Domingo, 20 de febrero 2022, 21:01
Los días de la final de Copa del Rey empiezan siempre movidos. De un lado, son un auténtico mercado persa, en el que no pocos de los seguidores de los equipos eliminados intentan, aún a costa de perderse el duelo por el título, recuperar parte ... de la inversión realizada para el torneo y 'colocar' su boleto para el encuentro decisivo a los ávidos de final. Un curioso bazar entre bambalinas que, claro, cuando la disputan Madrid y Barça –pues los oriundos suelen mostrar mayor interés en acudir al evento–, se dispara. Y sí, ayer la reventa funcionó a tope en Granada. Los whatsapps, bizum y pdf con las entradas fueron un no parar para que al final el Palacio mostrara gran entrada en su tercera final copera.
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El otro foco relevante de la matinal del domingo es la final de la Minicopa Endesa. Un torneo de categoría infantil que ha adquirido una dimensión gigante, tanto como para que la cita que lo cierra lleve ya años celebrándose en el pabellón que alberga la Copa. En Granada volvió a ocurrir igual, con buen criterio de la ACB. Unas 3000 personas vieron la victoria del Real Madrid ante el Cajasiete Canarias, lo que habría sido imposible en el pabellón universitario de Fuentenueva, sede de la fase previa y las semifinales. Allí, en más de una ocasión, hubo lleno completo, colas enormes e interesados que se quedaron sin ver algún partido del torneo.
Tras ello, tocaba comer algo y volver rápidamente al Palacio. Los bares de la zona han hecho su agosto en estos días, por mucho que las ausencias de dos populosas aficiones como Unicaja y Baskonia se hayan podido dejar notar. Y con el estómago lleno, a por la traca final.
El Palacio estaba a reventar. No al 100%, pero no demasiado lejos. La mejor entrada del torneo sin duda. De pronto, luces apagadas y un espectáculo de luz y sonido digno de un evento planetario. He ahí la gran herencia de esta Copa, ver al Palacio adaptado a los tiempos modernos, como nunca antes. Ojalá el legado sea el mayor posible, al fin. La modernidad ha llegado.
En la gradas hubo pasión, fiesta y tensión deportiva. La otra, la política, solo la generaron los cánticos de «¡Independencia!» de la afición culé en el minuto 17, tanto en la primera como en la segunda parte. Resulta curioso cómo, independientemente de cómo vaya el partido, gran parte de las voces azulgranas saltan como resortes cuando se llega a ese momento del encuentro para llevar a cabo su cántico más programado. Un soniquete que, por cierto, no gustó en absoluto al resto del Palacio, en el que también se vio alguna 'Estelada'.
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Fuera de ese roce, la grada fue una fiesta de baloncesto. La Copa recuperó su pasión, tras la frialdad a puerta cerrada de hace un año en el Wizink Center. El mejor torneo del baloncesto europeo brilló en Granada, donde su tercera Copa ya forma parte del recuerdo, como las de 1992 y 1995. El reto ahora es que no tarde 27 años en volver. «Todo es ponerse», lanzó Paco Cuenca en Twitter ayer mismo compartiendo la noticia de IDEALen la que aficionados desplazados a la ciudad la pedían poco menos que como sede permanente. Desde luego, eso sería mucho pedir, pero ha llegado la hora –ascenso del Covirán mediante, quizá– de que la ACBno vuelva a olvidarse de una ciudad que encaja como anillo al dedo en lo que se pide a una sede para albergar la Copa del Rey.
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