![Granada | Hoy termina el encierro de Manuel Marín, Defensor de la Ciudadanía, y Mario Picazo, párroco de La Paz](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201910/06/media/cortadas/EncierroZonaNorte03-kgOG-U90329998983WcD-1248x770@Ideal.jpg)
![Granada | Hoy termina el encierro de Manuel Marín, Defensor de la Ciudadanía, y Mario Picazo, párroco de La Paz](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201910/06/media/cortadas/EncierroZonaNorte03-kgOG-U90329998983WcD-1248x770@Ideal.jpg)
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Me piden, por favor, que no aparezca la palabra marihuana en el titular. Por si acaso, no la pronuncian ni una sola vez durante toda la entrevista que se prolonga durante la tarde del jueves. Bueno, solamente una, cuando exigen al Gobierno central «que termine con la industria de la marihuana en Granada de una vez». A cambio, comparten, razonan y exigen en un discurso que sorprende por su compromiso. La palabra que surge, en vez de la 'maría', es 'sufrimiento'. «Cuando hay un apagón, los vecinos llaman a Endesa y les responde una máquina», explican al alimón Mario Picazo, párroco del barrio de La Paz y Manuel Martín, Defensor de la Ciudadanía.
«Es inhumano», resumen estos dos hijos de Nigüelas, que han crecido de la mano en su pueblo y que ahora, las injusticias les han hecho recuperar el mismo camino. Hoy domingo terminan un encierro que se ha prolongado toda esta semana en la iglesia de San Francisco del Camino de Ronda para denunciar los cortes de luz en la Zona Norte de Granada.
–¿Cómo surge la idea del encierro?
–Mario Picazo (MP): Veíamos la necesidad de mantener no solo vivo en la memoria y en la mente de los granadinos el problema que allí se está dando, sino que buscábamos que fuera también un aldabonazo para que las instituciones, y sobre todo Endesa, vayan dando solución paulatinamente a los problemas de la Zona Norte.
–Manuel Martín (MM): Ante la falta de soluciones y la dejadez de Endesa y de las instituciones, decidimos hacer el encierro. No descartamos volver a hacerlo en la Subdelegación, Junta o Ayuntamiento. Esto es solo un primer encierro. Sí pensamos que encerrarnos en La Paz no iba a tener repercusión. Desde el Camino de Ronda el problema ha llegado a toda Granada y han pasado multitud de personas que han conocido la verdadera cara del problema.
–En una sociedad tecnológica, con el móvil en la mano, ¿no es un tipo de protesta demodé, más típica, no sé… de la Transición?
–MP: Puede que sea –y sonríe pícaramente–. De hecho, en mi memoria están encierros de Granada que han supuesto cambios sociales. La construcción se movilizó y consiguió objetivos impensables. Y siempre se encerraron en iglesias. Siendo una práctica antigua, nos permite hablar con todos los medios. Combinamos lo nuevo y lo viejo, como dice el Evangelio.
–MM: Creo que no es un signo del pasado. Hemos olvidado las raíces. Este encierro es un grito, la dinámica del grito es necesaria. Gritar es necesario. Este encierro es un grito que pregona a los cuatro vientos que hay gente que vive sin luz en Granada. Nosotros no queremos ser los héroes. Que no lo somos. Son ellos. Que están a oscuras.
–¿Qué reacciones está teniendo esta protesta? ¿Qué sorpresas han surgido? ¿Qué decepciones?
–MP: Hay que agradecer la gran respuesta tanto a nivel particular como de las asociaciones e instituciones. Resulta emotivo y enriquecedor. No han venido solo a saludar o a darnos la razón sino que han venido a compartir. Han venido con gestos y pasos a seguir para buscar soluciones. Nosotros dos estamos convencidos de que el problema es grave, pero tiene solución.
–MM: Estoy sorprendido gratamente, porque cuando uno decide realizar un encierro no sabe qué va a pasar. Decepciones, sin embargo, no veo ninguna. Salvo Endesa. Me hubiera gustado que viniera el director general de Endesa. Que hubiera venido al encierro. Y tampoco ninguna institución nos lo ha traído para echar una jornada de trabajo. Hablando se solucionan problemas.
–¿Se atreven a definir la Zona Norte en menos de veinte palabras?
–MP: Es un barrio joven, lleno de potencialidades, que suscita ganas de vivir, que tiene carencias básicas pero que a pesar de todo es un barrio luchador, donde hay gente con vidas muy rotas y también se sufre mucho.
–MM: Es un barrio con mucha vida pero olvidado, maltratado y al que no se le deja desarrollarse. Es el trastero de la ciudad.
