La velocidad española se forja en Granada
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Dani Rodríguez y Pablo Montalvo, discípulos de Manolo Jiménez en el grupo 'Fuertes y rápidos', ganaron las medallas de oro en los 200 y 100 metros lisos de GetafeEn plena pandemia y con ocasión del centenario del Campeonato de España absoluto de atletismo, los velocistas de la provincia volvieron a demostrar que Granada es la forja de los metales más brillantes de la especialidad. Dani Rodríguez y Pablo Montalvo regresaron de Getafe, la sede en la que compitieron aquellos que desafían la luz y el sonido, con sendas medallas de oro en los 200 y los 100 metros lisos, respectivamente, con doblete para el primero en el relevo. Una nueva recompensa al trabajo y la filosofía del grupo 'Fuertes y rápidos' que lidera Manolo Jiménez en Granada, el padre deportivo que les moldea y luego los deja en casa de madrugada.
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Ambos se sobrepusieron a las circunstancias que rodearon a un Campeonato de España que, coinciden todos, «no olía» como tal. Dani Rodríguez se proclamó campeón de España por primera vez al aire libre con una marca de 21.08, a seis salvajes décimas de su más inmediato perseguidor, mientras que Pablo Montalvo reafirmó el bronce obtenido en el 60 de Ourense en febrero con una victoria tremenda gracias a una nueva mejor marca personal de 10.40 tras la descalificación del favorito Sergio López Barranco.
A Dani Rodríguez le quedó la espinita de no haber rebajado la frontera de los 21 segundos –único atleta en competición capaz de hacerlo con una personal de 20.59 y 20.73 esta misma temporada–, algo que habría conseguido de no haberse dejado ir en la recta final de su 'semi' el sábado. «Es cierto que acusé la falta de apoyo en las gradas y la ausencia de rivales como Bruno Hortelano o Pol Retamal, pero tenía claro que mi objetivo era ganar la medalla de oro y lo conseguí», se encoge Dani Rodríguez, el galgo de Casanueva. «Siempre procuro ahorrar energía para conseguir la medalla con una buena marca pero sí es cierto que de haber sabido el viento que hizo el domingo habría corrido a tope, pero no estaba en mis manos», se resigna.
«En la final salí a muerte sin pensarlo pero una vez entré en la recta me empezó a costar más de lo normal y no me noté cómodo… luego, al ver la marca, creí que o bien el crono había fallado o que habría mucho viento en contra, más del que luego nos dieron», aprecia. Lo corrobora su entrenador, Manolo Jiménez: «En la semifinal lo vi desde el principio con mucha facilidad, pero cualquier detalle merma muchísimo al velocista y contra el viento no se puede luchar. Le impidió bajar de 21 segundos, pero consiguió el objetivo real».
Pese a su inconformismo, a Dani Rodríguez le queda la satisfacción de conseguir la medalla que le faltaba, el oro al aire libre, tras la temporada más complicada de toda su vida. «Me costó bastante adaptarme a las series tras el confinamiento, lo pasé realmente mal», agrega. A eso precisamente otorga valor Manolo Jiménez a colación de las ausencias de Bruno Hortelano y Pol Retamal: «La competición no es solamente el campeonato, sino todo el proceso; quien llega al final es quien se merece el oro. La medalla representa mucho más que el día D a la hora H; es la punta del iceberg».
Tuvo que sudar mucho más por su medalla el algecireño Pablo Montalvo, estudiante en la Universidad de Granada. «Lo vi todo muy negro al principio porque calentando con mascarillas y a 33 grados estábamos todos mareados y sin oxígeno. Luego no creí que pudiéramos aguantar cuatro carreras –dos 'foto finish' fallidas– en dos horas, pero no tiré la toalla y creo que por eso gané, aunque ya me sentía candidato», reseña. Luego, sin Sergio López Barranco, corrió con los ojos cerrados: «Tuve una salida decente y dejé de mirar a mis lados para hacer mi carrera, porque creía que podía ganar».
