Los vecinos hacen cola en el Covirán de Plaza Larga. RAMÓN L. PÉREZ

Los barrios piden ayudas sociales y planes para salvar al pequeño comercio en la desescalada

Son dos de los asuntos de urgencia que preocupan en los distritos de la capital, por encima de las habituales peticiones de obras y mantenimiento

Javier Morales

Granada

Jueves, 7 de mayo 2020, 02:13

Obras, vigilancia y mantenimiento. Es el triángulo habitual de peticiones en las juntas municipales de distrito, los 'plenos' a pie de calle en los que ... las asociaciones de vecinos trasladan al Ayuntamiento sus ideas y reclamaciones. La pandemia ha interrumpido estas reuniones –una al mes en cada una de las ocho divisiones administrativas de la ciudad–, pero los portavoces siguen en contacto con el equipo de Gobierno. Ahora, sin embargo, no piden obras públicas –salvo las urgentes–, ni reclaman vigilancia. Tampoco es necesario un mejor mantenimiento, pues las calles estuvieron vacías prácticamente vacías hasta el sábado. Para la desescalada, ponen el foco en la ayuda a las familias y el apoyo al comercio de barrio.

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Anticipan que la crisis económica arrastrará al paro a un buen número de familias. En pocas semanas, el banco de alimentos del Zaidín ha incluido a 100 hogares. Son ya 1.421 los atendidos, gracias a los voluntarios, entre otros colectivos, de Protección Civil. El portavoz de los vecinos, AntonioRuiz, lanza una propuesta: destinar a alimentos el dinero que estaba pensado para las fiestas del barrio. «Hay que pagar el alquiler, luz, agua, transporte de alimentos... Va a haber más parados de los que había, más gente en riesgo de exclusión, y no vamos a poder seguir con el banco porque no hay ninguna administración que nos ayude a mantenerlo», relata. Están a la espera de que el área de Derechos Sociales les dé una respuesta: «Teníamos dinero hasta abril, se lo dije al concejal y dijo que lo iba a estudiar, pero nadie me ha llamado».

En el distrito Centro, el barrio del Realejo, tan vivo hasta hace unas semanas entre los nuevos inquilinos jóvenes y sus vecinos de toda la vida, empieza a recuperar el pulso con los primeros permisos para salir a pasear. «El servicio de mantenimiento está funcionando.Ha habido arreglos en el Campo del Príncipe, donde había árboles en mal estado y se va a ampliar el riego por goteo», explica Alejandro Corral. Siguen pendientes del futuro del Cuarto Real de Santo Domingo, pero ahora dan protagonismo a la situación social:«Hay cosas que pueden esperar, porque habrá que priorizar las ayudas a las personas que se han quedado sin trabajo y sin casa, que son mucho más urgentes que arreglar una acera o una calle», opina.

Pagar las facturas

Tampoco es momento para grandes reformas en Almanjáyar, al Norte de la ciudad. No es hora, ejemplifica Ángel Rubio, de cambiar farolas ni asfaltar las calles. Ya habrá tiempo. Lo que toca es dar una ayuda «más directa a las familias». Reclaman un plan de emergencia social que complemente las actuaciones de los servicios municipales, para que las familias puedan pagar las facturas, alimentos y medicinas.

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El barrio suma crisis sin terminar de salir de las anteriores. Es común, entre las asociaciones del distrito Norte, la petición de planes estables y efectivos contra el desempleo, especializados en un espacio geográfico de la ciudad cuyas necesidades son muy específicas. «Siempre hemos reivindicado planes contra la exclusión y la marginación en puntos como Cartuja, La Paz, Molino Nuevo o Almanjáyar. La situación es muy grave, y peor se va a poner. Antes había problemas de crisis, y ahora van a ser peores», cuenta Ángel Rubio.

Sugieren que los planes no se destinen a contratar a personal técnico, sino que las ayudas sean directas para las familias. «Lo propusimos al anterior equipo de gobierno y no nos hicieron caso. Las familias tendrían ahora seis millones de euros para alimentarse», señala. Los vecinos se han organizado en asamblea para atender a las familias, pero tienen dificultad incluso para encontrar locales en los que organizar la tarea.

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«La verdad es que el barrio, de limpieza, se ve mejor que nunca», señala José Fernández Ocaña, portavoz de los vecinos de La Chana. Ellos tratarán de impulsar una campaña a favor del pequeño comercio, «que se va a sentir muy afectado». Y abordarán con Derechos Sociales la situación del barrio, los sectores que han quedado en peor situación. «He recibido ya bastantes llamadas de colectivos, y muchas familias se han puesto en contacto con nosotros», cuenta. «Nos va a afectar mucho y vamos a tener que remangarnos todos y remar en la misma dirección».

Es pronto para poner números al varapalo al empleo a medio y largo plazo, pero temen una crisis que llega sin que los hogares se hayan repuesto de la de 2008. Sin olvidar los proyectos que llevan años atascados, los barrios asumen que en los próximos meses toca pelear por sus vecinos.

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