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–Manuel Vázquez Montalbán definió Argentina en una de sus novelas de Pepe Carvalho con tan solo tres palabras: Tango, Tortura, Maradona. ¿Con qué palabras se quedarían?
–MP: Sufrimiento, Potencialidades, Humanidad, hay muchos gestos humanitarios que no se dan en otros sitios.
–MM: Sufrimiento, Abandono, Humanidad y una tremenda alegría de vivir.
–Si repartimos las culpas de lo que ocurre en la Zona Norte, ¿qué porcentajes otorgamos a Endesa, instituciones y Cuerpos de Seguridad del Estado?
–MP: Son todos responsables. El problema está tan entrelazado que estoy seguro que ninguna de las partes puede dar respuesta por separado, porque los fallos y carencias de cada una se alimentan con las del otro. Y eso hace que sea más complicado resolverlo, de forma que constatamos que cuando la pobreza se cronifica la Zona Norte se convierte en un lugar que absorbe a los últimos que el sistema descarta y se entra en esta dinámica donde nadie hace nada, tanto Endesa como las demás instancias. A la vista está.
–MM: Como soy antropólogo, me gusta el refranero: 'Entre todas la mataron y ella sola se murió'. El principal responsable desde mi punto de vista es Endesa, que no cumple con su obligación. Tiene un contrato firmado con muchos vecinos y lo incumple. Y la administración que tiene que velar porque se cumpla ese contrato tampoco lo están haciendo. ¿Qué pasa si dejas de pagar la luz? Que Endesa te la corta, pero al revés, a Endesa no le pasa nada. Hoy he leído que Endesa es una empresa del Ibex y que «supera sus objetivos y consigue un beneficio neto ordinario de 1.511 millones de euros». ¿A qué estamos jugando?
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–¿Cómo se soluciona el problemón que se vive en Norte, y no me refiero tan solo a los apagones?
–MP: La teoría nos la sabemos todos. Lo que no sabemos es qué tecla hay que tocar para que se ponga en marcha un plan para que empiece a solucionarse una realidad compleja como la de la Zona Norte. Hay que hablar de vivienda, de salud, de educación; hay que hablar de urbanismo, de fracaso escolar, de mucho paro, y de parados poco cualificados o directamente sin cualificar. El plan tiene que ser realmente integral. Ocurre según mi parecer que los que se han asentado en política no vienen a servir al bien común sino a servirse. Vivimos en un mundo donde lo más importante es tener dinero para poder gastarlo. Vivimos en una sociedad capitalista que no tiene escrúpulos y todos hemos sido contagiados por esta ideología. Hay gente que somos responsables y somos víctimas, de forma que, o cambiamos este tipo de organización socioeconómica y humanizamos el capitalismo, o esto no tiene salida. Qué podemos esperar de Endesa si con todos sus beneficios no es siquiera capaz de cumplir con sus obligaciones con los vecinos.
–MM: Estoy convencidísimo de que los apagones tienen solución. Pero hay que actuar. Primero, Endesa. Le exijo públicamente que garantice la luz a todas las personas dependientes o enfermas que tienen su contrato y que no tienen luz. Esta mañana estaban aquí las dos directoras de los dos centros de salud de la Zona Norte y se te ponían los pelos de punta con las historias que nos contaban. Lo segundo que pido a Endesa es que garantice la luz a todas las familias con un contrato en regla. Que indemnice también a las familias afectadas por los perjuicios causados durante muchos años. Que renueve y actualice la red eléctrica y todas las instalaciones. Que invierta, que tiene beneficios. Que acaben los cortes de suministro eléctrico y, algo que es sangrante, que ponga a disposición de los vecinos un teléfono directo, que cuando hay un apagón, los vecinos llaman a Endesa y les responde una máquina. Es inhumano
–MP: Es el remate de la locura.
–MM: A la Junta le exijo que acabe con el parque irregular de viviendas y con el mercado negro que hay, que realice un control y seguimiento de las viviendas públicas. Que inste y sancione a Endesa cuando no cumpla con los contratos que tiene firmados con los usuarios. Yal Gobierno, que acabe con la industria de la marihuana en Granada de una vez
–¿Cómo?
–MP: Doctores tiene la Iglesia
–MM: El Ayuntamiento tiene que actuar de mediador entre las partes y liderar el proceso. Y a las tres administraciones juntas, que se dejen de escurrir el bulto. Que no han sido capaces de traer al director general de Endesa y echar una jornada de trabajo, ya te lo he dicho. Y hacen falta alternativas globales. De educación, empleo, servicios sociales, vivienda… De todo.