Manolo Jiménez ha sido el artífice de la construcción de Dani Rodríguez como velocista desde el primer día, pero sólo lleva dos años con Pablo Montalvo, el atleta sub-23 que formó Paco Medina, profesor en la formación del propio Jiménez como maestro de velocistas. «Le añadí un trabajo específico de fuerza, que es la neurosis de mi grupo, para hacerle ver la velocidad desde una filosofía distinta. Ha mejorado mucho a la hora de templarse y no ser tan emocional a la hora de afrontar su evolución como atleta. La mente es lo que dirige al velocista, y debe buscar siempre el equilibrio. Su tipología, con la cadera alta y los tendones duros, fino y con actitud de velocista, le permitirá luchar por medallas muchos años limando sus asperezas. Está claro que ha nacido para la velocidad», subraya el entrenador. Su grupo sigue colgando medallas.
El velocista motrileño Javi Martín llevaba un año tan penoso que ni se había planteado siquiera asistir al Campeonato de España absoluto. Terminó animándose con muy pocos entrenamientos encima y su valentía tuvo recompensa: acabó volviendo con una medalla de oro, su primera absoluta, por el relevo 4x100 con el Playas de Castellón. Fue la última posta y cuando recibió el testigo «estaba casi todo el trabajo hecho», pero a él le supo a la mayor de las victorias por lo anímico.
«Ha sido una temporada muy difícil, desde diciembre fue todo cuesta arriba con lesiones en los isquiotibiales y luego el confinamiento. Perdí las ganas por entrenar. Luego, en el campeonato, me pasó lo peor que me podía ocurrir: que me metieran carreras que no debería hacer de más y sin recuperar», razona Javi Martín. Hizo hasta cinco, ya que por distintos errores debieron repetirse tanto la primera semifinal de los 100 metros lisos como la finalísima hasta en dos ocasiones. «Ya en la primera gasté toda la energía que tenía. Estaba mareado y sin fuerzas, pero en esto cuanto más duro es el esfuerzo mejor sabe la recompensa psicológica», apunta el motrileño.
Se clasificó para la pelea por las medallas con una marca de 10.64 y luego en la final fue quinto con 10.62, por encima de cualquier expectativa. «Salí muy contento porque, aunque las marcas no son buenas para lo que puedo hacer, no podía pedir nada más; no pensaba que con tan poco entrenamiento pudiera correr tanto. Me hace pensar que tengo en las piernas cosas maravillosas que puedo exprimir como desafío para la próxima temporada, durante la que ya entrenaré en Granada con Manolo Jiménez», expone.
El domingo no las tenía todas consigo para participar en el relevo. «Tenía muy resentidas las dos piernas y pedí al reserva que calentase hasta el último momento, pero mis compañeros me animaron a que lo hiciese si me hacía ilusión, y fue lo mejor. Las piernas aguantaron aunque al día siguiente no podía ni andar», confiesa. «Lo primero que hice fue dar las gracias a Dani (Rodríguez), no esperaba la medalla y creo que la necesitaba. Manolo (Jiménez) me dijo que lo que había hecho era una locura y que para él era el campeón del fin de semana», advierte con emoción.
«Javi me tocó la patata por su esfuerzo, aparte de que es un pedazo de pan y un tío estupendo. Empezó tenso, y después del segundo 100 me decía que estaba muerto; se le veía blanco. Me dijo que ojalá no pasara a la final, pero yo deseaba que lo consiguiera porque además eran entrenamientos de calidad. Cada carrera que hizo fue mejor. Y luego el relevo, que también lo hizo muy bien para ganar su medalla. Se habría merecido otra medalla añadida por su actitud«, le apremia su entrenador.
No fue, además, la única alegría en su familia: su primo Alejandro Estévez se colgó la plata en el 4x400 con el Fent Camí Mislata tras la Real Sociedad.
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