Eran amigos, pero lo que ocurrió la madrugada del 9 de agosto de 2020 en el coche del acusado hizo añicos aquella amistad. Él abusó sexualmente de ella; le quitó la ropa aprovechando su estado de ebriedad cuando la llevaba en su vehículo a las ... cuatro de la mañana tras una noche de diversión en un pub. Este miércoles, él ha admitido lo ocurrido, aunque ha negado que se produjese acceso carnal, y ha aceptado dos años de prisión.
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El juicio se ha celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada y ha concluido a los pocos minutos pese a que estaban previstas dos jornadas de sesiones. El motivo: el procesado, que había indemnizado antes de la vista con 5.000 euros a la chica, ha reconocido su culpa y se ha dictado una sentencia de conformidad 'in voce' (a viva voz).
Durante la sesión, en la que no ha sido necesaria la comparecencia de los agentes de Policía Nacional que intervinieron en el caso ni de perito alguno, se ha evitado a toda costa que víctima y acusado pudieran cruzar una sola mirada. Ella, muy joven y visiblemente nerviosa, ha declarado tras una mampara y acompañada en todo momento por una psicóloga. Ha dicho que no recordaba a ciencia cierta si hubo penetración o no.
Él, que ha aguardado su enjuiciamiento en situación de libertad provisional, se ha limitado a asumir su culpa y a negar que se llegase a producir acceso carnal. Este extremo le ha librado de una condena mayor, pues ha provocado que la fiscalía, que según las fuentes consultadas solicitaba inicialmente 7 años de cárcel, modificase sus conclusiones provisionales.
Exactamente, el ministerio público ha considerado que aquellos tocamientos constituyeron un delito de abuso sexual sin penetración y ha rebajado su petición de condena a dos años de prisión en aplicación de artículo del Código Penal vigente en la fecha de los hechos y teniendo en cuenta la circunstancia atenuante de «reparación del daño».
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Tanto la acusación particular que ha ejercido la víctima como la defensa se han adherido entonces a las conclusiones definitivas de la fiscalía, que ha estado representada por la fiscal Sara Muñoz-Cobo, y no ha sido necesario practicar más pruebas.
Junto a la pena de prisión, el procesado, que ha indicado al presidente del tribunal, el magistrado Juan Carlos Cuenca, que trabaja como dependiente en un establecimiento, ha aceptado cinco años de libertad vigilada y mantenerse alejado de la víctima durante ese tiempo. No podrá acercarse a ella a menos de 500 metros ni comunicarse con ella por ningún medio.
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El tribunal que ha enjuiciado el caso, que se había tramitado como un procedimiento sumario, ha acordado al término de la sesión suspender la ejecución de la pena al acusado. Pero con una condición: que no delinca durante los próximos dos años y respete escrupulosamente la medida de alejamiento impuesta. Además habrá de someterse a un curso de reeducación sexual.
El procesado, en su breve interrogatorio, ha afirmado que él también iba bebido aquella noche. Ella aún sigue precisando asistencia psicológica. Las partes han indicado al tribunal que no pensaban recurrir la sentencia, por lo que el fallo ha sido declarado firme en el mismo acto.
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