El centro de Granada dice adiós a su panadería más premiada

Adiós a una panadería querida y admirada. El éxito empresarial gracias a la dedicación plena y a la apuesta por el emprendimiento y la calidad chocan muchas veces con un ritmo de vida que implica sacrificios personales casi imposibles de asumir. Eso es lo que le ha pasado a la gerencia del Obrador La Integral, en la calle Ribera del Genil. «Por motivos personales se traspasa obrador de panadería en pleno funcionamiento en el centro de Granada».

Tras ese anuncio se esconden seis años de un «gran esfuerzo» por «recuperar para la ciudad el obrador de toda la vida, con pan de masa madre y materias primas de primera calidad», cuenta quien ha sacado adelante este proyecto, Ester Navarro. Ella es ingeniera química y su relación con el pan comenzó hace ya mucho tiempo, cuando estuvo trabajando en la investigación de este producto en un laboratorio en Alemania.

Decidió regresar a Granada y tenía claro que quería dedicarse al pan y conseguir «un negocio rompedor con lo que había en Granada». Logró, además de ofrecer un pan tan bueno que ha sido premiado con el galardón más prestigioso que se puede recibir en España junto a la 'La miga de oro', la 'Estrella DIR Informática'., recuperar una forma tradicional de ofrecer pan a los granadinos.

Lo ha logrado pese a que la situación en los últimos años ha sido «muy complicada», señala Ester. La pandemia primero y la subida del precio de la electricidad y de las materias primas después, han hecho que los últimos tres años hayan sido «muy duros». Pero no es esta la causa del cierre, sino la conciliación familiar. El sacrificio que conlleva trabajar de noche hace que se le reste tiempo a la familia, que está por encima de todo.

Todo ello gracias a equipo de trabajo conformado por cinco mujeres. Fanny, la cara visible de la tienda; Loukia, que elabora a diario junto Ester los panes; Rima, la repostera y la creadora de la famosa pastela; y Mai, la repartirora.

Mientras Ester Navarro da forma a nuevos proyectos profesionales, ofrece un negocio perfectamente equipado con un local reformado, la maquinaria específica para seguir funcionando como obrador y todo el utillaje necesario para mantener vivo este proyecto, aunque sea en manos de otro propietario.

Deja también, con mucho dolor, el contacto con una «clientela fija y la cercanía con la gente» del barrio y de toda Granada. No solo particulares que se acercaban allí a comprar, sino que abastecen a muchos restaurantes de la ciudad.

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