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Desde la azotea de la torre central o del homenaje hay una espectacular visión de 360 grados de toda la ciudad, uno de los grandes atractivos de la restauración de este recinto vinculado a la Alhambra. Pepe Marín

La vista nunca vista... de Granada

La restauración de las Torres Bermejas, que fue atalaya, fortín y presidio, permite una visión de 360 º de la ciudad

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 30 de junio 2019

Fue Lope de Vega quien asimiló Granada con el paraíso y la Alhambra con el cielo. ¿Hasta qué punto exageraba el autor de 'El peregrino en su patria', 'La Filomena' o 'La dragontea'? La restauración de las Torres Bermejas, que desde la azotea del torreón del homenaje ofrece una visión inédita de Granada y de todo el área metropolitana –el panorama se 'pierde' en Sierra Elvira y la Fortaleza de la Moclín–, es una buena oportunidad para comprobarlo. Allí arriba, desde ese enclave privilegiado, concebido en la dinastía zirí (siglo XI) como una atalaya desde la que otear las posibles amenazas que venían desde levante, el paisaje es sencillamente hipnótico. Se ve todo. Una fotografía de 360 grados que permite atisbar sin 'obstáculos' los cuatro puntos cardinales. Uno de los grandes reclamos, las vistas nunca vistas, desde esta fortificación, también conocida como el Castillo del Mauror, rehabilitada por la empresa Otero en los últimos dieciocho meses y que, una vez que se efectúe la recepción de la obra por el Patronato de la Alhambra y el Generalife (PAG), será visitable con restricciones a la espera de que se acometa una segunda fase más enfocada hacia la musealización –la primera se ha orientado hacia la consolidación de unas estructuras muy 'tocadas' y muy deterioradas–.

En cualquier caso estamos, sin lugar a dudas, ante un espacio de un extraordinario valor que, según confiesan desde el Patronato, debe de imbricarse como un elemento más dentro de la oferta del complejo de la Alhambra, el gran imantador turístico de Granada con 2,75 millones de visitas el año pasado y una fuente de ingresos de primer nivel para la economía de Granada. Jesús Bermúdez López, conservador arqueólogo de la Alhambra, asegura que «esta intervención ha sido una oportunidad única para abordar por primera vez, desde el rigor científico e interdisciplinar, y partiendo de un exhaustivo trabajo previo de documentación, cómo era la relación real de las Torres Bermejas con Granada y la ciudad palatina de la Alhambra». Y es que, según apunta Jesús Bermúdez, históricamente se ha construido un relato a partir de especulaciones, dando por ciertas determinadas cuestiones sencillamente por estar escritas. Lo que está claro es que el aspecto actual de las Torres Bermejas, cuyo nombre proviene de 'bermejo', el color rojo característico del montículo sobre el que se erige la Alhambra, data del siglo XVI. En cualquier caso, las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en las Torres Bermejas, a las que se puede acceder por el camino que va hacia el Carmen de los Mártires por la Cuesta de Gomérez, «no llegaron a aportar datos concluyentes sobre el origen, si bien sí permiten aventurar algunas conclusiones que deberían concretarse en actuaciones adicionales de investigación», señala la memoria del proyecto de rehabilitación de las Torres Bermejas.

«La historia de las Torres Bermejas ha sido paralela a la historia de la Alcazaba de la Alhambra»

Jesús Bermúdez López | Arqueólogo conservador de la Alhambra

«Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos se inicia un proceso de reconstrucción de las Torres»

Antonio Martín Muñoz | Arquitecto director de las obras de restauración

Sí existe cierto consenso en que el origen es una torre fechada en el siglo XI –una teoría que viene corroborada por la realización incluso de pruebas como las del carbono catorce– desde la que se oteaban los peligros que provenían por lo que hoy es Otura y Alhendín. Y formaba parte de una red de vigías situada en los puntos estratégicos más elevados que circundaban la Vega de Granada y a la que, «tal vez –según Jesús Bermúdez– perteneciera la primitiva construcción de la Sabika que daría origen a la Alhambra». «La historia de las Torres ha sido paralela a la Alcazaba de la Alhambra», explica Bermúdez, quien agrega que «todo el conjunto muestra testimonios de haber recibido bastantes cambios a partir de la conquista cristiana». En los paramentos interiores se encuentran numerosas losas de piedra de sepulturas musulmanas, denominadas 'maqabriyas', procedentes del cementerio de la Sabika, lo que evidencia que las torres, sobre todo la central, fueron reforzadas interiormente. Incluso las divisiones en este mismo espacio serían posteriores a 1492, pues la última de las tres plantas tiene una bóveda circular de 1540.

