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Foto de equipo del Rinos FC en el polideportivo Félix de la Fuente. Fermín Rodríguez
Fútbol

El equipo LGTBI de Granada que quiere competir

El Rinos FC, con 23 jugadores, espera ser el primero con estas características en federarse a nivel nacional y jugar en Tercera Andaluza

Sábado, 27 de abril 2024, 00:01

Han pasado 15 años desde que José María River decidió compartir con un compañero de equipo en el Motril que era bisexual y tuvo que terminar dejando el fútbol. «Era adolescente y descubrí que además de las chicas también me gustaban los chicos. Se lo comenté con toda mi buena fe pero no recibí la respuesta que esperaba; me dijo que no lo entendía. Yo le respondí que seguía siendo el de siempre y que no habría ningún problema, pero se produjo un distanciamiento y empecé a notar un vacío importante por parte de otros compañeros también. Me hizo bastante mella y decidí echarme a un lado», reconoce ahora, con 31 ya. Aquello le dejó «una espinita clavada» que ahora espera sacarse con el Rinos FC: el primer equipo de fútbol LGTBI de Granada que aspira a convertirse en el pionero también en federarse en toda España para competir desde la próxima temporada en Tercera Andaluza.

José María River no dejó de darle vueltas a cómo evitar «que otros jóvenes pasasen por lo mismo». «Yo dejé de sentirme cómodo e integrado cuando iba a entrenar, hasta el punto de que ya no sabía ni jugar porque no daba pie con bola. Me dolió muchísimo dejarlo, pero no quise seguir viviendo ese sufrimiento interno pese a que amaba el fútbol por encima de todo. De ahí que durante el confinamiento en 2020 me propusiera crear un equipo LGTBI abierto y libre, que fuese un espacio seguro para que todos sus jugadores pudieran desarrollarse practicando el deporte que más les gusta», cuenta.

En el Rinos, que ya cuenta con 23 integrantes, tienen cabida personas gays, bisexuales, trans y también heterosexuales, y además se trabaja en una sección femenina «porque también son muy importantes para la diversidad por la que pelea Rinos, que no existiría sin ellas», apunta el fundador. Ahora mismo no son más que un grupo de amigos, una peña que desde el pasado mes de octubre juega todos los martes de 21.30h a 22.30h en el campo del polideportivo Félix de la Fuente, en el Zaidín; sin embargo, ya han comenzado las gestiones para constituirse como asociación deportiva y, con el apoyo del Arenas de Armilla para absorberles en su estructura y facilitarles instalaciones y equipaciones, empezar a competir desde el primer nivel regional.

Aunque sí existen otros colectivos a nivel nacional que además del fútbol engloban el pádel, el voleibol o el atletismo, no existe precedente alguno en España al menos de un equipo LGTBI federado y en competición. «Queremos crear un punto de referencia, un soporte, para aquellos que no tengan a qué aferrarse e impedir que, como hice yo en su día, abandonen», incide José María River. El motrileño integró al rinoceronte para el logo y como inspiración al tratarse de uno de los primeros iconos que el colectivo adoptó y por los valores de «fuerza, garra y lucha que transmite» y que él mismo quería para el equipo.

Captación abierta

La captación de jugadores del Rinos, que por descontado permanecerá abierta, empezó por el boca a boca y tuvo un 'boom' en cuanto crearon una cuenta en la red social 'Instagram'. «Solo dos o tres llegamos a competir en su día, pero se nos están uniendo muchas personas que quieren probar con todas sus ganas por aprender y conocer gente, porque no se trata solo de jugar; luego nos tomamos unas tapas en un barecito cercano, nos reímos y hacemos otros planes fuera. Crear lazos y amistades es lo más bonito», recalca José María River. «Queremos que desde fuera vean que, pese al cliché, en un vestuario de fútbol pueden convivir todas estas orientaciones. Muchos de los que vienen nos dicen que no habían jugado hasta ahora porque no se sentían seguros o porque veían que era un deporte para machos y muy machista, pero con nosotros juegan y se sienten libres, sin rechazo, tal y como son», presume.

Para José María River, no obstante, lograr que el equipo compita es fundamental. «Federarnos era la primera idea que tuve porque queremos romper todas las barreras que aún a día de hoy existen estando ahí, en la competición; si no estamos ahí, todo seguirá igual», indica. «Queremos que nos vean desde la otra punta del país y nos admiren para crear conciencia y que otros sigan nuestro ejemplo. Y si en algún campo nos faltan al respeto, nos plantaremos y nos sentaremos y no jugaremos el partido; y así es como cambiaremos las cosas», subraya.

«Iremos a los campos y nos dirán de todo», asume su compañero Javi Martínez. «Ya jugué en asociaciones de Madrid y Barcelona y al principio impone más el miedo que uno lleva que lo que pasa luego, aunque siempre haya algún cafre que insulte desde la grada o algún rival que se acerque y te diga algo al oído, pero merece la pena con lo que se consigue visibilizando porque, al final, todo el mundo sabe cuándo juegan contra el equipo gay. Eso importa más», pondera.

Orgullosos todos los jugadores de Rinos de su orientación y de las de todos sus compañeros, ya no se sienten solo y no están dispuestos a dejar de jugar a fútbol, el deporte que aman, sin más porque haya quien no les entienda. Ahora se reúnen jubilosos en tororno a la pelota, corretean y ríen con euforia porque se sienten libres y seguros al fin entre otros jugadores.

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