con la obra de Fortuny, y abril de 1883, la fecha de su muerte.

Mariano Fortuny y Édouard Manet.

Emiliano, además, estrena el próximo 26 de enero, en Reus, el documental 'Fortuny', en el que intenta resolver el misterio de su muerte. «Murió muy joven, en extrañas circunstancias. Se ha novelado mucho sobre su muerte: que si fue envenenado, que si tuvo un duelo a muerte con otro pintor... Pongo las cosas en su sitio, pero no se resuelve del todo porque no hay ninguna huella del asesino. Que el espectador saque sus conclusiones». Con la esperanza de estrenarlo también en Granada, ciudad tan vinculada a la familia Fortuny, se despide con una reflexión: «La Historia está en evolución y todo aporta. Cristina Mendoza hizo un artículo brillante y sin ella yo no hubiera hecho nada. Todo suma y se va ajustando. Puede que, en el futuro, encontremos más datos que maticen la historia. Bienvenidos sean».

El segundo misterio

El estudio de los Mártires

Elena, asomada al balcón de su casa. PEPE MARÍN

«Me acabo de enterar de que vivo en Los Pirineos», bromea Elena, asomada por el balcón de su casa. «Entonces, ¿Fortuny pintaba aquí? No sabía nada de eso. Y mucho menos la historia del cuadro copiado». Las vistas de Elena zanjaron el duelo entre Fortuny y Manet pero, como decíamos, también resolvieron un segundo misterio:el del estudio de los Mártires.

El investigador Juan José Pérez-Cellini publicó en 2015 'El taller de Mariano Fortuny en Granada (1870-1872)', artículo en el que consiguió ubicar dónde estaba el estudio del pintor catalán. «Nunca había podido identificarse ni localizarse con exactitud y se convirtió, durante casi un siglo y medio, en uno de los aspectos más desconocidos de la vida del pintor. Sin embargo, un profundo estudio de su óleo 'Paisaje de Granada', junto con el análisis de antiguas cartas, fotografías y planos de la ciudad, han permitido descubrir finalmente su ubicación», escribía Pérez-Cellini en su texto.

Plano de Granada de Rafael Contreras, 1872.

Esa ubicación es la casa de Elena, el mismo edificio donde se encuentra el hostal Azahar y el hogar de un famoso cantante que siempre vuelve a Granada, en la Plaza Arquitecto García de Paredes, frente al Hotel Alhambra Palace, a orillas del Paseo de los Mártires. Una ubicación que en tiempos de Fortuny se conocía, precisamente, como la Casa de la Buena Vista. «Durante el primer año en Granada –añade Pérez-Cellini–, el pintor y su familia vivieron en la Fonda de los Siete Suelos, situado a los pies del recinto amurallado de La Alhambra. Posteriormente, la familia Fortuny alquilaría una gran casa palaciega ubicada en el barrio del Realejo, donde residirían durante el segundo año que estuvieron en la ciudad». Al poco de instalarse en Granada, Mariano Fortuny alquiló 'El estudio de los Mártires', lugar que nunca había sido identificado ni localizado con exactitud.

«Sin el Hotel Palace ni la casa de Falla, las vistas desde su ventana serían magníficas»

Emilio Caro

Emilio Caro, secretario de la Asociación FortunyM Culture, despliega un mapa en el cruce entre la Cuesta del Realejo y el Callejón Niño del Royo. «Este es el plano del barrio de la Antequeruela realizado por Rafael Contreras, en 1872. Esto es justo lo que conoció Fortuny. Y aquí –golpea con un dedo en el papel– estamos nosotros». Caro señala los elementos clave para comprender dónde estaba exactamente el estudio desde el que Fortuny realizó sus cuadros granadinos. «En donde ahora está el Palace había una isleta en la que confluían los caminos. Sin el hotel ni la casa de Falla, las vistas desde su ventana serían magníficas». A continuación, Caro camina hasta el Callejón de Matamoros, donde muestra una foto que data de 1911. «¿Ves esta casa? Es la del estudio de Fortuny. Pero se ve una terraza que ahora no existe y que es, probablemente, desde donde pintaba él».

La casa desde el Callejón de Matamoros, ahora y en 1911.

Como el mismo artista diría más tarde, la mejor obra de Mariano Fortuny en Granada fue el pintor, grabador, fotógrafo y diseñador Mariano Fortuny y Madrazo, su hijo. «Ahora pedimos un reconocimiento para él, un auténtico hijo de La Alhambra que este 2021 celebra los 150 años de su nacimiento», dice Caro. Con respecto a su padre, en el Hotel Washington Irving hay una placa que recuerda la estancia de Mariano Fortuny en la ciudad. Y en la plaza que lleva su nombre, en el Realejo, también hay otra placa. Pero nadie, ni siquiera la familia que vive allí, sabe del estudio de lo Mártires. «No estaría mal una placa –termina Elena, mientras compara una fotografía del cuadro de Fortuny con las vistas de su balcón–. No tenía ni idea. Pero me ha gustado saberlo. Qué ilusión».

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