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El crimen de Leyre González se produjo la medianoche del 14 de agosto de 2018. Tenía 20 años y un niño pequeño. Iba de copiloto con su pareja y padre del menor: Mustapha B., de 42 años, quien esta mañana se sentó en el banquillo ... de lo acusados de la Audiencia de Granada acusado del asesinato de la joven, que iba a cumplir 21 años. Su cumpleaños era cinco días después, pero un cuchillo le cortó la vida. Un arma blanca que, según el acusado, llevaba «ella», con la que la relación se había enrarecido desde hacía un par semanas porque la mujer, según añadió, tenía problemas con las drogas y había vuelto a consumir.
Los forenses contaron una decena de heridas (entre puñaladas y cortes) cuando practicaron la autopsia al cadáver de la joven Leyre, las cuales, según el acusado, que estuvo asistido durante la vista de un intérprete de árabe, se las habría producido en un supuesto forcejeo que se desencadenó al observar él, mientras conducía, que la mujer esgrimía el referido arma y lo tenía pegado «al pecho». En ese momento, al intentar «quitar el cuchillo de en medio», según sostuvo, perdió «el control del coche», se desvió de la carretera, y ella se hirió. Una de las puñaladas fue tan certera que le perforó el corazón. Él, en cambio, no resultó con ninguna lesión. Ni en las manos ni en ninguna parte.
Leyre y Mustapha llevaban juntos desde 2013, según la fiscalía, y de acuerdo con las palabras que pronunció el hombre ante el tribunal popular para tratar de exculparse, estaban «enamorados». Por el modo en que narró cómo habría ocurrido la muerte de Leyre (calificada por el Ministerio Público como asesinato), negó haber tenido intención de matarla. El arma, insistió, «lo tenía ella» y, al salirse de la vía, «empezó a sangrar». En ese momento, él, según agregó, trató de taponarle la herida mientras conducía y llegaban al médico.
También rechazó el encausado que se hubiese tratado de dar a la fuga cuando el personal de Urgencias del Centro de Salud de Dúrcal, adonde la trasladó «directamente», le comunicó que iban a llamar a la Guardia Civil y recalcó que si la llevó allí fue «para salvar« su vida.
«Quiero pedir perdón a toda la familia». Fue la primera frase que expresó ante el jurado y el presidente del Tribunal el acusado, quien permaneció todo el tiempo con los grilletes puestos y custodiado por dos agentes de la Policía Nacional dentro de la sala. Ante ello, el magistrado le preguntó si es que se estaba declarando culpable de los hechos. La respuesta fue que su intención era «decir la verdad y nada más que la verdad».
Mustapha indicó que la noche del día anterior había recogido sus cosas, sus bolsas y su maleta para abandonar la casa, después de que ella durante los días previos hubiese dado «muchos gritos», molestando a los vecinos. «Los vecinos son testigos; se estaban quejando mucho», añadió el acusado, al tiempo que llegó a referir que ella, el día antes de los hechos, le había clavado una «inyección» mientras dormía y que por eso pudo comentar a alguien que temía haber sido envenenado.
Ante la versión ofrecida por Mustapha, la fiscal aportó la declaración anterior que este había prestado en el juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Granada durante la instrucción del caso. La grabación fue reproducida en una pantalla ante el jurado, a fin de que apreciasen posibles contradicciones, las cuales fueron rechazadas por su defensa. En ese vídeo, el hombre vino a alegar que se empezó a encontrar mal al volante, por lo que se desvió hacia un olivar y cuando volvió en sí la vio a ella sangrando.
Sobre los supuestos comportamientos machistas a los que se refirió el abogado de la familia de Leyre, el acusado negó que impidiera a la víctima tener vida social o salir con las amigas.
Antes de dar comienzo este lunes la primera sesión del juicio, que se desarrollará hasta el día 12 en el edificio del Palacio de la Real Chancillería, se ha constituido el jurado que determinará si fue un asesinato. Sus miembros habrán de emitir un veredicto en el que se decida si hubo o no alevosía y si se trató de un ataque sorpresivo, repentino e inopinado del que la joven no pudo defenderse, tal como sostiene la fiscalía y el resto de acusaciones. Las otras partes acusadoras son la Junta de Andalucía y la familia de Leyre, que ejerce la acusación particular y está representada por el abogado Francisco Ruiz Baena.
La defensa del acusado, en su intervención inicial ante el jurado, pidió que no tuvieran «una idea preconcebida» de lo ocurrido por el tratamiento informativo que se ha venido dando al caso, por tildarlo la prensa de crimen machista. Aseguró que el relato de hechos de las acusaciones en sus escritos de conclusiones provisionales no se corresponde con la la realidad. El juicio empezó justo este lunes, cuando se conmemora el 8-M y se reclama una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
Antes de que comenzase la vista, la madre de Leyre, Belinda Justo, atendió a los periodistas y dijo confiar en que se haga justicia. «Se ve que salió detrás de ella y le diría sube al coche, no lo sé, y ya en el coche, desprevenida, sacaría el cuchillo», dijo al ser preguntada sobre lo que pudo pasar, al tiempo que indicó que «insultos» se intercambiaban entre ambos y que «igual ella quería salir salir más y que le hiciera más caso.
Belinda puso el acento en la diferencia de edad existente entre ambos, ya que su hija iba a cumplir 21 años y él tiene ahora 42, y recalcó que desde «el minuto uno» se supo que este caso era «violencia de género». El teléfono contra el maltrato es el 016 y no deja rastro en la factura.
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