Onofre sabe un huevo de gallinas
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El candidato de Vox a la alcaldía de Granada comparte la manutención de unas gallinas en Íllora con un tendero de ArabialCarlos Morán
Granada
Martes, 14 de mayo 2019, 01:54
Onofre no es un nombre corriente. Llama la atención. Lo cual puede ser una ventaja si uno se dedica a la política. Es muy recordable. Pero como el objetivo es radiografiar al político sin hablar de política, habrá que cambiar de tercio (nótese la ... alusión taurina)y construir un nuevo arranque para esta crónica.
Onofre es un nombre solemne. Alguien dice 'Onofre' y en la mente suena como un aldabonazo, un golpe entre metálico y antiguo.
Onofre es también el nombre del protagonista de la novela 'La ciudad de los Prodigios', la obra maestra de Eduardo Mendoza. El libro es un retrato de la Barcelona verdadera: una urbe mestiza, canalla, absurda y maravillosa. Casi seguro que el señor Torra no la ha leído... ¡¡¿¿Pero cómo se ha colocado aquí el inefable 'president' de la 'Generalitat'??!!
La intromisión de Torra obliga al periodista a volver a empezar.
Camina Onofre Miralles (Granada, 1974) por Arabial con un pan debajo del brazo, que es como asegura la sabiduría popular que llegan los niños al mundo, hasta alcanzar la calle Séneca. Ahora el candidato está en su salsa. Lo primero que hace es entrar en la tienda de ultramarinos (que nadie vea nada político en el 'ultra', porque esta página no va de política:la palabra es así) de don Horacio, un señor amplio, reidor y dicharachero. Onofre se dispone a hacer la compra. Aunque se conocen desde hace años, cliente y tendero se tratan de usted. «¿Cómo tiene los huevos?», pregunta Onofre sin ninguna intención de sugerir una doble lectura.
«Bueno, también son sus huevos», responde don Horacio, mientras prepara una huevera de cartón para depositar la mercancía en ella.
Dice verdad el dependiente. Onofre y él tienen suscrito un acuerdo (verbal, por supuesto: entre caballeros no hace falta más) por el que ambos colaboran en la alimentación de las gallinas que producen los huevos en cuestión. Por eso andaba Onofre por Arabial con una hogaza debajo del brazo. El pan, duro como un adoquín o la careta de 'Iron Man', era para las gallinas. Las aves 'compartidas' viven en Íllora, en un corral de don Horacio, y su dieta es tan saludable que bien pudiera adjudicárseles el calificativo de 'ecológicas'.
Aunque lo 'científico', según don Horacio, es llamarlas «picamierdas». De hecho, las cáscaras de algunos huevos todavía muestran restos de excrementos, un detalle que, lejos de ser una mala señal, explican Onofre y don Horacio, avala el origen natural y la calidad intrínseca del producto. La curiosa pareja sabe un huevo de huevos, valga la redundancia, y de gallinas.
La verdad es que tienen buena pinta. No son excesivamente morenos y su tamaño es razonable. Y, según Onofre, saben a huevo. Parece una perogrullada, pero entre los glutamatos y otros aditivos, las cosas de comer, con las que no se debe jugar, han perdido sus esencias. Por eso, hallar un alimento que sepa a sí mismo causa asombro y felicidad.
Onofre adquiere también fresas, cebolletas y cerezas. «Don Horacio, ¿no serán de la Conchinchina, verdad?», inquiere. No, no vienen de tan lejos, pero tampoco son de Güéjar Sierra, que presume, y con razón, del fruto de sus cerezos. Al final, queda claro que el producto es 'made in Granada', que es lo que le importa a Onofre. «Hay que defender el comercio tradicional», asevera, mientras don Horacio se queja de que el candidato no le haya regalado una corbata verde.
Por eso Onofre hace la compra en la calle Séneca, que es una pequeña galaxia del universo que es la villa de Granada. En apenas cien metros está la tienda de don Horacio, una panadería que vende pan de Alfacar pata negra... Hasta hace poco, incluso había un cine que ofrecía películas X, o sea, pornográficas. Era la única sala de este tipo que existía en toda Andalucía. Pero no pudo resistir la competencia del 'Internet', donde las 'pelis' para adultos –que es como se les llama finamente– proliferan de forma vertiginosa.
A su manera, la sala X también era un comercio tradicional...
Cargado con las bolsas de la compra, Onofre, que en su calidad de abogado ha asesorado a don Horacio en algún que otro pleito, regresa a casa.
En Íllora, las gallinas que comparte con el tendero de la calle Séneca estarán campando a sus anchas.
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