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Los Beatles y los Rolling. Los Cero y Los Planetas. 'La vida qué mala es', que canta el Pitos. 'Luchando contra la naturaleza porque solo existe vida en este planeta', que canta Jota. El Pitos de 091, Jota de los Planetas. Los Rolling y los ... Beatles. La vida que da vueltas como un vinilo sobre un plato, ahora que la gastronomía reina. Y los elepés reconducen nuestra vida, como los candidatos quieren hacerlo con la ciudad sin salirse de la pista, del surco, marcando con la aguja del tiempo los plazos de las promesas que nadie pide, que pocos necesitan. Pasa el tiempo, las horas, y la campaña da vueltas como un vinilo.
Granada 1995. Miguel Ríos, Carlos Cano, Enrique Morente. Salvo el primero, no queda nadie en una ciudad que, gobernada tras dieciséis años por el PSOE, encaraba por primera vez y con mayoría absoluta un gobierno del PP presidido por el también fallecido Gabriel Díaz Berbel, el Kiki. Además del trío de ases anterior, los Cero estaban a un año de separarse, los Planetas se habían estrenado como banda hacía tan solo dos años y tres festivales de nivel internacional atraían la vista sobre Granada. La MTV, justo antes de que aparecieran Internet y los móviles y lo cambiaran todo, anunciaban a todo el mundo que en Granada había tres festivales de música: Espárrago Rock, Womad y Zaidín Rock. Al primero asistirían 15.000 personas y entre el flamenco y el grunge actuaron Sonic Youth, Pata Negra o Sex Museum. Al año siguiente se juntaron 20.000 personas.
En el Womad, inventado por Peter Gabriel, en dos noches pasaron otras tantas personas que escucharon a Van Morrison, Kiko Veneno, Suzanne Vega, Cheb Khaled, The Master Musicians of Jagouka, el ex Pogue Shane McGowan, The Oyster Band y Radio Tarifa. Quedaba, tras los dos 'festis' primaverales, septiembre y el Zaidín Rock que en 1995 juntó a más gente que sus dos 'competidores' y donde en cuatro noches se escuchó a Def con Dos, Los Hermanos Dalton, Niños Mutantes, Naranja Mecánica, Noche Latina. Ketama, Son Siete, Siniestro Total, La Guardia, Australian Blonde, Dorian Gray, La Resistencia, Mano Negra Radio Bemba y La Banda de Mabaker. Granada se había convertido en 1995, hace ya casi un cuarto de siglo, y sin darse cuenta, en la capital europea de los festivales.
Con los años, todas las ciudades españolas de renombre pelearon por tener al menos uno. ¿Qué hizo Granada? Perderlos o intentar cerrarlos, como en el caso del Zaidín Rock. Sin embargo, hoy, esta campaña, la Granada del Rock, del Pop, del Indie, del Flamenco, de la Música Clásica, está en boca de todos.
En la actualidad, 24 años después, Granada cuenta con cuatro grandes festivales, Zaidín Rock, Granada Sound, Bull Festival y En Órbita. El que menos público moviliza es de más de 8.000 personas; el que más, a 30.000. Y se defiende el impulso que ofrece a los creadores y el dinero que se genera en la ciudad. Resulta que el vinilo ha seguido dando vueltas y ha luchado contra el tiempo. Y vencido.
Ahora, en plena campaña, las redes sociales se llenan de mensajes de músicos que apoyan la política al respecto del actual alcalde. Erik Jiménez, batería de Los Planetas; Jesús Arias, de Lagartija Nick o los responsables de la tienda de discos Bora Bora no han dudado en apoyarle directamente con vídeos que se consumen en Twitter y Facebook.
El candidato del PP, por su parte, Sebastián Pérez, tira a la yugular y publica en sus redes: «Hoy hemos presentado 'Granada en vivo' donde todas las artes tengan espacio en nuestra vía pública, jóvenes músicos de todo tipo, flamenco, jazz, rock, pop, poesía, rap... sin excluir a nadie». Luis Salvador, de Ciudadanos, opta por una apuesta decidida por la música... clásica: «Ciudadanos propone la creación de un Palacio de las Artes como medida estrella en su programa de cultura».
Mientras la aguja del tocadiscos termina un surco para empezar el otro, se hace el silencio. Pablo y Pedro, acodados en la barra del Loop, aprovechan para beber de sus tercios de Alhambra. Uno tiene un grupo de música y es socio de este local que atesora ya más de una década de noches y música. El otro ha sido técnico de sonido del Planta Baja y mezcla música para diversas bandas. «Ahora parece que se respira mejor ambiente, dice uno de ellos. La Policía no achucha tanto y hay música en vivo en muchos bares, lo que antes era imposible. Pero es verdad que toda esta nueva política al final solo ayuda a los de siempre. Son los mismos los que tocan».
El otro contertulio le escucha con atención y pide al nuevo Ayuntamiento que salga de las urnas que no fagocite ni monopolice «la creatividad de una ciudad que ha sabido resurgir y luchar. Que no se aferre a un turismo desbocado y que todo lo haga de forma constante, sostenible». Los dos coinciden que «es más fácil vender la música en directo en Granada cuando este pasado fin de semana como alcalde has llenado la ciudad de conciertos. Pero hay que abrir el abanico, mirar hacia todos los lados». Como si no fuera posible que el vinilo siguiera girando en el tiempo y en el espacio y todo volviera a un lugar que nadie desea. Un desierto sonoro. El silencio.
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