Conexión con la Alhambra

Las Torres Bermejas están directamente comunicadas con la Alcazaba de la Alhambra mediante una muralla que aún se conserva casi en su totalidad, perpendicular entre ambas –se puede observar perfectamente desde la Puerta de las Granadas–, lo que demuestra el importante papel que representarían las Torres en el sistema salvaguarda de la Alhambra. «Para que nos hagamos una idea –aclara Jesús Bermúdez– sería algo parecido a las fragatas que escoltan a los grandes portaaviones; en este caso la fragata serían las Torres Bermejas y el portaaviones, la Alhambra». Esta defensa empieza en la Alcazaba, baja hasta la Puerta de las Granadas, continúa ascendiendo hasta las Torres Bermejas, que dominaban perfectamente ambos tramos, prolongándose por la vertiente sur hasta lo que hoy conocemos como Puerta del Sol y desde ahí hasta el palacio de Bibataubín.

El arquitecto director de las obras de Torres Bermejas, Antonio Martín Muñoz, explica que tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, «se inicia un proceso de reconstrucción para adaptar las Torres a las nuevas exigencias militares como consecuencia del auge de la artillería». De esta forma, las Torres se complementan, desde el mismo año 1492, con una extensa barrera que alcanza un desarrollo de unos cuarenta y cinco metros con sucesivas troneras. Acoge, en el centro, un baluarte semicircular abierto al poniente. En este punto hay horadadas, justo debajo, tres cámaras abovedadas y un pequeño aljibe que, según Martín Muñoz, se emplearía probablemente para enfriar los cañones durante su uso.

En esta época quedó habilitado también un patio de armas de proporciones alargadas, y una de las estancias más interesantes. Unas caballerizas fechadas en 1498. Esta nave se cubre con dos bóvedas con una altura de 5,5 metros hasta la clave. Descansan sobre pilastras de ladrillo situadas en el centro y la torre sur en los laterales, propiciando de esta forma una cubierta superior a modo de terraza para el control del territorio.

Respecto a la entrada a las Torres Bermejas, Antonio Martín Muñoz señala que, hoy día, se realiza a través de una puerta con arco de herradura, «pero no fue así desde el principio». Fue abierta hace relativamente poco, ya que al menos en los dos últimos siglos lo que había ahí era un paño de muralla que se demolió con posterioridad a 1967. «No tenemos conocimiento de las circunstancias que motivaron su demolición, pero sin duda su destrucción supuso una importante alteración de la imagen de las Torres Bermejas», dice Martín Muñoz. No obstante se han documentado indicios suficientes para identificar otro acceso que ha quedado 'marcado', con carácter divulgativo, en la restauración acometida en el último año y medio.

Especialmente relevantes han sido los trabajos en la torre sur. Tiene una sola planta de ocho metros de altura. Presentaba la particularidad de que había sido macizada con tierra y no se podía entrar. Incluso la puerta estaba clausurada e integrada en el paramento. Había sido borrada. Al parecer, las importantes patologías manifestadas propiciaron esta particular decisión. Ahora se ha retirado todo es material de relleno, recuperando esta dependencia anulada.

Donde pasó sus últimos días 'La zapatera prodigiosa'

Las Torres Bermejas, también conocidas como el Castillo del Mauror, han formado parte de la historia de Granada y de la Alhambra. Su principal función, para lo que fue concebida, fue para la vigilancia de la ciudad. Una función que, posteriormente, tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, se compatibilizó con la militar. También ha tenido uso residencial y como horno cerámico.Pero sobre todo se utilizó, hasta mediados de los años sesenta, como prisión de hombres o de mujeres.

Merece la pena detenerse en los 'grafitis' pintados en el interior de las torres por los soldados y por los propios presos. En esta primera intervención estructural se ha tomado la decisión de respetar algunas de estas inscripciones para que posteriormente se decida, en la fase de musealización, si merece la pena conservarlas por su valor o por su carácter testimonial.

Cuentan que en este presidio estuvo, hasta que fue fusilada en 1936, Agustina González López, escritora, pintora y política granadina en la que, supuestamente, se inspiró Federico García Lorca para escribir 'La zapatera prodigiosa' y que fue fusilada al poco de iniciarse la Guerra Civil en 1936. Francisco Ayala recordaba a Agustina vestida de húsar y ofreciendo en el escaparate de su zapatería en la calle Mesones sus «opúsculos» repletos de ideas extravagantes.

En 1962 el Patronato de la Alhambra y el Generalife asumió la titularidad de las Torres Bermejas. A finales de los años sesenta y en los setenta la fortificación fue explorada, pero el gran impulso a su restauración se llevó a cabo a partir de 2011 con una serie de estudios previos y una intervención arqueológica, con nueve sondeos, para elaborar el proyecto de recuperación integral del recinto que ahora se ha finalizado.

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