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Carlos y Sergio tocan desde su balcón,en la zona de Joaquina Eguaras RAMÓN L. PÉREZ

Trompeta y guitarra, centuriones del encierro en Granada

Historias desde el balcón ·

Carlos López y Sergio Carrasco comparten piso en Joaquina Eguaras y pasión por la música. Cada noche salen a la terraza con una nueva canción para regalar a sus vecinos

Viernes, 27 de marzo 2020, 01:36

Carlos miraba desde el balcón a la tropa romana que recorría las calles de su pueblo, Iznájar, en Córdoba. Tenía 10 años y se acababa de enamorar del sonido de la trompeta. Veintidós velas después, aquel niño sigue mirando por el balcón, pero, ahora, él es el centurión. «¿Empezamos?», pregunta mientras toquetea rápidamente los pistones del instrumento. Atardece en Joaquina Eguaras, la ovación de las ocho se desinfla poco a poco y, entonces...

Sergio nació con la música bajo el brazo. En su pueblo, Peñarroya, aprendió el pentagrama y a partir de ahí empezó a coleccionar melodías. En su dormitorio atesora varias guitarras, un bajo, una armónica, un ukelele, un acordeón... «Venga, vamos», responde unos segundos más tarde, con las palmadas casi silenciadas, mientras rasga suavemente las cuerdas de su guitarra y se eriza el vello del barrio. A su lado, la trompeta hace las veces de Marc Anthony y, mágicamente, la letra llega a la cabeza de todo el vecindario: «Voy a reír, voy a bailar, vivir, vivir, lalalalalá, voy a reír, voy a gozar, vivir, vivir, lalalalalá».

Carlos López y Sergio Carrasco comparten piso en Joaquina Eguaras y pasión por la música. Los dos se curtieron como monitores de campamentos, siempre cantando y alegrando el cotarro, siempre generando un ambiente festivo que divirtiera a los niños. El aislamiento se ha convertido en su último campamento y se han propuesto mantener alto el ánimo de sus vecinos. Aunque, el primer día, tuvieron sus dudas:

–Saca la trompeta y toca el himno de España –propuso Sergio.

-Bueno, si alguien toca algo, yo también –acordó.

Terminó el aplauso y silencio. «No toqué, no me atreví. Y Sergio se enfadó conmigo –cuenta Carlos–. Quillo, me dijo, que esto queda soso sólo con el aplauso». Al día siguiente, inspirado por el ritmo de las palmas, agarró su trompeta y tocó el Himno de la Alegría, algo que provocó una segunda y cariñosa ovación. «¿Has visto? –dijo Sergio– Esto lo tenemos que hacer todos los días, que animemos el barrio». La cosa, musicalmente hablando, es que una trompeta y una guitarra eléctrica son difíciles de combinar. Pero había que probar, así que al día siguiente conectaron unos amplificadores y... «¡Vivir, vivir, lalalalalá!».

Juntos

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Carlos es Jefe de Estudios de Primaria en el colegio Maristas La Inmaculada. Empezó hace ocho años, como especialista en bilingüismo. Además, es presidente de la Asociación de Profesores de Inglés de Andalucía (Agreta). «Me paso el año montando eventos», explica. Pese a vivir en Granada, sigue tocando en una agrupación musical de su pueblo, 'Los romanos de Iznájar'. «Somos una auténtica centuria romana, una banda de cornetas y tambores. Y todo de oído, no tengo formación musical ninguna». Todos los viernes –bueno, cuando no hay aislamiento– regresa a su pueblo para ensayar con los niños de la formación y mantener viva a la tropa.

«Estamos un par de horas ensayando para esos dos minutillos que salimos al balcón. Y merece la pena»

Antes de ser profesor, Carlos trabajó en Multiocio, una de las principales empresas de ocio y tiempo libre de Granada. Allí conoció a Sergio, que sigue allí, organizando viajes y actividades. «Aunque ahora mismo, como tantos otros, ha sufrido un ERTE. Seguro que volverán». Amantes de la música, confirman que si hay alguien haciendo el tonto, probablemente sean ellos. «Si hay un sarao donde animar, allí estaremos los dos».

Trompeta y guitarra no fallan cada noche. Tocan y se graban para compartir la experiencia con su familia y amigos. «Cada tarde una canción o dos como mucho. Las partituras las preparamos en el mismo día. Tenemos que escribirlas, probarlas, ver la tonalidad con la guitarra... Estamos un par de horas ensayando para esos dos minutillos que salimos al balcón. Y merece la pena». Desde Los Beatles hasta boleros pasando por Despacito o Cinema Paradiso, los vecinos aplauden cada velada con sincera emoción. «¡Gracias! ¡A ver qué tocáis mañana!», les gritan desde otro balcón. «Ya nos están pidiendo temas de Semana Santa y claro que habrá, que es mi especialidad», dice Carlos. «Pero vamos, que hay tiempo todavía. Tenemos mucha semana por delante».

Carlos teletrabaja por la mañana, haciendo cosas del cole y respondiendo videollamadas. Sergio se encarga de la compra, de limpiar y de mantener el piso ordenado. «Yo hago normalmente la comida... Sí, supongo que hemos hecho un pequeño matrimonio», ríe. Lectura, puzzles, jugar a la diana, ratos de deporte y mucha música. «Llevamos bien el aislamiento. Con poco nos inventamos nuevas historias».

–¿Tocamos otra?

–Venga, dale.

Historias desde el balcón

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