–Volvamos a la droga, las drogas. ¿Qué ha cambiado hoy en día respecto a décadas anteriores?
–MP: No sé si hay que hacer referencia directa, pero sobre todo ha cambiado el rostro de la pobreza. Gracias a Dios las familias están cubiertas en lo básico porque hay ingreso de dinero que antes no había. Pero la pobreza lleva aparejada que cuando no hay criterios, motivaciones de trabajo y responsabilidades, genera relaciones de tensión, violencia, miedo. La pobreza sigue estando presente con otro rostro.
–MM: Pienso lo mismo. La pobreza tiene muchos rostros, pero allí le ponemos cara. Pero estas cosas ocurren porque alguien va allí a por ellas y hace negocio. Antes se consumía y ahora como es el tener por el tener, es a producir y a producir. ¿Y la persona dónde queda?
–En las series de televisión del narcotraficante Pablo Escobar se habla del 'Narco', una mutación americana de la Mafia, que todo lo ocupa, lo corroe y lo corrompe. Del que nadie escapa. ¿Es la marihuana hoy en día ese determinante social del que no se puede escapar?
–MP: Claro, sí. Este tipo de economía sumergida es la que se ha implantado con todas sus consecuencias, partiendo de que es una actividad ilegal, en las mismas relaciones laborales y vecinales. Darle salida a esa producción ciertamente genera muchos problemas, de malas conciencias, de salidas descabelladas ante problemas que pueden solucionarse fácilmente de otra manera, envidias porque cuando hay gente que no participa pero que sufre las consecuencias se acumulan tensiones y el ambiente es irrespirable y surge la envidia, el miedo, el recelo. Y por otro lado cuando queremos trabajar con los jóvenes nos encontramos con una sociedad que nos bombardea con el consumo, y ahí tienen una salida fácil para consumir. Nos cuesta convencer de que una vida de formación y de estudio dignifica y que a la larga tiene más salida que el 'trabajo' que ahora realizan.
–MM: No podemos vivir de espaldas a la realidad. Y los políticos tienen que darle una solución. Y el problema está por todos los pueblos de Granada también. ¿A qué esperan para poner orden?
–¿Les van a hacer caso?
–MP: Alguien nos hará caso. Me creo tanto que pueden cambiar los políticos como pueden cambiar los jóvenes de nuestros barrios. Solo hay que caminar juntos, escucharnos.
–MM: Nos tienen que hacer caso. Es tan justo lo que pedimos que algún día lo conseguiremos. Y si no, seguiremos protestando.
Mario Picazo (Nigüelas. 1960) es el párroco de La Paz. Estudió en el Seminario de Granada y en la Facultad de Teología de los Jesuitas. Siempre ha estado en parroquias de Granada. «Desde el principio me interesaron las misiones pero por circunstancias de salud familiar me he tenido que quedar por aquí». Soy consiliario nacional de la JOC (Juventud Obrera Cristiana), es decir, el sacerdote que acompaña a los jóvenes en un proceso educativo evangelizador que parte siempre de la vida y pretende la formación de las personas y la transformación de la sociedad, según el modelo del Evangelio.
–Vamos, que es muy de derechas
–Jajajajajaajaja. Al contrario
Manuel Martín (Nigüelas. 1962) es el Defensor de la Ciudadanía. Es doctor en Derecho y Ciencias Sociales. «Y luego soy trabajador social y antropólogo. Mi primer trabajo fue con enfermos de lepra en Granada. Antes hice las prácticas de trabajo social en la Zona Norte durante tres años». En 1987 aprobó las oposiciones al Ayuntamiento. «Un día el alcalde, Antonio Jara, me llamó a su despacho. Tenía fama entre los funcionarios de que cuando te llamaba era para reñirte. Y cuando me llamó era para decirme si quería irme de director al centro de servicios Norte. Le dije que no podía decir que no».
Mario Picazo añade que «todo el mundo tiene una ideología, hasta los que no son conscientes. Toda mi aproximación a la realidad y mi interés por los pobres es por mi Fe en Jesucristo. Me valgo de las Ciencias Sociales y de la realidad social. Mi tendencia es más de izquierdas, pero no es la ideología lo que me mueve en absoluto. A través de los partidos de izquierdas se puede alentar el compromiso cristiano. «Parece que para ser cristiano hay que ser de derechas», se interrumpen Mario y Manuel. Como desde hace más de medio siglo en Nigüelas, vuelven a coincidir.
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